Capítulo 10

3.2M 168K 756K
                                    

Este regalito es porque el último capítulo me pareció muy poca cosa —y quizá también porque no puedo dormirme— . A leer :D


Las cosas estaban horribles por casa.

Al parecer, mi abuela había muerto de un ataque al corazón por el que no pudieron hacer nada para ayudarla. Un momento estaba bien y, cinco minutos más tarde... nada. Simplemente, nada.

La primera noche, todo el mundo me acogió como si fuera a ponerme a llorar en cualquier momento. Se me fueron las ganas al ver que todos los demás lo hacían. Como siempre. Cuando estaba con alguien que creía que estaba peor que yo, no podía evitar contenerme para consolar a ese alguien. Mi padre, Spencer y yo éramos los únicos que no nos paseábamos por la casa como almas en pena. 

Era como si, con ellos, no pudiera evitar ponerme la coraza. Sin embargo, esa coraza cayó por la noche, al momento en que Jack me llamó y le conté todo lo que estaba pasando. ¿Por qué solo lloraba con él? O, mejor dicho, ¿por qué solo me sentía desahogada después de hablar con él?

Bueno, todos sabemos el por qué.

Poco después de colgar, abrí la mochila y vi que me había metido bastante más de lo que necesitaba. Y había elegido mis cosas favoritas. Todas ellas. Sonreí un poco mientras lo sacaba en busca de mi pijama. ¿Cómo podía acordarse de esas cosas? Fruncí el ceño cuando vi, en el fondo, algo rojo. 

Lo rescaté y me quedé paralizada cuando vi que era la sudadera roja de Pumba.

Creo que en mi vida volveré a querer llorar de esa forma solo por ver una prenda. Os podéis imaginar que dormí con ella, claro. Pero no me atreví a decirle nada a Jack.

Al día siguiente, las cosas no mejoraron. El funeral iba a ser por la tarde. Y se notaba en el ambiente.

Mamá, como su hija, estaba destrozada. La veía llorando cada vez que me cruzaba con ella. Shanon intentaba mantener la compostura por Owen, pero él no entendía muy bien qué pasaba. Ella y yo tuvimos que decirle que la abuela ahora se había ido al cielo y se había convertido en una estrella. En realidad, no sé por qué, pero fui yo quien me lo inventé. Shanon me miró agradecida cuando Owen dejó de llorar y dedicó una sonrisa al cielo.

Y todo gracias al maldito Rey León. Incluso en eso me había ayudado Jack.

Steve y Sonny, mis otros dos hermanos, habían cerrado el taller y estaban también en casa. Tuve que ir con ellos al centro comercial a por algo que pudieran ponerse para en funeral. Creo que fue la primera vez que no discutimos entre nosotros sobre nada. De hecho, hubo un silencio bastante tenso a nuestro alrededor. Nunca nos había pasado eso. Era muy extraño que no se metieran conmigo por cualquier detalle.

Y, encima, se me hacía raro no ir al centro comercial con Jack quejándose de todo, Mike intentando gorronear dinero, Sue poniendo los ojos en blanco y los demás poniendo sonrisas en sus labios. Puse una mueca y suspiré cuando pensé en ellos. Solo había pasado un día y ya los echaba de menos.

Ya era por la tarde cuando empezó el funeral en la iglesia —mi abuela siempre había sido creyente—. Apenas escuché nada de lo que decía el cura. Solo podía mirar la foto de mi abuela junto a su ataúd cerrado. Lo habían tenido abierto durante casi toda la ceremonia, pero no me había atrevido a acercarme. No sé por qué. Y no me arrepentía.

Enterraron el ataúd en el cementerio y mamá le dejó unas flores mientras abrazaba a papá. Al menos, nadie lloró. Menos mal. Odiaba decirlo así, pero no podía soportar ver a gente llorando. Yo no lo había hecho desde anoche y sentía que iba a explotar en algún momento.

Antes de diciembre / Después de diciembreWhere stories live. Discover now