Extra 2

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Anel era una una pequeña muy activa, apenas aprendió a gatear ambos padres debían perseguirla por toda la casa deseando que no se hiciese daño.

Era un poco testaruda, pero, ¿cómo evitarlo? Crowley se derretia por su hija cumpliendole hasta el más mínimo capricho bajo una fachada de desinterés. De hecho, la primera palabra de la pequeña había sido simple y sencillamente "No"  cosa que Aziraphale atribuyó a Crowley, costandole dormir en la sala dos noches seguidas.

No dijo "papá" o "mamá", ninguna de esas tonterías... Había dicho "No" al cubrirse la boquita para evitar que Aziraphale le diera la papilla de guisantes en vez de pecho. Por algún tiempo el vocabulario de Anel se vio reducido a esa negativa, solo decía no. Esto precupo a Crowley y a Aziraphale. La pequeña estaba por cumplir un año y no parecia interesada en hablar o comunicarse.

—¿Y si lo estamos haciendo mal?

—No lo se, Crowley. Ya hice todo lo que decía en esos libros para niños y... Simplemente no logro que diga otra cosa. — La bebé los observaba desde la sillita en la que la alimentaban. Sus ojos azules iban de su papá a su otro papá, como si siguiera él ritmo de la conversación.

—Deberíamos dejar de presionarla. Hablara cuando quiera hablar. — Aziraphale le dio una severa mirada.

—Creo que la consientes demasiado... Estamos hablando de algo importante en su desarrollo. ¿Y si nunca dice otra cosa?

—Lo hará ángel... Tiene que. —Dice un poco más precupado, va a la nevera y saca uno de los botecitos de papilla. Anel  aprieta los labios instintivamente.— Vamos, mocosa. No puedes beber del pecho de tu madre para siempre. —Lo abre y la bebita se tapa la boca.

—Juro por Dios que si logro que hable, seguiré dándole pecho... — Dice Aziraphale mientras va por la cucharita con la que intentan dar de comer a su hija. Crowley ríe y le pellizca con cariño la mejilla a la pequeña.

—Papá. — Aziraphale y Crowley miran a la niña al mismo tiempo. — Mamá. — El de ojos azules se acerca a ella, sabiendo que él pelirrojo estaba igual de sorprendido que él. — eche. —La última palabra no suena tan clara como las primeras dos, pero eso no les importa.

—Creo que Anel quiere leche... — Murmura Crowley teniendo los ojos bien abiertos.

—Si, creo que lo note...

Al final, prefirieron pensar que todo se había tratado de una coincidencia. Una bebé de apenas un año no sería capaz de entender una conversación y...  Era mejor no pensar en eso.

*

La primera vez que sospecho que algo extraño pasaba prefirió no decirle nada a su ángel. Quizá no era una bueno dejarse llevar por solo un par de conjeturas.

Esa noche había sido su turno de acostar a Anel. Su niña de ahora cuatro años crecía sin precedente, el tiempo se pasaba volando y era como si cada día su pequeña se hiciera más y más grande.

—Cuéntame otro cuento... —Insitió la niña. Crowley mordió su labio. Veía a su pequeña anel, mirándolo con esos grandes ojos azules llenos de luz y los mechones blanquecinos de su cabello enmarcandole el rostro de facciones adorables. Era una copia de su ángel. No podía negarse, pero tenía que... Quería dormir.

—Anel, por favor... Mañana podremos jugar todo lo que quieras, pero ahora debes dormir. — Ella infló los mofletes en un infantil puchero.— Eres una mocosa desobediente. Todo es culpa de tu madre. —Anel solto una risa al ver las graciosas caras que hacía su padre.

—Solo un cuento más...

—Ya te he leído cuatro. — le beso la nariz y se levanto. Terminó de arropar a su nena y se dirigió a la puerta. —Que descanses y sueña con angelitos. — Lo último le dejo un extraño sabor en la boca. Apago la luz usando el único apagador que había en la habitación y estaba a una buena distancia de la cama.

Apenas se dio la vuelta escucho un "Click"

La luz estaba encendida de nuevo.

Frunció el entre cejo. Entró de nuevo a la habitación y vio a Anel en la misma posición. Reitero la despedida y apago la luz una vez más.

De nuevo el "Click" la luz estaba encendida una vez más. Repitió el proceso una última vez.

—¿Papi? —Interrumpió Anel. Su padre parecía estar por perder la cabeza.

—¿Que pasa, linda?

—Lucifer también era un ángel. ¿Verdad? —La pregunta lo tomó desprevenido. Miró a su hija y está le sonrió tiernamente.

—Yo... Ah, si...  Lo era.

—Gracias papi. —Anel se dio la vuelta en su cama y se tapó bien, abrazando su pequeño oso amarillo de felpa. Cerró los ojos y la luz se apago.

Crowley no había tocado el apagador.

*

¿Alguna sugerencia para el siguiente?

A unexpected miracle. //Innefable Husbands//Mpreg//Where stories live. Discover now