Capítulo 11

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El laberinto de Gedfred

Aunque Diana odiaba matar animales, por lo que también detestaba cualquier actividad relacionada con eso, había accedido a salir de cacería con Arthur para compartir un poco con él y con Merlín.

- No te he podido agradecer por lo que hiciste en Ealdor- dijo Merlín, tras comprobar que Arthur estaba distraído buscando una presa.

- No hay de qué- replicó Diana, sonriéndole.

- Mi madre sabe lo nuestro- reveló Merlín, haciendo que ella lo mirara inquisitivamente- No te preocupes, está de acuerdo.

- Por lo menos, ella es mejor persona que mi padre- suspiró Diana.

Entonces fue cuando lo vieron: un bello ser rebosante de magia que incluso podía palparse. Un unicornio de pureza albura se acercó a ellos, inclinándose como en una reverencia. Ambos jóvenes sonrieron fascinados y se acercaron.

- No te preocupes- dijo Diana, alargando su mano hacia él y acariciando su hocico.

- No te haremos daño- completó Merlín, imitando la acción de la princesa.

Sus sonrisas se borraron cuando una flecha atravesó al mítico ser, matándolo.

- ¡Arthur Pendragon!- gritó Diana furiosa- ¡¿Cómo has podido!?

- Es solo un animal- le restó importancia Arthur.

- ¡Es un ser mágico que debe ser respetado!- exclamó Diana.

- Concuerdo con la princesa- apoyó Merlín.

- ¡Nadie pidió tu opinión!- chilló Arthur- Además, la magia está prohibida en Camelot. Hice bien al matarlo.

Diana salió corriendo de allí muy contrariada. Merlín fue tras ella. Arthur regresó y le entregó con orgullo el trofeo de caza a su padre.

- Padre, un cuerno de unicornio, para los tesoros de Camelot- anunció Arthur, entregándoselo.

- Es magnífico. Es el primero que veo- dijo el rey fascinado.

Sin embargo, las envejecidas facciones de Gaius reflejaron disgusto.

- Si me permite, sire, la leyenda cuenta que quien mate un unicornio, sufrirá una maldición- intervino.

Diana y Merlín, que ya habían vuelto, se preocuparon al oír esto.

- Son habladurías- se despreocupó el rey.

Mas, las palabras de Gaius se cumplieron como una profecía. En pocos días, todas las cosechas de Camelot se perdieron debido a una intensa sequía que ocasionó una hambruna. Todos estaban desesperados por la situación. Por consejo de Gaius, Diana y Merlín fueron al bosque y trataron de encontrar a Anhorra, el guardián de los unicornios. Finalmente, un anciano con túnica blanca apareció ante ellos.

- Para que la maldición sea retirada, Arthur debe superar las pruebas que yo le imponga- informó.

- Mi hermano lo hará- dijo Diana muy segura.

- Y yo le ayudaré- dijo Merlín.

        [********]

- He sido un estúpido- se autorreprochaba Arthur- Mi hermana y Gaius tuvieron razón desde el principio. Ahora todos están sufriendo las consecuencias de mis actos.

- No seas tan duro contigo mismo- le consoló Merlín- Todo se arreglará.

Un ruido proveniente del granero los obligó a dirigirse allí. Arthur sacó su espada y amenazó a un hombre que estaba robando alimentos.

- En tiempos como este, esta acción te costaría la vida- dijo.

- Por favor, tengo muchos hijos que se mueren de hambre. Déjame llevarles algo de comer y luego podrás arrestarme- suplicó el pobre hombre.

Arthur se guardó la espada en el cinturón.

- Vete. Fingiré que no he visto nada- decidió.

Entonces, el hombre se reveló como Anhorra.

- Has pasado la primera prueba- anunció.

Merlín suspiró, aliviado y feliz, al saber esto, y Diana se alegró tanto como él. Sin embargo, Arthur falló la segunda prueba y el grano se pudrió.

- Mi padre dejará de distribuir comida entre la gente- Arthur dio la terrible noticia.

- ¡No puede hacer eso!- exclamó Morgana alterada.

- ¡El pueblo morirá de hambre!- gritó enojada Diana.

- Todo es mi culpa- susurró Arthur abatido.

Gracias a la intervención de Diana, Anhorra accedió a darle una segunda oportunidad a Arthur. Merlín lo acompañó al laberinto de Gedfred, donde Arthur se tomó una copa, supuestamente envenenada, en lugar de Merlín para librarlo a él de hacerlo. El príncipe cayó desmayado, pero Anhorra le explicó a un desesperado Merlín que ninguna de las copas estaba envenenada. Con la última prueba superada exitosamente, la maldición fue retirada y Camelot regresó a la normalidad.

Merlín y la Princesa del DestinoTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang