El laberinto de Gedfred
Aunque Diana odiaba matar animales, por lo que también detestaba cualquier actividad relacionada con eso, había accedido a salir de cacería con Arthur para compartir un poco con él y con Merlín.
- No te he podido agradecer por lo que hiciste en Ealdor- dijo Merlín, tras comprobar que Arthur estaba distraído buscando una presa.
- No hay de qué- replicó Diana, sonriéndole.
- Mi madre sabe lo nuestro- reveló Merlín, haciendo que ella lo mirara inquisitivamente- No te preocupes, está de acuerdo.
- Por lo menos, ella es mejor persona que mi padre- suspiró Diana.
Entonces fue cuando lo vieron: un bello ser rebosante de magia que incluso podía palparse. Un unicornio de pureza albura se acercó a ellos, inclinándose como en una reverencia. Ambos jóvenes sonrieron fascinados y se acercaron.
- No te preocupes- dijo Diana, alargando su mano hacia él y acariciando su hocico.
- No te haremos daño- completó Merlín, imitando la acción de la princesa.
Sus sonrisas se borraron cuando una flecha atravesó al mítico ser, matándolo.
- ¡Arthur Pendragon!- gritó Diana furiosa- ¡¿Cómo has podido!?
- Es solo un animal- le restó importancia Arthur.
- ¡Es un ser mágico que debe ser respetado!- exclamó Diana.
- Concuerdo con la princesa- apoyó Merlín.
- ¡Nadie pidió tu opinión!- chilló Arthur- Además, la magia está prohibida en Camelot. Hice bien al matarlo.
Diana salió corriendo de allí muy contrariada. Merlín fue tras ella. Arthur regresó y le entregó con orgullo el trofeo de caza a su padre.
- Padre, un cuerno de unicornio, para los tesoros de Camelot- anunció Arthur, entregándoselo.
- Es magnífico. Es el primero que veo- dijo el rey fascinado.
Sin embargo, las envejecidas facciones de Gaius reflejaron disgusto.
- Si me permite, sire, la leyenda cuenta que quien mate un unicornio, sufrirá una maldición- intervino.
Diana y Merlín, que ya habían vuelto, se preocuparon al oír esto.
- Son habladurías- se despreocupó el rey.
Mas, las palabras de Gaius se cumplieron como una profecía. En pocos días, todas las cosechas de Camelot se perdieron debido a una intensa sequía que ocasionó una hambruna. Todos estaban desesperados por la situación. Por consejo de Gaius, Diana y Merlín fueron al bosque y trataron de encontrar a Anhorra, el guardián de los unicornios. Finalmente, un anciano con túnica blanca apareció ante ellos.
- Para que la maldición sea retirada, Arthur debe superar las pruebas que yo le imponga- informó.
- Mi hermano lo hará- dijo Diana muy segura.
- Y yo le ayudaré- dijo Merlín.
[********]
- He sido un estúpido- se autorreprochaba Arthur- Mi hermana y Gaius tuvieron razón desde el principio. Ahora todos están sufriendo las consecuencias de mis actos.
- No seas tan duro contigo mismo- le consoló Merlín- Todo se arreglará.
Un ruido proveniente del granero los obligó a dirigirse allí. Arthur sacó su espada y amenazó a un hombre que estaba robando alimentos.
- En tiempos como este, esta acción te costaría la vida- dijo.
- Por favor, tengo muchos hijos que se mueren de hambre. Déjame llevarles algo de comer y luego podrás arrestarme- suplicó el pobre hombre.
Arthur se guardó la espada en el cinturón.
- Vete. Fingiré que no he visto nada- decidió.
Entonces, el hombre se reveló como Anhorra.
- Has pasado la primera prueba- anunció.
Merlín suspiró, aliviado y feliz, al saber esto, y Diana se alegró tanto como él. Sin embargo, Arthur falló la segunda prueba y el grano se pudrió.
- Mi padre dejará de distribuir comida entre la gente- Arthur dio la terrible noticia.
- ¡No puede hacer eso!- exclamó Morgana alterada.
- ¡El pueblo morirá de hambre!- gritó enojada Diana.
- Todo es mi culpa- susurró Arthur abatido.
Gracias a la intervención de Diana, Anhorra accedió a darle una segunda oportunidad a Arthur. Merlín lo acompañó al laberinto de Gedfred, donde Arthur se tomó una copa, supuestamente envenenada, en lugar de Merlín para librarlo a él de hacerlo. El príncipe cayó desmayado, pero Anhorra le explicó a un desesperado Merlín que ninguna de las copas estaba envenenada. Con la última prueba superada exitosamente, la maldición fue retirada y Camelot regresó a la normalidad.
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Fiksi Penggemar"En una época mágica y en una tierra de mitos y leyendas, el destino de un gran reino descansa sobre los hombros de un chico. ¿Su nombre? Merlín." El joven mago Merlín cumple con su destino al servir en el palacio real de Camelot bajo las órdenes de...