Capítulo 9

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Nota: el vídeo de arriba quiero que lo vean después de leer el capítulo.

~•~

Después de una larga noche en vela, Sakura se levantó de la cama al sentir que su mamá se había despertado.
No había podido dormir nada en toda la noche por la preocupación del pergamino, tenía miedo de que se hubiese extraviado.

Al sentir los pasos de Mebuki caminar escaleras abajo para ir a la cocina Sakura se colocó de pie para ir a hablar con ella, pero cuando sostuvo el pómulo de la puerta se detuvo, pensó que sería muy apresurado preguntarle a su mamá recién levantada, quizá su madre sospecharía que estaba desesperada.

Suspiró y se alejó de la puerta para buscar su toalla a irse a dar una ducha fría para recuperar sus sentidos que había perdido por culpa de la desesperación.

Después de la ducha, se colocó su ropa normal con la que suele ir a trabajar. Se miró al espejo y se dio cuenta que unas profundas ojeras estaban bajo sus ojos; no había dormido nada y se sentía aún bajo los efectos del alcohol. Debía tomar algo de cafeína para que se le pasara, así podría ir a trabajar con tranquilidad y continuar.

Después de arreglarse había ido a la cocina donde estaba su madre preparando el desayuno.

La madre de Sakura estaba aún en bata mientras preparaba el desayuno en la cocina. Sakura la miró y se sentó en el comedor mientras hacía ruido al mover la silla.

Sakura solo veía como su madre, estando de espaldas, movía las manos y los codos en el quehacer. Mebuki se detuvo al escuchar la silla hacer ruido en el comedor.

—¿Querido? —pregunró creyendo que se trataba de Kizashi, su marido.

Su voz sonaba un poco apagada, quizá era el cansancio. Sakura nunca se levantaba tan temprano para ver con qué ánimo su madre si lo hacia.

—¿Sakura? —preguntó tras ver qué ante su primera pregunta solo había quedado un silencio.

—Si, soy yo, mamá.

Los ruidos en la cocina volvieron a escucharse. Mebuki continuó cocinando al tener la certeza de que quien había aparecido era su hija.

—¿Qué haces despierta tan temprano? —resopló por la nariz. —No es muy común.

—Bueno... —Sakura bajó la mirada mientras jugaba con sus manos. —Tengo que trabajar temprano hoy. Mi turno se vio interrumpido.

Hubo un silencio de algunos segundos antes de que su madre volviera a hablar. Se había concentrado en la comida y guardaba silencio para poder hacerlo mejor.

—Ya veo. —dijo unos segundos después para retirarse del mesón y acercarse al lavaplatos para enjuagar sus manos.

—¿Cómo estás, madre?

—Bien, cariño. ¿Y tú? —respondió aun de espaldas mientras secaba sus manos en una pequeña toalla que estaba en la cocina.

—Estoy bien, gracias.

Por fin Mebuki se dio la vuelta para encontrarse con los ojos de su hija, y se sorprendió de verla tan ojerosa. Su mirada expresó preocupación y se acercó a ella mientras dejaba en el fogón la comida puesta.

—¿Te sucede algo, Saku? —miró sus ojos con preocupación.

—No, no, estoy bien.

—¿Y esas ojeras? —preguntó sentandose frente a ella en el comedor. —¿Y esa mirada tan apagada?

—Estyo bien, madre. Solo que anoche estuve trabajando en un caso medico, eso es todo. —mintió.

Y entonces las palabras "¿Y esa mirada cansada?" Sonó en su cabeza. Sakura no era consciente de que en ella había algo que no era igual que antes, tampoco se detenía a pensar que era. Creía que la gente estaba exagerando al respecto.

«Sin sentimientos» [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora