Capítulo 7

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Estaba ordenando mis apuntes en el portátil mientras veía, de reojo, que Lana y Naya hablaban atropelladamente de no sé qué de su clase en el otro sofá. 

Me fijé en que Will miraba algo de su móvil y se ponía de pie, yendo a fumar al tejado. Lo seguí con la mirada y, en cuanto estuvo fuera, miré a las chicas.

—Um... ¿puedo preguntaros algo?

Las dos se giraron hacia mí al instante, sedientas de curiosidad.

—¿Tú quieres preguntarnos algo? —preguntó Lana, confusa.

—Es la primera vez, ¿no? —quiso saber Naya.

—¿Puedo preguntarlo o no? —puse mala cara.

—¿El qué? —preguntó Naya.

—Tenéis que prometerme que no se lo diréis a nadie —las señalé.

—Ya tienes mi interés —me aseguró Lana.

—Eh... —pensé un momento en cómo formular la pregunta—. ¿Quién es Vivian?

Hubo una pausa cuando me miraron como si me hubiera salido otra cabeza.

—¿No sabes quién es? —Lana frunció aún más el ceño.

—Vivian Strauss —remarcó Naya, mirándome.

—¿Debería saber quién es? —pregunté, confusa.

Las dos se pusieron de pie y se acercaron, sentándose cada una a un lado y echándome del sofá, por lo que tuve que sentarme en la alfombra mientras usaban mi portátil. Me crucé de brazos, mirándolas.

—Eso es mío —les recordé.

—Cállate. La estoy buscando —murmuró Naya, centrada en su labor.

—No me puedo creer que nos sepas quién es —me dijo Lana—. ¿Vives bajo una piedra o algo así?

—¿No podéis decirm...?

Me quedé callada cuando giraron el portátil hacia mí y me quedé mirando a una chica con un vestido verde largo en una alfombra roja. Piernas y brazos largos y bronceados en un perfecto dorado, cintura estrecha, pechos abundantes y cuello delgado enmarcando una cara de rasgos finos de ojos celestes y pelo rubio.

Y, todo eso, mirándome a los ojos y riéndose de mi asquerosamente normal cara.

Toma ya.

—Es como... superfamosa —murmuró Naya.

—Y es la protagonista de la película de Ross —me dijo Lana.

Me quedé mirándola un momento.

—¿Qué? ¿Esa? —parpadeé varias veces para asegurarme de lo que estaba viendo. 

Al final, me puse el portátil en el regazo y empecé a pasar las fotos, disgustándome cada vez más. ¿Por qué todo el mundo en la vida de Jack era tan perfecto?

Es decir, todo el mundo menos yo. Qué deprimente.

—Sí —Naya suspiró—. Y la prensa está obsesionada con que estén juntos.

—Y ella también —Lana empezó a reírse, a lo que Naya la acompañó.

Mis ojos se despegaron de la pantalla para clavarse en ellas.

—¿Qué queréis decir?

—Ross la rechazó mil veces.

—¿Entonces... no están juntos? —quizá mi voz no debería haber salido tan ansiosa.

Antes de diciembre / Después de diciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora