doble moral;

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JinYoung no solía tener la mente en otro lado,  al menos en las reuniones de trabajo, porque eran un tema de suma importancia, y eso a su asistente le causaba una extrema curiosidad.

Notó todo su lenguaje corporal, desde sus ojos idos, hasta su ceño fruncido en partes de la junta qu eno tenían nada que ver, notó cuando le preguntaron por la propuesta y se excusó diciendo que había estado viendo los documentos entregados, y fue consciente cuando simplemente tenía la vista perdida, y ni siquiera le había puesto un ojo.

Tuvo que intervenir durante la junta varías veces, incluso si no era su trabajo. De manera suave y atenta decía lo que pensaba él de las propuestas, e intentaba colocar las ideas de su jefe en un order coherente, combinando tanto sus ideas como las palabras perdidas del otro, JinYoung ni siquiera parecía intentarlo, no se molestaba en pensar más.

Estaba seguro de que algo había pasado y después de la junta lo averiguaría.

—Hola— dijo.

Apenas asomó parte de su cabeza por la puerta de su oficina, daban más de las tres de la tarde, la reunión había sido temprano, así que pensó que sería un buen momento para acercarse, aunque, esa imagen perdida seguía ahí.

Aun así le sonrió, de manera cansada, pero dulce.

—Hola— respondió.

Jackson Wang, su asistente lo tomó como una bandera verde para entrar a la oficina de su jefe, con una sola idea en mente: saber que sucedía. 

—¿Pasa algo? Te ves algo cansado— habló rodeándolo con sus brazos por los hombros, e inclinando su cabeza para besas su mejilla.— Sabes que puedes decirme cualquier cosa— le susurró en el oído, causando que el cuerpo de Jinyoung reaccionara, como si una corriente eléctrica hubiese pasado por su cuerpo.

Por instinto JinYoung volteó su rostro, danole una mirada directa, y el otro le miraba con cierta curiosidad.

Deposito un leve beso en sus labios.

—No es nada importante.

—Creo que lo es— afirmó— estuviste distraído toda la reunión, y eso nunca te pasa, te conozco y sabes que puedes decirme lo que quieras.

—Yo...— su voz se cortó— creo que soy un hipócrita.

Jackson elevó ambas cejas, sorprendido sin dejar de abrazarlo por la espalda.

—Todos lo somos un poco— trato de ayudarlo a calmarse.— no te preocupes.

—Es que... ese niño— frunció el ceño— ese niño estaba en mi casa, en mi propiedad, soltando risitas con JaeBeom

—¿Su alumno?

—Sí, pero me dijo que estaba tratando de ayudarlo— remilgó, con frustración, si bien, el mayor odiaba quedar en vergüenza, odiaba no tener la razón de los hechos y quedar como un estúpido.

—Creo que es... un poco hipócrita— soltó una risa— no tenemos el derecho de molestarnos por algo así.

Su voz sonó más como un leve susurro seductor que golpeo a Park, una vez más poniendo sus nervios de punta.

—Lo sé— se rindió, dejándose llevar por esa ansiedad de tenerlo para si mismo, lo tomó del brazo y lo haló hacía él, rompiendo aquel abrazo y colocándolo frente a él para besarlo.

Un beso suave que poco a poco se volvió necesitado, por parte de ambos, sus instintos cada vez parecían tener menos cordura al igual que sus emociones, sus corazones latían desmesuradamente, sus mentes se ponían en blanco con sólo tenerse el uno al otro físicamente. Un deseo que aumentaba pero no podía ser consumido, tan frustrante pero adicto a la vez, esperando por saber cual sería el siguiente paso a dar, hasta que punto dar, hasta llegar a consumirse, hasta volverse uno.

Aunque hoy, tampoco sería el momento.

Jackson tenía en mente aquellos celos injustificados de Park, retumbando una y otra vez, casi haciéndolo sentir... molesto, herido, una sensación de propiedad parecía crecer lentamente sobre él, tan débil, pero no lo suficiente para dejarlo pasar, estaba siendo demasiado tarde y dentro de su propia cabeza le pedía que se detuviera, antes de que fuera muy tarde, pero cuando se separó de él y miró esos ojos llenos de lujuria y deseo supo que sería muy tarde, que no había vuelta atrás, que lo quería para si mismo costase lo que costase.

—Por qué no lo llevas a una luna de miel por su aniversario— sonrió, relamiéndose los labios, mordiéndolos débilmente— conozco el lugar perfecto, pueden relajarse un fin de semana entero.

—¿En serio me estas diciendo eso luciendo así?— le miró, con esos deseos aun crecientes sobre el menor, que parecía querer provocarlo a propósito.

—Te gustará— afirmó, volviendo a devorar sus labios.

engáñame; jjp; markbeom [reescribiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora