Capítulo 22

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Recuperar sus sentimientos de golpe no fue tan magnífico como todos sus amigos creían que lo sería. No sé trata de despertarlos y volver a sentir amor por todos sus amigos y preocuparse con ellos, se trataba de algo más profundo que Hayami había olvidado mencionar: el peso, la culpabilidad, la tristeza, el miedo.

Había lastimado a muchos, se había comportado indiferente y cruel con otros, y no podía soportar todo lo que estaba sucediendo, le costaba procesarlo. Su corazón se sentía vacío y roto, sintió como si ella misma lo hubiese hecho pedazos. Una parte dulce de ella se había esfumado, y al recordar todo lo que sucedió en eso, se desmoronaba cada vez más.

Quería estar sola porque necesitaba pensar, esclarecer sus pensamientos y los sentimientos que la estaban invadiendo, quizá cuando no pudiese controlarlos y estuviera mejor, podría recurrir a hablar con alguien más.

Estaba en su habitación con las rodillas en el pecho y abrazando sus piernas mientras no dejaba de llorar escondiendo sus sollozos.

A pesar del dolor que sentía, comenzó a pensar con lucidez en todo lo sucedido. Taki había dicho que lo que hizo había funcionado, y Sasuke se negaba a aceptarlo, eso solo le dió a entender que ellos habían descubierto lo que sucedió, pero no se explica cómo. Pensó que quizá habían encontrado el pergamino que por culpa de ella misma se extravió, y que luego olvidó en buscar.

También estaba el hecho de que ellos pensaban que había una solución para revertir el jutsu. Había ignorado a sus amigos, personas que no se rendían ante cualquier adversidad, en especial si era una persona a la que ellos valoran.

Había estado toda la noche llorando y pensando después del festival, tanto que no durmió. Pero aquello, en vez de ser triste, resultó ser algo positivo. Ella pudo esclarecer sus pensamientos y tener en cuenta todo lo sucedido para saber que todo fue un error y ahora debía afrontar las consecuencias y saber llevar las cosas con madurez.

Al llegar el día siguiente, pensó que lo mejor que podía hacer sería hablar con algún en a quien ella estimara mucho y tuviera la suficiente confianza. La mejor persona para eso era Kakashi.

La sorpresa de Kakashi fue grande cuando Sakura entró a su oficina con notables ojeras y tristeza. Pero no sabía qué hacer o decir, no sabía cuál era el estado de Sakura en esos momentos.

—Shikamaru. —miró a su ayudante que estaba revisando unos papeles. —Por favor, podrías dejarnos a solas.

Shikamaru miró la expresión decaída de Sakura y luego la expresión seria de Kakashi, y comprendió que era mejor dejarlos solos.

—Claro. —habló en un susurro y salió de la habitación después de haber hecho una reverencia.

Una vez cerrada la puerta, Sakura se lanzó a los brazos de Kakashi mientras dejaba salir lágrimas de nuevo. El Hokage, atónito, sin comprender que sucedía, no pudo corresponder a aquel abrazo, lo que hizo que Sakura lo mirara.

—¿Qué sucede? ¿Acaso ya no me quiere solo por todo lo que sucedió?

Kakashi miró en sus ojos un brillo lleno de tristeza, y comprendiendo de a poco la situación limpió con sus dedos las lágrimas del rostro de Sakura.

—¿Qué sucede?

—Esto es terrible. —susurró. —les he hecho daño, Kakashi. De verdad lo siento. —volvió a hundir su cabeza en el pecho del Hokage, quien la abrazó para calmar su sensación.

—¿Quieres contarme qué sucede?

Ella se separó de su abrazo y asintió con la cabeza mientras se limpiaba las lágrimas. Ambos se dirigieron a la azotea de la torre, donde pudieran hablarán libremente.

«Sin sentimientos» [En Edición]Where stories live. Discover now