dieciséis

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DIECISÉIS
lectura

Su amigo cogió el palo de lacrosse y trató de tirar la pelota en una lata que había colocado en el árbol. No lograba atinar ni una vez. Se sujetó la cabeza, no queriendo estallar en lágrimas para que su amiga lo vea así.

—Lo estás haciendo mal —se acercó la morena arrodillándose a su lado, acarició su espalda haciéndolo soltar un suspiro de tristeza—. Estás un poco ebrio y obvio no lo lograrías, estás mal y desmotivado, eso también influye...

—No lo entiendes, antes podía lograrlo hasta tomado, y ahora... —soltó un grito de frustración y tiró su botella de whiskey contra el árbol—. Soy inútil. 

Se sostuvo la cabeza mientras caía contra el suelo, sintiendo su corazón latir rápidamente. 

—Todo está bien —le susurró su amiga mientras lo abrazaba, el chico apoyó su cabeza en el pecho de su amiga, abrazándola con fuerza—. Lo lograrás de nuevo, sabes que eres el más empeñoso en ser el mejor, Scott solo mejoró...

— ¡Incluso tú! ¿No lo notas? —el joven tomó distancia mientras la miraba con desilusión—. Antes de que comience este año ni lo habías mirado, ahora hasta lo llamas por su nombre —soltó lo último con asco—. McCall se ha robado todo lo que me costó años conseguir, mierda...

Lara no estaba muy segura de qué decir al respecto. Se podía imaginar esforzándose por algo durante años y que en menos de un mes, alguien venga y se lo arrebate. La morena lo acercó y le dejó un beso en su frente, se levantó y sacó otro Jack Daniels. 

—Vamos a seguir tomando por la vida de mierda —se sentó al lado de su amigo—. Pero solo por hoy, eh —lo señaló y añadió—. Mañana tenemos que lucir espectaculares, nadie nos puede ver mal.

La morena apagó su celular y se dispuso a tomar con su amigo, quejándose de la vida que les había tocado.

[]

Cuando la morena se levantó, acarició la mano de su amigo, estaban juntos y en la misma cama, solo se habían quedado durmiendo abrazados mientras (inconscientemente) habían comenzado a llorar juntos. Jackson abrió ligeramente los ojos al sentir el tacto de su amiga y sonrió.

—Gracias por estar aquí —musitó, seguía sonámbulo. 

—Un gracias de parte tuya es más de lo que podría pedir, tú nunca dices gracias —la chica le sonrió, sentándose en la cama.

—Hay excepciones —el chico la imitó—. Odio tener que ir a clases —se quejó. 

Ambos procedieron a levantarse y desayunar, Lara se había puesto ropa que siempre dejaba en la casa de Jackson (también en la casa de Lydia), ropa de repuesto para situaciones como esta. Jackson, en cambio, se tardó un poco más porque Lara se duchó primero, ocupando el baño. Lograron sacar el olor a whiskey de sus cuerpos y fueron a la preparatoria. Lara no podía no sentirse bien con su amigo al lado, sonreía tanto que las mejillas le dolían. A veces, Jackson era muy engreído y narcisista, Lara estaba de acuerdo en decir que incluso, ciertas veces, Jackson solía ser molesto. A pesar de eso, la morena no se sentía disgustada por eso. Ella también era molesta y muy narcisista en algunas ocasiones. Al llegar a la preparatoria, ambos tuvieron la primera clase juntos y luego se separaron, inevitablemente. Sus horarios no siempre coordinaban. 

La morena tuvo entrenamientos de porristas y luego, coincidió con la mayoría de sus conocidos en la clase del entrenador Bobby Finstock. Se sentó atrás de su pálido amigo, Stiles. Él no perdió tiempo para contarle todo lo que había pasado en su día y cómo había tratado de enseñarle a Scott a controlar su ira mediante golpes con la pelota de lacrosse. También le contó que, al parecer, Scott debería tratar de mantenerse alejado de Allison, lo que le sacó una pequeña sonrisa, sin embargo, al ver ingresar a Allison y sentándose atrás de McCall, la hizo dudar de si realmente el hombre lobo podría alejarse de la blancona.

Finstock golpeó su mesa con un libro llamando la atención de todos. 

—Escuchen todos, comencemos por un resumen de la última lectura —inmediatamente, la mayoría alzaba la mano—. Greenberg, baja la mano, todos sabemos que lo leíste —Lara se río un poco al ver como el chico bajaba la cabeza—. Uhm, McCall —escogió al moreno, tomándolo por sorpresa. 

— ¿Qué? —cuestionó el chico sin entender. 

—La lectura.

— ¿La lectura de anoche? —el moreno hizo una mueca desorientada.

— ¿Qué tal la lectura del Discurso de Gettysburg? 

— ¿Qué? —el moreno no podía lucir más perdido de lo que ya estaba.

— Es sarcasmo, ¿te suena familiar?

—Mucho.

Lara pudo notar como volteaba a ver a Stiles, el cual parecía estar orgulloso. 

— ¿Lo leíste, o no? —inquirió el entrenador.

—Creo que... lo olvidé.

—Bien hecho, McCall. No es como si tuvieras una "D" —se inclinó al moreno, mirándolo fijamente—. Por favor, no puedes estar en el equipo si repruebas. ¿Qué tal si resumes la penúltima lectura? —Stiles pudo notar como los latidos de su amigo se aceleraban—. ¿No? ¿Qué tal la lectura antes de esa? ¿Qué tal si resumes cualquier cosa que hayas leído en tu vida? 

—Yo...

— ¿Qué tal lo que dice en la caja del cereal? ¿Qué tal el sitio para adultos que visitas todas las noches? —el moreno parecía querer estampar la cabeza del maestro contra el pizarrón—. Gracias, gracias, McCall. Gracias por arruinar la última esperanza que tengo en tu generación. Lo arruinaste para todos, gracias. La próxima clase puedes comenzar por carreras suicidas o leyendo mucho.

La morena se cansó lo suficiente como para levantarse y enfrentarse al entrenador, el cual se quedó callado al ver la mirada furiosa de la joven. 

— ¿Podría callarse? Está alterando mis nervios —el entrenador asintió y la chica le sonrió forzosamente—. Dudo que al director le guste escuchar todo lo que le dice a un alumno, así que o pide disculpas, o la grabación va directo a la junta de padres y al director.

— ¿Qué grabación? —el entrenador respondió, se notaba sus nervios. La joven alzó su celular, restregándoselo en la cara y el entrenador se acercó a pedirle disculpas a McCall, lo más bajo posible para evitar las miradas de los alumnos. 

La morena volvió a tomar asiento mientras Stiles veía como Scott parecía haberse calmado por su voz y no por el hecho de que Allison estaba tomándolo de la mano.



DIE TRYING | Scott Mccall¹Where stories live. Discover now