11. Tenebrous Mark

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LA MARCA TENEBROSA

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—¿Qué...? —exclamó Ron, poniéndose en pie de un salto y mirando hacia arriba.

Se trataba de una calavera de tamaño colosal, compuesta de lo que parecían estrellas de color esmeralda y con una lengua en forma de serpiente que le salía de la boca. Mientras miraban, la imagen se alzaba más y más, resplandeciendo en una bruma de humo verdoso, estampada en el cielo negro como si se tratara de una nueva constelación. De pronto, el bosque se llenó de gritos.

Annie ahogó un grito.

—¡Hay que irnos! —exclamó desesperadamente tirando de Harry.

—¿Qué pasa? —preguntó Harry, sobresaltándose al ver la cara de ella tan pálida y aterrorizada.

—¡Es la Marca Tenebrosa, Harry! —gimió Hermione, tirando de él con toda su fuerza—. ¡El signo de Quien-tú-sabes!

—¿El de Voldemort?

—¡Vamos, Harry!

—Harry, porfavor —gimió Annie envuelta en pánico. El azabache se desesperó al ver la expresión de Annie.

Harry se volvió, mientras Ron recogía a toda prisa su miniatura de Krum, y los tres se dispusieron a cruzar el claro. Pero tan sólo habían dado unos pocos pasos, cuando una serie de ruiditos anunció la repentina aparición, de la nada, de una veintena de magos que los rodearon.

Todos habían sacado las varitas y estaban apuntándolos.

—¡AGÁCHENSE! —gritó Annie tirando de Ron hasta el suelo, mientras Harry hacía lo mismo con Hermione.

—¡Desmaius! —gritaron las veinte voces. Hubo una serie de destellos cegadores, y Annie sintió que el pelo se le agitaba como si un viento formidable acabara de barrer el claro.

Al levantar la cabeza un centímetro, vio unos chorros de luz roja que salían de las varitas de los magos, pasaban por encima de ellos, cruzándose, rebotaban en los troncos de los árboles y se perdían luego en la oscuridad.

—¡Alto! —gritó una voz familiar—. ¡ALTO! ¡Es mi hijo!

Annie levantó la vista para ver al señor Weasley caminar hasta ellos, horrorizado.

—Ron... Harry... —Su voz sonaba temblorosa—. Hermione... Annie... ¿Están bien?

—Apártate, Arthur —dijo una voz fría y cortante. Era el señor Crouch. Él y los otros magos del Ministerio estaban acercándose. Annie se puso de pie agarrando firmemente su varita.

Crouch tenía el rostro crispado de rabia.

—¿Quién de ustedes lo ha hecho? —dijo bruscamente, fulminándolos con la mirada—. ¿Quién de ustedes ha invocado la Marca Tenebrosa?

—¡Nosotros no hemos invocado eso! —exclamó Harry, señalando la calavera.

—¡No hemos hecho nada! —añadió Ron, frotándose el codo y mirando a su padre con expresión indignada—. ¿Por qué nos atacan?

—¡No mienta, señor Potter! —gritó el señor Crouch. Seguía apuntando a Ron con la varita, y los ojos casi se le salían de las órbitas: parecía enloquecido—. ¡Lo hemos descubierto en el lugar del crimen!

—¡Nosotros no hemos hecho nada! —exclamó Annie, molesta.

—Barty... —susurró una bruja vestida con una bata larga de lana—. Son niños, Barty. Nunca podrían haberlo hecho...

Annie y el Cáliz de FuegoWhere stories live. Discover now