Chapter 9

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Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, son propiedad de J.K. Rowling. La historia tampoco me pertenece, esta pertenece a camnz  y esta historia fue beteada por Flame's Child.

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Al día siguiente Hermione todavía estaba enojada. En realidad, ella se sentía disgustada y herida, aunque no podía entender por qué estaba herida. No es como si ella confiara en él, ni mucho menos, pero dolía que la trataran de esa forma. Sin embargo, algo sentía que de igual manera él debió haber cuidado de ella.

Quizás Connie tenía razón y esto era estrictamente una transacción financiera. La preocupación no se extendió más allá de darte sustento económico. Si ella iba a sobrevivir en este mundo, tendría que volverse más dura y no debería esperar ridículamente que Draco Malfoy estuviera pendiente de ella. Este no era un mundo donde alguien la cuidaría.

Excepto por tal vez Edna y Delia. Sabían que algo andaba mal y estaban intentando desesperadamente hacerla sentir bien. No iba a decirles exactamente lo que le sucedió, aunque podía imaginar a Delia caminando toda temblorosa hacia Draco y lo golpearía con su bolso. Al menos ese pensamiento consiguió sacarle una carcajada.

Hermione tenía que pensar qué iba a hacer ahora. Tendría que vender el collar que él le regaló. Probablemente eso las mantendría por unos meses, pero después tendría que hacer algo. Consideró vender su ropa nueva, lo que prolongaría su supervivencia por un poco más de tiempo.

Ella sabía lo que Connie le diría, que conservara la ropa y que buscara a alguien rico y generoso. Se preguntó qué diría Connie sobre lo que Draco hizo. ¿Se suponía que debía soportar algo así? No conocía a Connie lo suficiente como para juzgar cómo reaccionaría ante algo así. Connie probablemente era lo suficientemente inteligente como para nunca encontrarse en semejante situación. Hermione odiaba sentirse estúpida.

Al menos el día era bonito. El sol brillaba haciendo que el frío invernal se alejara. El clima eventualmente cambió en los próximos días, al igual que el estado de ánimo de Hermione.

Sabía que necesitaba comenzar a pensar qué hacer. La mendicidad no era algo atractivo y si no fuera inteligente, estaría en la calle trabajando como prostituta, el que era un destino aún peor.

Hermione no sabía qué hacer, así que le escribió una nota a Connie pidiéndole que la aconsejara. Le agradaba bastante la idea de tener un patrocinador. Un hombre amable, con quien tener una vida tranquila y le brindara gentil compañía. Hermione no tenía idea de cómo lograr eso, pero apostaba que Connie sí.

Connie apareció unos días después y salieron a dar un paseo. Hermione llevaba uno de los vestidos menos formales, el cual también era de un color menos brillante, pero todavía estaba claro a qué clase social pertenecía.

Caminaron lentamente del brazo hacia una de las Pastelerías en el Callejón Diagon. La panadería francesa tenía pintorescas mesitas y sillas de bronce y mármol. Esta era una tienda que servía a los sangre pura y ciertas mujeres desvergonzadas a las cuales las mujeres de sangre pura miraban con desaprobación mientras bebían sus chocolates calientes. Hermione tuvo la impresión de que a Connie le gustaba molestarlas.

Hermione odiaba este mundo y estaba bastante segura de que Connie también lo hacía, aunque su nueva amiga tomó el camino que resaltaba hipocresía de la sociedad.

—Las esposas tampoco tienen poder aquí —Connie dijo—. Existen para reproducirse y su valor como persona se basa en poder crear vida en sus entrañas. No tienen nada más que hacer aparte de eso.

Absolutamente despreciableWhere stories live. Discover now