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Seis meses antes del nacimiento del bebe.

Aziraphale estaba en el baño. Acababa de tomar una ducha, se había puesto su bata para cubrir su desnudez mientras Crowley regaba el jardín. Aprovechando que el demonio estaba ocupado se puso frente al espejo de cuerpo completo, retiro su bata y observó su cuerpo, se dio vuelta y vio que su vientre estaba un poco más abultado de lo usual y en la parte baja se sentía un poco duro. Llevo su mano a su vientre, sentía un extraño cosquilleo en la mano, sabía que en su interior había algo vivo.

—Tu padre está trabajando en el jardín... —Murmura sintiéndose un poco tonto al hablarle a su vientre. — Estábamos pensando en poner juegos para ti, quizá un columpio y una resbaladilla. — no puede evitar sonreír un poco. — Ahí podrías jugar cuando seas más grande... —Queda en silencio un segundo. —Pero no tendrás nadie con quien jugar... —Eso último le llega como una revelación. Su hijo estaría solo y no podría jugar con nadie y quizá en algún momento querría un amigo.

Sale del baño para vestirse y mientras eso sucedía Crowley regresó a la habitación, buscando unas tijeras de jardinería, debía cortar algunas plantas para imponer el ejemplo a las demás. Vio a su ángel sentado, luciendo pensativo.

—Ángel, ¿Que estas haciendo? —Pregunta un poco precupado.

—Nada, solo pensaba en el bebe. —El demonio asintió y siguió de largo buscando lo que necesitaba —¿Tu crees que sería lindo que tenga un hermano? —El demonio, que estaba hurgando en un baúl, levantó la cabeza, golpeándose con la tapa del baúl. Grito una maldición y sobo su cabeza.

—¿Que...?

—Solo, pensé que se sentiría solo, ya sabes, no tendría con quien jugar...

—Pero, Ángel, no estará solo. Nos tendrá a nosotros ¿que más compañía necesita? —Dice ocultando su nerviosismo.

—Solo...—Suspira. —Esta bien, lo siento. — El demonio soba el puente de su nariz.

—No es que no quisiera que tuvieramos otro niño. Solo, entiende que es peligroso para ti, para mí y para él bebé. Lo que hacemos esta mal, lo sabes, pero no significa que vaya a dejarte ni a nuestro hijo.

—Si tan solo fuéramos humanos... —Crowley no dice nada ante ese comentario que le formó un nudo en la garganta . Entiende el por qué lo dice, y entiende la razón del dolor en las palabras de su ángel. No deben estar juntos y ángeles y demonios probablemente querrían dañar a su hijo.

—Pero no lo somos.

*

Gabriel daba vueltas por las oficinas del cielo. Parecía enfadado, casi iracundo. Ningún otro ángel estaba dispuesto a acercarse a él.

Había recibido noticias de los altos mandos así colo una tarea de suma importancia, la cual le quitaría tiempo valioso. Aún no superaba que el apocalipsis hubiera fallado gracias al imbecil de Aziraphale, sentía que había sido un golpe a su ego, lo habían humillado ante el cielo y el infierno.

Por suerte aquella misión, que tenía una explicación larga y tediosa que prefirió ignorar le venía como anillo al dedo a su situación.

En pocas palabras: Matar a a Aziraphale en menos de seis meses.

Sonrió. Quizá era su oportunidad de enmendar sus errores.

Para su mala suerte, el infierno tenía sus propios planes. Todos tenían el mismo punto en común.

Deshacerse del ángel antes de un lapso de tiempo.

Todos querían su cabeza.

A unexpected miracle. //Innefable Husbands//Mpreg//Where stories live. Discover now