Volviendo a casa...

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Camila tomaba el mismo autobús todos los días para regresar a casa. Por lo general, Taylor la acompañaba, pero como había comenzado a salir con Liam, uno de los hermanos mayores de Camila, los dos no se soltaban para nada el camino entero. Es decir, ella sobraba.

Además de los tres, dos amigos más de Liam también tomaban el mismo autobús. Chris y Ed, ambos eran primos. El primero formaba parte del equipo de natación como Liam. Estudiaba educación Física y, a pesar de ser guapo, Camila opinaba que él se creía mucho.

Ya Ed estudiaba Administración de empresas con el hermano de Camila. Era alto, delgado y desde que comenzó a ir al gimnasio, había mejorado considerablemente en su concepto.

La chica lo encontraba muy divertido. Especialmente porque le encantaba burlarse de ella. Le tiraba del pelo, la pellizcaba, pero todo con mucha diversión y burla.

Taylor ya se había ofrecido varias veces para hablar con él en nombre de su amiga y acercarlos, pero Camila no había querido. No quería ligarse a nadie más. Quería algo serio. Y aunque pensaba que Ed era tierno, todavía necesitaba convivir más con él para asegurarse de que era la persona adecuada para ella.

Los recuerdos de su última relación todavía estaban muy vívidos en Camila. Y de vez en cuando se encontraba pensando en Ariana. Aunque ya no lloraba, estaba bastante segura de que nunca volvería a amar a alguine así.

Nadie nunca había sospechado que allí, había existido mucho más que un sentimiento fraternal. Ni siquiera después de aquel accidente automovilístico que había sacado su novia de ella y la había dejado en una profunda depresión, Camila no había revelado aquel secreto a nadie.

Todos pensaron que la muerte de su amiga la había sacudido y la apoyaron mucho, pero solo ella sabía que había perdido además de su gran amiga, su gran amor.

El voleibol fue algo fundamental en su vida durante ese periodo de crisis. Entrenar y jugar fue lo que la animó a vivir. Cuando se unió al equipo de la universidad, fue como si le estuvieran dando un nuevo aliento de vida.

Por eso ella lo defendía con uñas y dientes.

Estaba más que indignada por la llegada de la nueva atleta. Odiaba la sensación de personas totalmente extrañas invadiendo su mundo. Y aquel equipo para Camila, era más que sagrado, más que cualquier otra cosa.

Como era una buena levantadora, ya había recibido invitaciones y becas de otras universidades para jugar por ellas, pero nunca las aceptó. Le encantaba defender el escudo de la Metropolitana, no porque amara a la universidad, sino porque allí, en cancha, ella se sentía viva e importante. Parte de algo.

Toda esa animación había hecho con que Camila se destacara entre las otras jugadoras. Más que una atleta, ella era una líder nata en la cancha. Las chicas se sentían confiadas al tenerla cerca y ella buscaba levantarles el ánimo y hacer con que todas dieran su mejor.

Además del voleibol y Ariana, Camila tenía otra gran pasión. La literatura. Desde que era una adolescente, cuando tenía sus crisis existenciales de identidad, buscaba en los libros un consuelo que no encontraba en la realidad. No le importaba si eran las obras de los grandes maestros de la escritura o de los quioscos, solo quería poder bucear en la historia y olvidar sus dolores.

Con el tiempo, además de leer, comenzó a escribir también. Repasó por las grandes historias de autores que marcaron el país y la humanidad, y se enamoró tanto de la literatura, que decidió hacerla parte de su vida. Por eso estudiaba literatura en la universidad. Le encantaba los acalorados debates sobre las obras, las sesiones de poesías y el juego de palabras que la escritura hacía posible. En aquel mundo de sílabas y rimas, ella podría ser completamente libre y darles alas a su imaginación.

Jugando Con El Amor ||Camren||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora