Capítulo 26 - final

1.7M 146K 379K
                                    

Había dormido en la residencia.

En la fría y solitaria residencia.

Mi cama se sentía vacía e incompleta sin un brazo cálido sobre mis hombros. Todo se sentía vacío e incompleto sin él. Incluida yo. Y me lo había buscado solita.

Ya había amanecido. Miré mi maleta hecha y lista para ser transportada. Había llorado toda la noche. Tragué saliva y miré mi móvil. Shanon llegaría en quince minutos. Entonces, iría a casa y... se acabó.

Todavía puedes volver. Quizá no se haya despertado. No es demasiado tarde. Vuelve.

Me puse de pie alejando ese pensamiento  y me acerqué al cuarto de baño. Tenía los ojos hinchados y los labios pálidos. Parecía un maldito cadáver andante. Me pasé un poco de agua fría por la cara, intentando reaccionar. ¿Ya se habría despertado? Seguro que sí ¿Ya habría leído la nota que le había dejado? Se me hizo un nudo al corazón al pensarlo.

La maldita nota. Ni siquiera quería pensar en lo que había escrito. No había sido capaz ni de decirle a la cara que quería irme. Una parte de mí, una muy cobarde, suplicaba que se despertara cuando yo ya estuviera de camino a casa. No sería capaz de mentirle a la cara. Me pillaría enseguida.

Me froté la cara con ganas, intentando darle un poco de color, y me miré en el espejo de nuevo.

—Eres una zorra impulsiva, ¿lo sabes? —murmuré.

Y, entonces, llamaron a la puerta.

Me quedé helada en mi lugar. 

No era él, ¿no? 

Con el corazón en un puño, me acerqué lentamente a ella. Estaba a punto de alcanzarla cuando se abrió de golpe. Mi cuerpo entero se tensó al pensar que podía ser él, pero era Naya. Noté que podía volver a respirar.

Ella tenía los ojos muy abiertos cuando me miró.

—¿Qué pasa? —preguntó, cerrando de nuevo y acercándose a mí con urgencia—. ¿Qué ha pasado? Por Dios, ¿qué te ha hecho?

—Nada —aseguré—. ¿Se ha... despertado?

—No estaba despierto cuando me he ido —murmuró.

Me pregunté a mí misma si prefería que fuera así. No tener que enfrentarme a él. Irme a casa. 

Diez minutos y Shanon estaría aquí. Solo diez minutos.

—¿Qué ha pasado? —preguntó Naya de nuevo con urgencia.

—Es... complicado —murmuré.

—¿Te vas a ir? —se le llenaron los ojos de lágrimas.

Dudé un momento antes de asentir con la cabeza.

—Pero... no puedes irte —empezó a lloriquear—. Eres... no... no sé qué ha pasado, pero...

—Lo siento —susurré.

—Te quiero mucho, Jenna. Eres mi mejor amiga. No quiero que te vayas.

Me abrazó con fuerza y le devolví el abrazo con ganas de llorar. Conseguí contenerme hundiendo la nariz en su hombro.

—Quédate —me dijo—. Sea lo que sea que ha pasado, segur que encontramos una solución. Seguro que...

—No la hay, Naya.

—¿Ninguna? ¡Es imposible! Si me cuenta lo que...

—Naya... me voy a casa. Necesito hacerlo.

Ella guardó silencio por un momento, pensando a toda velocidad.

—Pero... ¿por qué lo has hecho todo tan precipitado? ¿Pasó algo anoche?

Antes de diciembre / Después de diciembreWhere stories live. Discover now