Capítulo 2

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8 años después....

-iVenga Candy, sal de una vez!-

Annie aporreó la puerta del baño que compartían en el chalé que los Andrew tenían en la sierra. El pueblo más cercano celebraba sus fiestas patronales y, aprovechando que no se encontraba nadie de la familia en la ciudad, había invitado a unos cuantos amigos a pasar allí el fin de semana.

La puerta se abrió por fin y apareció Candy con un llamativo vestido corto, una chaqueta de punto de un tono verde chillón y su pelo rubio luciendo un despeinado perfecto.

- iVoilá! -Giró sobre sí misma y el ruedo de la falda acompañó el movimiento, mostrando la provocativa ropa interior de encaje que llevaba debajo.

-iSerás guarra! ¿De dónde has sacado esas bragas? -preguntó Annie con admiración.

- Las encargué especialmente para la ocasión.-

Los ojos verdes estallaron de satisfacción al observar su reflejo en el espejo que ocupaba buena parte de la pared. Gracias a Dios, su cuerpo había decidido dejar de crecer de una vez y, por fin, sus largas piernas guardaban proporción con el resto.

Annie bajó las suyas de la cama, enfundadas en unos ajustados pantalones vaqueros mucho más apropiados para la ocasión que el extravagante aunque favorecedor, conjunto que lucía su amiga- y se la quedó mirando con el ceño fruncido.

-iCreía que me estabas tomando el pelo!...¡no puedo creer que pretendas seguir adelante con esa idea disparatada!- La rubia le devolvió una mirada cargada de reproche.

-Pero Annie, llevo planeando este momento desde que cumplí los dieciséis; hemos hablado de ello ochenta veces. Me conoces de toda la vida y sabes que me gusta organizar las cosas con tiempo, te dije que en cuanto cumpliera los dieciocho perdería la virginidad y... ¿de quién es el cumple hoy?.-

-Pensé que lo decías en broma. No puedo creer que le plantees en serio semejante aberración, ¡ni siquiera estás enamorada de Robert!- estaba completamente escandalizada, pero Candy chasqueó la lengua con impaciencia.

-Ay Annie, ¡de verdad! -Alzó los ojos al cielo y preguntó con el mismo tono de una madre que se arma de paciencia al enfrentarse a un hijo algo torpe. -¿cómo quieres que esté enamorada de un tipo que no sabe hablar más que de sí mismo?.-

-¡Pues entonces!, ¿puede saberse que especie de locura te ha entrado?.-

Al ver la absoluta incomprensión que rezumaban los ojos color azul, Candy se sentó junto a ella sobre el colchón y trató de explicárselo con calma.

-Ya te lo he dicho, no es ninguna locura, Robert es un creído, de acuerdo, pero no me negarás que ha salido con un montón de chicas. No creo que pueda haber una situación más gore en la vida que perder la virginidad con un tipo que no tiene ninguna experiencia. iCaray, solo de pensarlo ... ! -.El intenso estremecimiento que recorrió su cuerpo esbelto fue de lo más teatral.

-iEso no es garantía de nada! iPor Dios, Candy, la primera vez tiene que ser con alguien especial, ¡alguien a quien quieras con toda tu alma!. -Annie tenía ganas de tirarse de los pelos, pero se daba cuenta de que su amiga estaba decidida y sabía bien que era más terca que una mula.

- No te preocupes Annie- la rubia le dirigió una de aquellas radiantes sonrisas élficas, marca de la casa, que empleaba cuando trataba de convencer a alguien de algo no del todo razonable.- Lo tengo todo planeado, hace un mes que empecé a tomar la píldora y he comprado preservativos, así que, por ese lado, no hay peligro.-

-Además, he llevado a la casita unas mantas para estar más cómodos. También me he agenciado unas velas, aunque al final no sé si las encenderé o no; depende de la vergüenza que me dé, aún no hace mucho frío por las noches, por lo que estaremos a gusto. -Candy se refería a la casita de juegos que estaba al fondo del jardín. una réplica en miniatura de la casa principal, en donde habían pasado incontables horas jugando a las muñecas cuando eran pequeñas.

ODIO A PRIMERA VISTAحيث تعيش القصص. اكتشف الآن