Capítulo 1

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Guerrera Real parte 1

Merlín se encontraba en el bosque, cortando unas hierbas medicinales que Gaius le había encargado. El lugar era realmente solitario y un poco intrincado.

- ¿Por qué Gaius me obliga a hacer esto? No soy su sirviente- se quejó el joven en voz alta, mientras trataba de arrancar una planta muy arraigada al suelo, la cual no era fácil de hallar; razón por la cual estaba en ese sitio.

De repente, unos gritos provenientes de algún punto cercano y el ruido de las armas lo hizo tirar las hierbas sobresaltado. Con sigilo, se dirigió al lugar de donde procedían los sonidos y se escondió tras los arbustos, observando con curiosidad la siguiente escena.

Una hermosa joven de aspecto delicado y lujosas vestimentas era acorralada por unos tipos mal encarados y barbudos, que portaban espadas y cuchillos. Alrededor de ella, había varias personas caídas en el suelo. Ella volteó su rostro hacia el escondite de Merlín y él esperó ver una expresión de miedo y desesperación en esa angelical faz; para su sorpresa, las bellas facciones de la muchacha solo reflejaban una extraordinaria decisión avivada por el enojo que se leía en su mirada. Sin pensárselo dos veces, ella tomó una espada de uno de los caídos, y la firmeza y profesionalidad con que la empuñó hacían obvio que era una experta en su manejo. Con un par de mandobles, despachó al primer tipo sin problemas, dejando a Merlín admirado. Pero él se dio cuenta de que eran demasiados para ella, así que extendió su mano y recitó un breve hechizo, haciendo resbalar a más de un sujeto. La chica aprovechaba esas ocasiones para dejarlos fuera de combate con una simple patada en la frente, de manera rápida.

Finalmente, la joven logró poner a esos sujetos en fuga. Luego, se inclinó sobre los caídos y los tocó, tomándoles el pulso.

- Siguen vivos, gracias a Dios- murmuró, emitiendo un suspiro de alivio.

En ese momento, hizo una mueca de dolor y se encogió, tocándose el brazo izquierdo. Merlín pudo ver que estaba sangrando y salió de su escondite.

- Oye, ¿estás bien?- preguntó, acercándose a ella preocupado.

- Es solo un rasguño, no te preocupes- contestó la chica, sonriéndole de manera encantadora.

- Déjame ver- pidió Merlín y se dedicó a examinar la herida; en un gesto rápido, se quitó su pañuelo azul del cuello y limpió la sangre, para luego vendarle el brazo con él y poder restañar el líquido vital.

- Muchas gracias- dijo la joven gentilmente- Mi nombre es Diana- se presentó, extendiéndole la mano.

- Soy Merlín- dijo él, correspondiendo a su saludo.

Se quedó mirándola fijamente, al notar que era más hermosa de lo que pensó al principio. Diana también lo vio con fijeza, y durante un minuto cada uno se perdió en los ojos del otro. Los de Diana eran unos rutilantes ojos verdes, que hacían juego con el sedoso cabello rubio con reflejos de oro bruñido que le caía formando bucles hasta la cintura.

- Merlín, lindo nombre. ¿Qué haces en estos lugares tan solitarios?- preguntó Diana, siendo la primera en salir del ensimismamiento, aunque con las mejillas de un tono más rosáceo. Su voz sonó sumamente dulce a los oídos de Merlín.

- Ah... Yo... Recogía unas hierbas medicinales- titubeó Merlín, como si hubiese despertado de un sueño.

- Entonces, no interrumpo más tu trabajo. Proseguiré mi camino- anunció Diana, irguiéndose.

- ¡De ninguna manera!- exclamó Merlín- No puedo dejarte sola en este lugar. Te acompañaré a tu destino.

- Eres muy amable- dijo Diana con una sonrisa de agradecimiento- Pero, no es necesario que te molestes. Mis compañeros de viaje comienzan a despertar.

Merlín y la Princesa del DestinoWhere stories live. Discover now