seis

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SEISpremio

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SEIS
premio

Stiles estaba desesperado llamando a Lara, su número lo consiguió gracias a algunos chicos de la fiesta, pero aún así el pensamiento de que le hayan dado un número falso lo enfurecía.

Cuando contestó, escuchó una voz y como la que parecía ser Lara le decía que guarde silencio.

— ¿Quién es? Este número no tengo agendado —renegó la chica, mirando fulminante a Derek Hale, el cual no le había dejado de ver los pechos desde que se volvió a cambiar.

— ¡SÍ! Soy Stiles, sé que esto sonará muy raro, más que raro...

—Al grano, Stilinski, sino le diré a Lydia que estás enamorado de ella...

Aunque era una amenaza vacía, Lara sabía que el chico se asustaría. Era tonto porque todos sabían su obsesión por Lydia.

—Solo que Scott me llamó para preguntarme si llegaste bien a tu casa, está mal de salud —Lara bufó, era una torpe excusa.

— ¡Me dejó en media canción, Stilinski! Es vergonzoso, si quiere alguna otra cita conmigo, dile que se tendrá que esforzar mucho —gruñó un poco cuando sintió los labios de Derek en sus pechos—. ¿Y sabes qué? Ojalá la próxima no lleve a otra chica.

Y colgó.

Miró molesta al hombre y se levantó de sus piernas.

—Dijiste que tenías solo unos minutos, no creo que alcance el tiempo, guapo —se inclinó en el asiento copiloto y tocó el bulto que había crecido bajo sus pantalones.

Derek gruñó al sentir la mano de ella tocarlo delicadamente. Ella sabía cómo tener a un hombre detrás de ella, por supuesto que sabía. Pero por alguna extraña razón, el hombre parecía hipnotizado.

—Ojalá la próxima tengas más tiempo, quisiera acabar bien —le guiñó un ojo y salió del carro.

Cuando estaba dispuesta a ingresar, Derek la llamó.

— ¿Me puedes prestar tu abrigo? —preguntó dejándola confundida.

Cualquiera le pide su número, no su abrigo.

— ¿Para qué...? Ugh, sabes qué, como sea —se sacó su abrigo y se lo lanzó—. Cuando me lo devuelvas, déjame tu número y veré si te llamo.

Esta vez ingresó a su casa, se sentía agotada pero no sabía porqué. Llamaría a Jackson, pero seguro estaba con Lydia y Lara no quería hacer un trio necesariamente.







A la mañana siguiente, Lara se la había pasado todo el día localizando a McCall para forzarlo a que la vea. Quería tentarlo, que él vaya detrás de ella rogando disculpas, pero al comienzo del día no fue así. En la salida recién él se había acercado.

—Te tardó milenios en tener una oportunidad conmigo, así que... Pon tu mayor esfuerzo, soy un premio que te costará muchísimo —murmuró muy cerca a él. Scott estaba callado repentinamente, con su corazón latiendo a mil por hora. Él pensaba que ella iba a besarlo, y al contrario de ese pensamiento, ella se alejó sonriéndole.

Como si supiera que lo tenía en sus manos.


DIE TRYING | Scott Mccall¹Where stories live. Discover now