Sometimes the pink turns into black

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Chaeyoung quedó en blanco por unos segundos, el tono autoritario de Mina había hecho maravillas con su libido. Sonrió de forma arrogante sorprendiéndose por el gemido ahogado que escapó de la garganta de Mina.

—Lo siento, cariño. Pero ahora yo doy las órdenes.—Se mofó la castaña con soberbia. Mina sintió la boca seca. La pelinegra asintió absorta dejándose imponer impactada por aquella faceta demandante de su amiga sin poder dejar de pensar en lo sexy que era. —¿Confías en mí?—Inquirió la castaña suavizando su tono y Mina reconoció un vestigio de preocupación, esa era su Chaeyoung.

—Sí.—Contestó la pelinegra y Son Chaeyoung sabía que Mina no había dudado, es más, casi vio "siempre" reflejado en esos ojos profundos que brillaban de excitación y de algo más que la castaña desconocía.

Chaeyoung se obligó a despegar sus ojos de cuerpo de Myoui y realizó un barrido visual del ascensor, encontró su chaqueta no muy lejos del vestido de Mina y lo alcanzó, lo extendió en el suelo ante una impaciente pelinegra que la observaba sin comprender lo que estaba haciendo.

—Date vuelta y recuéstate en el abrigo, ahora.—Ordenó la mayor sintiendo el cuerpo caliente de Mina siguiendo sus órdenes sin titubear.

Chaeyoung besó su nuca y sintió a Mina abrir las piernas y aferrarse al gabán, la piel blanca de Mina contrastaba de forma deliciosa con el negro de su gabardina y Chaeyoung sintió un tirón en su entrepierna, moría por tocarla, moría por sentirla debajo suyo y mataba por llevar a su mejor amiga al orgasmo. En sus ojos brilló la chispa de la lujuria a pesar de lo mucho que su cerebro le suplicaba que saliera corriendo.

—Chaeng...—Se quejó Myoui tratando de no derretirse ahí mismo, el roce de la tela, el perfume de Chaeyoung impregnado en el abrigo y los labios de la castaña recorriendo el surco de su espalda con besos apasionados la estaban enloqueciendo.

Sus caderas se movían solas y Mina se restregó penosamente contra su compañera quien la observaba abrumada por el deseo. Son trataba de negarse ante los pensamientos pecaminosos que pasaban por su cabeza y darle una primera vez llena de dulzura y lentitud pero con cada gemido que Mina ahogaba se moría por poseerla y sus intenciones se hacían menos buenas. Recorrió con una lentitud pasmosa la espalda y los rincones más sensibles de su cuerpo mientras la Japonesa se deshacía con cada caricia, Chaeyoung podía sentir las extremidades de la Japonesa tensandose y sabía que Mina estaba a punto de llegar pero su parte racional se había ido y ahora sólo quería complacerse y complacer.

Mina se sentía en otra dimensión, su cabeza no funcionaba bien y lo único que podía hacer era abandonarse ante el placer, sintió a Chaeyoung enredar sus piernas con las suyas, los pechos firmes y suaves sobre su espalda y su aliento golpeando sin piedad su cuello. Dos prendas eran lo único que le impedía sentir a Chaeyoung totalmente y Mina se desesperó, si algo no pasaba ya mismo, Mina estaba muy segura de que iba a perder la cabeza y probablemente terminaría obligando a Chaeyoung a llevarla al final. YA.

—¿Confías en mí?—Susurró una vez más esa voz ronca por el deseo contra su oído.

Mina podía sentir la necesidad apremiante, la promesa implícita en sus palabras y el ardiente tono que jamás había escuchado antes en la voz de Chaeyoung. Nunca en su vida se había sentido tan jodidamente caliente como en ese instante. Asintió frenéticamente deseando que los preliminares llegaran a su fin, necesitando a Chaeyoung más que nunca. sintió sus manos jugueteando con sus pezones duros y su rodilla peligrosamente cerca de su entrepierna, sintió su humedad creciendo con cada provocación.

—M-más que en nadie...—Se las arregló para responder y Chaeyoung ahogó un gemido al escuchar aquel tono erótico salir de los labios de la pelinegra.

➤Miénteme | 𝑴𝒊𝑪𝒉𝒂𝒆𝒏𝒈Where stories live. Discover now