veintitrés

3K 251 95
                                    

VEINTITRÉS

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

VEINTITRÉS

madre

Los doctores en la habitación no sabían qué hacer. El corazón de la chica poco a poco perdía fuerza y preocupaba como dejaba de latir con rapidez, cada vez se ralentizaba más. La sangre había comenzado a brotar de su boca provocando que su cuerpo inconsciente casi se ahogue. Los doctores pudieron controlar la situación, pero todos en la sala sabían que pronto acabaría el sufrimiento de la chica. 

Y así pasó.

Cuando la chica dejó de sangrar, su corazón dejó de latir y un pitido sonó por toda la estancia.

Lara Jenkins había muerto.

[]

Cuando Lara abrió los ojos, columnas descomunales se alzaban hasta un techo abovedado, en el que se desplazaban las constelaciones de oro. Trató de esconder su confusión y sorpresa al ver doce tronos de tamaño gigantesco, una hoguera enorme ardía en el brasero central. Todos los tronos estaban vacíos, así que lo primero que hizo la morena fue ver su aspecto. Recordaba el dolor que había sentido correr por todo su cuerpo, sin embargo, ahí estaba. Su cuerpo tenía un aspecto transparentoso, lo que afirmaba su muerte. Seguía con su vestido, pero no pudo ver más allá de sus piernas. Parecía a punto de desvanecerse.

Lara sabía que Peter la mordió, pero su cuerpo de alguna manera no lo resistió y murió. Algo que para ella fue extremamente lento, pero para los doctores fue rápido.

En un estallido, doce personas aparecieron en los tronos. Lara no sabía qué era ese lugar, no sabía quiénes eran, o que raza eran...

Las personas eran enormes, imponentes. Tenían un aspecto de dioses, ¿era posible? La morena avanzó con las piernas temblorosas y cabizbaja. Cada que alzaba la vista sentía un cosquilleo en su interior, como si fuera a arder de la nada. 

El primer hombre que Lara vio por unos segundos tenía un traje azul, lucía diplomático y daba un aire de ser el líder. A su lado estaba un hombre vestido de manera más... playera. La morena dejó de verlos por precaución. Las personas, o gigantes... no hablaban, pero había tensión en el aire, como si acabaran de discutir.

—Cielo, hiciste una buena decisión con ese vestido. 

Lara volteó a ver de quién era esa voz. Era una mujer guapísima. Llevaba el cabello hasta la cintura y poseía unas facciones perfectas. La morena había visto a muchas chicas hermosas en su vida, pero aquella mujer era distinta. Era elegante sin pretenderlo, refinada sin esfuerzo, deslumbrante sin maquillaje. Mientras la morena observaba, la apariencia de la mujer cambió. No podía distinguir el color de sus ojos, ni el color exacto de su cabello. La mujer se volvió más y más hermosa, como si su imagen se estuviera ajustando a los pensamientos de Lara, aproximándose lo máximo posible a su ideal de belleza.

DIE TRYING | Scott Mccall¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora