DIE TRYING | Scott Mccall¹

nueve

NUEVE
partido

Aunque en un principio Lara no quiso ir, se vio obligada a ir. Ella era capitana de las porristas, estaba segura que si le decía a su entrenadora que no quería ir, la sacaría sin pensarlo.

El partido estaba a punto de comenzar, así que antes se acercó a su mejor amigo. En la semana había hablado muy poco con él y mayormente se la habían pasado mensajeando.

— ¡Ese es mi muchacho! —escuchó gritar al entrenador antes de levantarse de la banca.

Se acercó sigilosamente y tapó los ojos de su mejor amigo con sus manos.

— ¿Quién soy? —dijo fingiendo una voz más aguda.

— ¿Kathie, eres tú? —aunque la estaba molestando, Lara le soltó un pequeño golpe en su hombro sano mientras reía.

—Ninguna Kathie pasará en tu vida sin que yo lo haya querido impedir antes —señaló—. Es nombre de perra.

—Lara es nombre de perra —se burló.

La joven lo miró, ofendida.

—Jackson es nombre de idiota.

Ambos se miraron ofendidos.

—Touché.

Cuando el silbato sonó, la mayoría comenzó a ponerse de pie.

—Suerte, Jackie —le abrazó la morena, dejando un beso en su mejilla.

—Hazme barra —aunque parecía una orden, Lara sabía que era una petición. El chico realmente necesitaba apoyo, aunque era un idiota.

—No hagas trampa y lo haré —la chica le regaló un guiño y se fue con las animadoras para ver el partido.

Fue fascinante ver la manera en la que parecía estar todo planeado. El partido iba en la mitad cuando Lara se comenzó a dar cuenta que así era. Al acabar el primer tiempo, se dio cuenta que había uno que a la justa se había movido.

Scott.

¿Cómo se le había pasado?

Un sentimiento de molestia inundó su cuerpo en cuanto se dio cuenta como Jackson hablaba con los chicos del equipo. Parecía que él tenía algo que ver. Fue lo más minuciosa para captar cada expresión de su rostro y el de Danny, el cual parecía totalmente disconforme.

Cuando estaba a punto de comenzar el segundo tiempo, Lara se levantó de la banca con un par de porristas y comenzó a animar el equipo.

Paró al notar la mirada de Jackson en ella, un poco molesta, levantó su dedo del medio en su dirección.

—Vamos, ojos de perrito atropellado —susurró la joven aún desconcertada por el cambio de sentimientos y comentarios que le pasaba.

Fue genial ver cómo Scott saltaba, corría y esquivaba a todo aquel que se pusieran en su camino. Anotaron y con las chicas comenzaron a gritar.

— ¡Vamos, McCall! —canturreaban algunas mientras otras solo gritaban lo mucho que iba a perder el equipo contrario.

— ¿Soy yo o el del otro equipo acaba de pasarle la pelota a Scott? —susurró Brittany.

Las animadoras comenzaron a cuchichear sobre ese acto.

El partido estaba a punto de acabar y McCall se vio acorralado con la pelota en su palo. Por un momento, Lara pensó haber visto un destello dorado en su rostro, pero luego se hizo la idea de que estaba loca. Era imposible.

En cuanto los jugadores del equipo contrario corrieron en su dirección, él pareció tomar una decisión y lanzó con fuerza la pelota, dando justo al arco y anotando otro punto.

Habían ganado.

Aunque todos corrían en dirección de los jugadores, Lara se quedó en su sitio sintiendo una extraña furia crecer en su ser.

Buscó a Scott con la mirada y notó cómo corría hacia el interior de la escuela. Detrás de él, Allison Argent lo seguía.

Pero por alguna razón, la furia que corría por sus venas no eran celos, era como si sintiera lo mismo que él.