V. Punto sin Retorno

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"El sueño, en sí, no es más que una sombra"

—William Shakespeare

Era raro para Tsukishima soñar durante las noches. Las visiones extrañas que los sueños tenían eran algo casi desconocido para el joven. Sin embargo, había encontrado una suerte de patrón: cada que descansaba bien, soñaba con algo. Claro, este patrón no era la norma siempre...pero la noche que descansaron en la posada al pie de Monomiyama, soñó con algo.

Estaba en casa, su lugar feliz. Y estaba pasando las vacaciones que tanto quería: unas en paz y con toda la tranquilidad que el confort de su habitación podía ofrecer. Parecía tan real la sensación de estar en su cuarto, el aroma que tenía y las cosas que había ahí.

Sin embargo, el sueño se distorsionó.

Desde donde estaba acostado, una sombra se extendía sobre todo el cuarto y tomaba forma humana a un lado de su ventana. Dentro del sueño, Kei estaba paralizado mientras la sombra se acercaba a pasos lentos, demasiado pausados. De pronto, con violencia, la sombra brincó y se montó sobre Kei, en ese momento la cama de la habitación salió disparada del cuarto hacia arriba, al cielo.

La sombra reptó sobre el cuerpo de Kei hasta estar frente a frente con él y le depósito un beso en los labios que se sintió demasiado real para su gusto. Luego de eso, abrió los ojos alarmado.

Sentía palpitaciones en el pecho, producto de la emoción experimentada en el sueño. De a poco se fueron mitigando hasta recuperar la homeostasis en su organismo. Miro el reloj. 8:49 am, a las 9 tendrían que partir de la posada.

Se puso de pie y se dirigió al baño, aún trastornado por la extrañeza de su sueño. Se miró en el espejo y lamentó que el beso de la sombra no hubiera sido real.

Ya estando listo, salió de la habitación y se encontró a sus padres en el comedor de la posada. Estaban charlando animadamente sobre su parte favorita del día de ayer. Kei se limitó a servirse el desayuno y escucharlos. Pero su cabeza aún estaba con la sombra de sus sueños.

La noche anterior antes de dormir ya había preparado todas sus pertenencias, así que no tardó nada en subir de nuevo al auto. Estaba deseando seguir el camino para terminar el viaje antes. "Al mal paso, darle prisa", pensó. Sus padres demoraron 5 minutos más, estaban despidiéndose del dueño de la posada y agradeciéndole por todas las atenciones prestadas.

Cuando al fin estuvieron en el auto, dio una última mirada a la montaña y a la posada, recordando el paisaje y los 5 minutos de tranquilidad que le había dado el día anterior, de todo corazón esperaba tener otro momento así durante el viaje.

De a poco, la posada se fue haciendo chica y la montaña se fue alejando. Ya estaban en la carretera hacia su siguiente destino. Observando por la ventana del auto, el viaje se hacía más llevadero, ver el camino fluir y las montañas pasar hacía sentir a Kei la tranquilidad que quería experimentar.

Pero la sombra de su sueño de alguna forma se colaba en su cabeza.

¿Ese sueño habría significado algo? ¿Era posible que los sueños fueran así de raros? ¿Se podía soñar lo mismo dos veces? Las preguntas nublaron la cabeza de Kei hasta que le fue imposible centrar su atención en el camino. El hecho de que se hubiera sentido tan real era lo que le tenía tan fijado en el tema de la sombra.

Un chillido lo despertó de su ensoñación. Sacudió la cabeza y preguntó. —¿Qué es ese ruido, el auto tiene algo malo?

—No. Nada de qué preocuparse, ese ruido siempre ha estado ahí. —su padre estaba tan tranquilo como siempre. Kei asintió y volvió a mirar por la ventana, mirando la vida pasar.

Un par de lagos pequeños, campos de sembradío y muchos, pero muchos árboles y matorrales fluyeron por la ventana del auto. Poco a poco, Kei empezó a cabecear, víctima del relajante paisaje que estaba presenciando. Su último pensamiento consciente fue dedicado a la sombra, esperando encontrarla de nuevo.

Algo o alguien lo estrujo firme. Se despertó de golpe.

Al despejar su vista sintió que el auto se desviaba de su curso de forma violenta y después sintió un brinco tan violento que hizo que su cabeza golpeara contra el techo del auto.

Y después, silencio.

Se sobó la cabeza y acomodó los anteojos, se habían torcido por el golpe.

—Mamá, papá, ¿están bien? —estaba alarmado y esa pregunta lo delató. ¿Qué demonios acababa de pasar?

Vio a su papá incorporarse en el asiento y a su madre sacudir la cabeza, tal como lo había hecho apenas unos instantes. No parecían estar lastimados, al menos no por fuera.

—Estamos bien. ¡Debiste ver el humo que salió del auto! —su padre no parecía comprender que estuvieron a punto de morir.

—¿Qué fue lo que pasó? —el tono alarmado de Kei se relajó un poco.

—¿Recuerdas el ruido que escuchaste hace un rato? Bueno, no sé qué pasó que se hizo más fuerte y lo último que vi fue el humo salir del auto. Era demasiado y no me dejaba ver la carretera, así que frené de golpe y me salí del camino, por eso la sacudida.

El humo aún salía de la parte delantera del auto. Era definitivo: ya no había manera de regresar a casa.

Máquina del TiempoWhere stories live. Discover now