Capítulo 15

680 45 8
                                    

El camino de la sacerdotisa

- Diana, ¿estás segura de que este es el camino?- inquirió Morgana, reavivando la fogata con la ayuda de un palo.

- Morgana, tú misma lo viste en tu sueño- respondió Diana, echándole más leña al fuego que ardía ante ellas- La Diosa Triple te eligió como la próxima Suma Sacerdotisa. De hecho, tú serías la última. La Antigua Religión te necesita.

- Lo sé, pero... Presiento que no deberíamos haber venido solas- suspiró Morgana.

- No podíamos contar con los caballeros o Arthur para esto- replicó Diana con impaciencia- ¿Qué excusa les daríamos? ¿"Caballeros, necesitamos que nos escolten hasta la Isla de los Bendecidos porque Morgana va a convertirse en Suma Sacerdotisa de la Antigua Religión"?

- Tienes razón- reconoció Morgana- Incluso, no sé si esa excusa de la peregrinación por tu madre y mi padre que le diste a Uther será suficiente para justificar nuestra ausencia. ¿Crees que un mes en la isla bastará?

- Tardarás años en comprender tu poder, Morgana, pero confío en que lo tienes dentro de ti- dijo Diana con suavidad, tomando la mano de su amiga- Esto es solo un ritual, el verdadero poder de la magia es usarla para el bien.

- Sí, Di, te prometo que ese siempre será mi propósito- juró Morgana de un modo solemne, estrechando la delicada mano de Diana.

- Creo que estaremos de vuelta dentro de poco- afirmó la princesa- Cambiando de tema, ¿cómo eran tus padres?

- A mi madre, casi no la recuerdo- respondió Morgana con aire nostálgico- Sé que tenía el cabello rubio y era muy hermosa, pero nada más. Solo tenía cinco años cuando ella se marchó de casa para no volver- suspiró con tristeza- Antes de eso, estaba embarazada, pero perdió al bebé. Seguramente, el dolor provocó que quisiera alejarse de todos.

- Pero no fue justo para ti- reflexionó Diana, e hizo una pausa- ¿Qué hay de tu padre?

- Él era un hombre honorable y valiente que no temía luchar por lo que creía justo- contestó Morgana con una mirada melancólica.

- Entonces, era como tú. Después de Merlín, tú eres la persona más valiente que he conocido, Morgana- dijo Diana en un tono cálido.

- Gracias. Debo serlo si me comparas con tu amado- dijo Morgana con una sonrisa picarona.

- Es mejor que vaya por más leña, la fogata se está apagando- dijo Diana, que prefería evitar el torrente de preguntas indiscretas que se leían en la expresión de Morgana.

El fuego ya no chispeaba con fuerza cuando la joven de cabellos negros vio a la princesa desaparecer detrás de un árbol. Morgana se sintió atemorizada por su completa soledad, pero decidió desechar estos pensamientos para reavivar el fuego como lo había hecho antes. Pronto un ruido le robó la tranquilidad. Delante de ella, un gran escorpión blandía su mortal aguijón amenazante. Intentó usar su magia para defenderse, pero estaba demasiado nerviosa como para recordar los conjuros que había aprendido. Tomó una rama, dispuesta a golpear al horrendo bicho. Pero, un zumbido a sus espaldas la hizo voltearse...para encontrarse frente a un gigantesco escorpión negro que le lanzó su aguijón, hiriéndole una pierna. Morgana cayó al suelo, observando aterrada que cientos de esas criaturas la rodeaban. Lo último que vio antes de perder el conocimiento fue la silueta de alguien que venía en su ayuda. Era una joven esbelta, atlética, de largos cabellos rubios y grandes ojos oscuros. Aparentaba mayor edad que Morgana e iba cubierta con una capa oscura. Musitó un hechizo y aquellas bestias en forma de escorpión se retiraron. Inmediatamente, sacó de su bolso  paños, ungüentos y alcohol para después examinar la herida de Morgana. Le apretó la pierna, extrayendo una negra y enorme gota de veneno, la desinfectó con alcohol, le aplicó el ungüento para el dolor y la vendó con un paño limpio. En ese momento, llegó Diana con su carga de leña. Sus ojos no tardaron en posarse sobre el cuerpo desmadejado de su amiga.

Merlín y la Princesa del DestinoWhere stories live. Discover now