Capítulo 6

833 79 1
                                    

Un remedio para curar todos los males

-... Y entonces, las serpientes cobraron vida y salieron del escudo de Valiant para atacar a Arthur, pero yo logré pasarle una espada a tiempo y le salvé la vida. ¡Y ni siquiera quiso admitirlo!- terminó de contar Morgana, sentada frente a la chispeante chimenea de su habitación junto a Gwen y a Diana, quienes la escuchaban atentamente mientras las tres tenían lo que Morgana denominó como "una noche de chicas".

- Claro, querida, sabes que mi hermano es así de orgulloso- dijo Diana, y las tres se rieron.

- Pues, a mí me pareció que le gustaba ese caballero, mi lady- intervino Gwen, dirigiéndose a Morgana.

- Fue una atracción pasajera, nada más- confesó Morgana.

- Hablando de romances, ¿quién te regaló esas hermosas flores, Morgana?- indagó Diana, observando con interés un ramo de flores lila que reposaba en el interior de un jarrón de porcelana.

- Gwen las trajo, no tenemos ni idea de quién pueda haberlas enviado- contestó Morgana sin darle importancia- Continuando con el tema, nuestra Gwen está muy codiciada- observó a la aludida con picardía- ¿Viste cómo la miró Arthur cuando bailaron juntos durante el Banquete de Reyes? 

- O la expresión de Lancelot cuando la vio en la fiesta de su nombramiento como caballero- prosiguió Diana, sonriendo.

- Eso mismo iba a decir- añadió Morgana.

- ¡Por favor, mis ladys!- protestó Gwen sonrojada.

- No es nada malo ni vergonzoso conocer el amor verdadero, Gwen- dijo Diana, regalándole una cálida sonrisa de comprensión- No importan las clases sociales. ¿Alguna vez han sentido cómo es hundirse en los ojos de una persona cuyos orbes parecen océanos colmados de pureza?

La princesa dejó escapar un dulce suspiro con la mirada perdida, mientras Gwen y Morgana se miraban con intriga.

- Wow, qué poético. ¿Y con quién has sentido eso, Di?- preguntó Morgana con picardía.

- Con...nadie- respondió Diana titubeante, retorciéndose las manos con nerviosismo.

- Fingiré que te creo- expresó Morgana, revoleando los ojos, pues todos sabían que Diana era pésima para esconder sus sentimientos.

            [*********]

Al día siguiente, algo andaba mal con Morgana. Gwen no había podido despertarla y Gaius, tras examinarla, le diagnosticó una inflamación en el cerebro que la mantenía sumida en la inconsciencia. Todos estaban muy preocupados por ella, en especial Diana.

- No lo comprendo, si apenas anoche estaba tan bien...- dijo angustiada la joven, arrodillada al pie de la cama de Morgana y aferrándole una mano- No te dejaré morir, Morgana, lo prometo. Encontraré la cura como sea.

Merlín, quien se encontraba en la habitación ayudando a Gaius a tratar a la enferma, abrazó protectoramente a la princesa, quien refugió su rostro en el hombro de él y sollozó un poco para desahogarse.

- Hay que hacer algo, Merlín- dijo Diana al volver a mirarlo cara a cara.

- Se curará, te lo prometo- dijo Merlín, secándole las lágrimas con sus pulgares.

- Diana está sufriendo demasiado con esto. Ella y Morgana son las más unidas. Haz lo que sea necesario, Gaius, ¡cualquier cosa!- exigió el rey al anciano médico.

- Lo intentaré, sire- dijo Gaius con humildad.

Pasaron los días y Morgana iba de mal en peor. Un día, apareció un hombre en el palacio, afirmando tener un remedio que curaba todos los males. Aunque Diana desconfiaba, pensando que podía ser pura charlatanería, Uther decidió probar suerte. El extraño desalojó la habitación donde reposaba la enferma, para poder hacer salir, utilizando la magia, a un escarabajo que se alojaba en su cerebro...el cual él mismo le había enviado dentro de las hermosas flores lilas. Morgana se recuperó y todos respiraron aliviados.

- ¡Morgana!- exclamó alegremente Diana al verla despierta después de tantos días.

- Creí que te perdíamos- dijo Arthur, sonriéndole.

- No te desharás de mí tan fácilmente- bromeó la protegida del rey.

Uther quiso recompensar al hombre, quien respondía al nombre de Edwin, y este acusó en falso a Gaius de tener fallas en sus diagnósticos, por lo que el rey jubiló al anciano y lo reemplazó por Edwin.

- Padre, es injusto lo que has hecho con Gaius. Él te ha sido leal toda la vida- dijo Diana, muy molesta por la decisión de su padre.

- Concuerdo con Diana- intervino Morgana- Conocemos a Gaius desde niñas, no podemos ver que lo echas así.

- Ya lo oíste. Gaius es viejo y comete errores. Uno de ellos casi te cuesta la vida, Morgana- enfatizó Uther.

- Aún así, no hay derecho...- defendió Diana.

- Es mi última palabra- la interrumpió el rey sin disponerse a ceder.

Gaius tenía sus sospechas respecto a Edwin, así que comenzó a investigar. Por desgracia, mientras ayudaba a Edwin por orden del rey, Merlín encontró la caja de escarabajos mágicos y recitó lo que decía en la tapa, haciéndolos revivir. Así fue como Edwin descubrió que Merlín tenía magia, por lo que, cuando Gaius descubrió que se trataba de un hechicero que deseaba vengarse de Uther por ocasionar la muerte de sus padres y las quemaduras de su cara durante la Gran Purga, él amenazó a Gaius con revelarle el secreto de Merlín al rey. Entonces, Gaius optó por marcharse, no sin antes despedirse de Gwen y Diana.

- No te marches, Gaius, no confío en ese tipo- le pidió Diana.

- Lo siento, Diana, no puedo quedarme- negó Gaius.

- Entonces, lo extrañaremos- afirmó Gwen, y ambas jóvenes lo abrazaron.

Después de pensarlo mucho, Gaius decidió regresar y enfrentar a Edwin, quien ya había enfermado al rey con uno de sus escarabajos. Gaius lo atacó con magia, pero Edwin lo rodeó con un círculo de fuego.

- Tú nunca has tenido problemas en dejar morir a alguien- le reprochó Edwin.

En ese momento, llegó Merlín junto a Diana.

- ¡Sabía que algo malo pasaba!- exclamó Diana al ver aquello- ¡Merlín!

El chico captó el mensaje y utilizó su magia para apagar el fuego. Mientras la princesa auxiliaba a Gaius, Merlín repelió un hechizo que le había lanzado Edwin y se lo devolvió, matándolo.

- Merlín, Edwin utilizó un escarabajo para tratar de matar a Uther- advirtió Gaius ya recuperado, y los tres corrieron a la recámara del rey.

- No podemos usar magia con Uther- dijo Merlín, una vez junto al lecho del soberano.

- Si no sacas al escarabajo, morirá- dijo Gaius.

- Por favor, Merlín- rogó Diana.

- Espera, ¿ella lo sabe?- preguntó Gaius anonadado, dándose cuenta en ese momento; Merlín se limitó a asentir- Tienes mucho que explicar, Merlín.

- Después de curar al rey- dijo Merlín, recitando un hechizo y sacando a un escarabajo vivo de la oreja del rey.

Ya recuperado, Uther le devolvió su puesto en la casa real a Gaius y todo volvió a la normalidad.

Merlín y la Princesa del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora