siete

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SIETEveo algo

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SIETE
veo algo

Lara se había sorprendido cuando al llegar a su casa, un mensaje de Lydia había llegado a su celular. Hace una semana no hablaban, y aunque se habían visto un par de veces por los pasillos, normalmente Lara se alejaba al verla con Allison.

El timbre de su casa sonó un par de veces antes de que la morena fuera a abrirla.

— ¡Acabo de venir de compras y ni una oferta! ¡¿Puedes creerlo?!

La rubio fresa entraba a la casa con bolsas en sus brazos, familiarizada con la casa, como si no hubieran estado distanciadas toda la semana.

—Leí que había ofertas de donas —mencionó Lara, sintiéndose avergonzaba luego de muchísimo tiempo.

Algo que le estaba pasando era eso. Le aterrorizaba en cierta parte. Sentía que el asco, la irritación, la indiferencia, todo se desvanecía de su cuerpo para dejar a una tonta niña frágil. Incluso así no dejaba notar todo lo que sentía.

—Tiene carbohidratos —señaló Lydia subiendo las escaleras con Lara detrás.

Al llegar al cuarto de la morena, tiró las bolsas al suelo y jaló con brusquedad a la morena para que entre rápido. Una vez adentro, miró el pasadizo y cerró la puerta.

—Margaret no está —afirmó soltando a Lara.

—Sí, ¿qué fue todo eso, Lyd?

— ¿Una ya no puede visitar a su mejor amiga sin que pregunten? Me ofendes —hizo como si se fuera a reír, pero le salió una mueca—. Me atrapaste.

Ambas chicas se sentaron en la cama, esfumando sus fachadas superficiales para tratarse con la máxima confianza que esa amistad tóxica podía tener.

—Veo algo...—señaló Lydia, mirándola con los ojos entrecerrados mientras la apuntaba con su dedo, dejando ver su perfecta manicure.

—Es obvio, Lyd, tienes dos ojos...

—No, Lara, sabes que sé algo, no cambies de tema.

La morena titubeó un poco. Bien, Lydia era muy inteligente, pero no sabía a qué se refería con exactitud.

—Hay algo distinto en todo... Tú saliste con McCall, nunca le hiciste caso y no sé qué cambió... Te gustaba la atención, pero aún así no saliste con él hasta... hasta... ¡Oh por Dios! —la rubio fresa chilló, tapándose la boca—. Es porque Allison llegó, ¿cierto?

— ¿De qué hablas? —trató de hacerse la desentendida—. Como si su presencia hubiera hecho gran cambio —fingió desinterés.

—Sabes que es verdad —la miró y tomó sus manos—. Estás celosa porque te está quitando la atención que tanto amas.

La forma en la que lo había dicho no había sido bonita, al menos para Lara. No se sentía de esa manera. El tono que estaba empleando Lydia era el mismo que usaba para intimidar a los de la preparatoria.

—No es cierto, no miento —dijo Lara, fuerte y claro.

—Entonces, ¿por qué no te agrada? Te conozco y sé que no te cae —la miró como si la estuviera incriminando.

—Quizás, uhm... ¡Porque mi mejor sale más con ella que conmigo! —reclamó como si ese fuera el único motivo—. Si hubiera imaginado que te gusta tener mejores amigas hasta debajo de las rocas, le hubiera pedido a la inútil de Reyes que sea mi mejor amiga. Ya sabes, ella no tiene de dónde elegir...

A pesar del cruel chiste, Lydia sonrió.

—Lo lamento, Lara. Pero tú eres una perra de primera y necesito una mejor amiga que parezca que va a estar cuando la necesito. Y que no se acueste con mi novio también —sonrió forzadamente antes de levantarse de su cama.

—Ya hablamos de eso, Lyd, dijiste que no había problema... ¡ni te gusta!

—Sí, sí, no importa. Ya me voy, vine de pasada —ni la miró mientras tomaba sus cosas.

— ¡Solo viniste unos diez minutos!

Aunque los pasos de Lydia eran rápidos, Lara la seguía mientras bajaban las escaleras.

—Solo, solo... —le dijo siguiendo sus pasos.

—Tengo un plan de vida... Allison fue la última pieza, Lara —señaló Lydia una vez llegó a la planta baja de la casa. Aunque no lo digo, Lydia en su mente añadió "ya no te necesito a ti".

—No olvides que te amo, Lyd —le sonrió Lara antes de que la rubio fresa saliera de su casa, ignorando el pequeño sabor amargo que le dejó no responderle eso.

Créditos por la nueva portada a: Aloene
















DIE TRYING | Scott Mccall¹Where stories live. Discover now