Chapter 22

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Disclaimer: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, son propiedad de J.K. Rowling. La historia tampoco me pertenece, es de camnz y fue beteada por Flame's Child.

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Al día siguiente Hermione despertó tensa, era un poco aterrador saber que en el camino entre ella y una nueva vida tal vez no había nada. Si Draco se enteraba, probablemente se enojaría. Menos mal que a ella no le importaba lo que él pensara, pero se sentía paranoica y eso la estaba haciendo mirar sobre su hombro, lo cual era ridículo, aunque también lo era maldecirla para que no se fuera.

Si todo lo demás fallaba, podría ir al Wizengamot para que la liberaran, pero no estaba segura de que la oirían. Probablemente estarían demasiado avergonzados desde el punto de vista político de que los sangre sucia tengan lazos con los de su tipo y que éstos sientan celos de ellos.

No, no tendría una oportunidad para defenderse. Sólo Dios sabe lo que haría si se enteraba, tal vez incluso la pondría bajo la maldición Imperio. Ella no podría dejarlo, él incluso la secuestraría, ¿quién lo detendría? Ciertamente no sentía que pudiera confiar en la amistad de Ron, en que se convirtiera en su gran defensor. No era probable.

Ella tomaría lo que él le ofrecía, pero no lo perdonaría. Si esto hubiera pasado hace unos años, ella no querría tener nada que ver con él, pero las cosas habían cambiado y si los sangre pura le ofrecían algo, no tendría reparos en aceptarlo. Al final, Ron era un sangre pura.

Hermione reconoció cuán cansada estaba. Quizás ella tampoco era capaz de ver más allá del estado de sangre. La esperanza de ponerle un fin a todo esto había comenzado a cobrar vida en ella y no podía extinguirla. Crecía a cada minuto, como su determinación.

Le dijo a Edna que estaba pensando en irse. Edna se negó a mostrarle nada más que apoyo, como si fuera el único camino hacia adelante. Tal vez lo era, porque Hermione por alguna razón, no podía ver ningún otro camino.

Si las cosas funcionaban, le pediría a Connie que vendiera todas sus cosas para apoyar a Edna. Connie podría obtener un buen precio por ello. Edna se quedaría en el apartamento, con las joyas que Draco le regaló y con una buena administración, podrían servirle durante unos buenos diez años.

La tentación de alejarse de todo picaba bajo su piel. Todo el dolor, humillación y tristeza. Sólo dejarlo todo atrás, comenzar de nuevo sin recuerdos de ese horrible lugar. En el brillante mundo muggle.

También olvidaría dónde estaban sus padres, perdidos en Australia sin saber que tenían una hija. Ese era el único inconveniente en el plan, tal vez nunca se reencontrarían. Por otra parte, nunca se le permitiría buscarlos si se quedaba ahí y su varita no podría manejar algo tan complejo como deshacer los hechizos de memoria.

Su mente estaba zumbando tratando de pensar qué hacer, tenía que haber alguna forma de evitar esto. Si sólo pudiera recibir un mensaje para ella misma. Quizás podría escribir algo en su brazo para decirle dónde estaban o una carta. El contacto directo como un búho estaba fuera de cuestión.

Un golpe en la puerta rompió sus meditaciones.

—Ron —dijo mientras abría la puerta.

—Traje un Rompe maldiciones —comentó Ron—. Ella no puede quedarse mucho tiempo.

Era la forma en que Ron le decía que esto le estaba costando una fortuna. Ella dejó entrar a Ron y a la anciana.

Esta no era una buena anciana como Edna. Esta era una vieja arpía. Realmente un modelo de los villanos de Disney. La nariz ganchuda y el cabello feo de la mujer hicieron que quisiera apartar su mano, pero ella le ofreció el saludo. La mujer no tomó la mano extendida de Hermione, obviamente no era una fan de las clases bajas.

Absolutamente despreciableWhere stories live. Discover now