Capítulo 9

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Excalibur

Diana no podía evitar mostrar una expresión de orgullo al ver que su hermano mayor estaba siendo coronado como príncipe y futuro soberano de Camelot.

- ¿Qué se siente ser el sirviente del príncipe coronado de Camelot?- le preguntó Gwen a Merlín.

- Lavar los calcetines será un honor aún mayor- bromeó el chico.

- Oh, vamos, estás orgulloso de él- replicó Gwen.

- Sus calcetines están muy limpios. Por supuesto que estoy orgulloso- continuó bromeando Merlín.

Pero la feliz celebración fue interrumpida cuando un caballero vestido de negro, con un casco de igual color que escondía sus facciones, irrumpió en el salón del trono montado en su caballo, rompiendo los ventanales. Sin decir palabra, se apeó de la bestia y arrojó su guante frente a los caballeros de Camelot, quienes ya habían desenfundado sus espadas. Uno de ellos se adelantó y lo recogió.

- Yo, sir Owain, acepto tu desafío- dijo.

- Combate singular, mañana al mediodía, a muerte- dijo el extraño personaje y se retiró, dejando a todos los presentes desconcertados y consternados.

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Diana siguió a Gaius en busca de respuestas. Tenía una sospecha terrible, además de no sentirse bien.

- ¿Quién era ese caballero?- cuestionó Merlín.

- No lo sé- mintió Gaius de forma notoria.

- ¿No reconociste su escudo? ¿A qué casa pertenece?- preguntó Merlín con curiosidad.

- No pude verlo bien- lo evadió Gaius.

- No mientas, Gaius- intervino Diana- Tanto tú como yo vimos el escudo. He estudiado esas cosas y sabes muy bien, igual que yo, que era el emblema de mi tío Tristan de Bois.

- Lady Diana, eso no es posible- dijo Gaius un poco alterado.

- ¿De qué me he perdido?- inquirió Merlín confuso.

El médico iba a responder, pero ambos hombres vieron a Diana palidecer de forma repentina, para desmayarse a continuación. Con rápidos reflejos, Merlín evitó que cayese al suelo y la acomodó en su regazo.

- ¡Diana! ¡Diana!- llamó preocupado, sin obtener resultado alguno- ¿Qué le pasa, Gaius?

Mientras el anciano galeno la examinaba, las velas de la estancia se apagaron de golpe, los papeles que había sobre la mesa se incendiaron sin razón y los objetos comenzaron a moverse solos. Diana abría y cerraba los ojos continuamente, y estos tenían un característico brillo dorado.

- Merlín, Diana está manifestando magia- reveló Gaius.

- ¿Cómo es posible?- preguntó Merlín anonadado.

- No es tan extraño. Cuando era una niña, lady Diana solía sufrir de pesadillas y crisis de sonambulismo, durante las cuales hacía predicciones a la gente que se encontraba mientras caminaba dormida. Pude comprobar que muchas de ellas se cumplieron- relató Gaius.

- ¿Por qué no la ha manifestado antes?- indagó Merlín- Aunque, ahora que lo pienso, cuando pasó lo del niño druida, ella se comunicó mentalmente conmigo.

- Tal vez, la magia esperaba el momento oportuno para salir a la luz- respondió Gaius.

- ¿Merlín? ¿Qué pasó?- preguntó Diana, volviendo en sí.

- Diana, tienes magia- soltó Merlín, ganándose una mirada de reproche por parte de Gaius.

La princesa agrandó sus ojos verdes y sus labios temblaron ligeramente.

Merlín y la Princesa del DestinoWhere stories live. Discover now