Capítulo 26

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El reloj seguía avanzando la hora acordada se aproximaba, mis manos sudaban el nerviosismo estaba presente desde la salida del sol. ¡Dios¡, ¿Esta será la única manera?, necesitaba pensar más, ver otras alternativas, pero no me quedaba tiempo, solo unos minutos me quedaban para que me vinieran a buscar.

Caminaba de un lugar a otro tocándome las manos con frenesí, necesitaba estar en movimiento, la culpa me estaba comiendo por dentro y ya no podía retractarme de mis palabras, el mundo necesitaba toda la ayuda posible y si ella era capaz de hacer alguna diferencia lo haría por todos.

-Ya es hora Hermione- Me sobresalte y gire, vi a Erick parado en el marco de la puerta, camine con decisión a su encuentro.

-Vamos- Dije, cerró la puerta y caminé a su lado, tratando de ver si alguien nos veía, al comprobar que nadie nos observó pude estar más tranquila.

-Tranquila, nadie está resguardando este lugar a esta hora, por eso me pareció mas apropiado de realizar... a esta hora- Toco su barbilla con una de sus manos y siguió caminando hasta que paro en una puerta negra, ¡Vaya que entretenido!, tenía que ser negro, ¿No serán señales?, suspire.

Vi que estaba oscura la habitación, con un simple hechizo Erick ilumino, una gran cama se nos presentaba, sabanas de seda se podía apreciar a simple vista, la incomodidad llego de inmediato, el sudor frio empozo a recorrer mi espalda y unos leves temblores aparecieron impidiéndome estar quieta. Sentí la mano de Erick en mi hombro, y supuse que me quería reconfortar, aunque así no fuera lo estaba haciendo.

-Sera mejor que comencemos antes que se nos haga tarde- Lo mire y observe como se estaba quitando las prendas de la parte superior, sentía que la garganta se me comenzaba a secar... un miedo atroz se apodero de mí.

-Nunca te hare daño Hermione, no a ti. – Se acerco lentamente y me abrazo, cedi ante la muestra de afecto y solo me quedo corresponder el abrazo que me proporcionaba.

Unos segundos fue lo que duro la paz que sentí, se separó de mí y se alejó unos centímetros hacia atrás aun lo suficiente cerca sentía el calor que emanaba su cuerpo, unos cosquilleos se posaron en mi cintura baje extrañada la vista y los dedos de Erick estaban jugando con el borde de la polera que lentamente subió, una brisa helada me hizo tirita cuando fue completamente retirada e inmediatamente me abrace a mi misma para generar calor e intentar tapar mis pechos que estaban al descubierto. Desnuda, sucia, traicionera, infiel, tantos pensamientos me invadían de solo pensar lo que pasara en unos momentos, que fueron callados por la boca hambrienta de Erick.

...

-Tranquilo Theo. – Draco trababa de consolar a su amigo, pero la situación se le estaba escapando de las manos, tomo otro trago de su whisky de fuego, necesitaba para aclarar su mente.

Se paro de un golpe y camino de un lugar a otro, la desesperación reinaba sus últimos días, su Hermione llevaba desaparecida ya una semana, los aurores la seguían buscando por cielo mar y tierra, pero no había rastro, tenía un mal presentimiento.

Puf el sonido lo saco de sus pensamientos y vio que Althea estaba esperando captar su atención. – Mi señor, los bebes requieren de su presencia, no han dejado de llorar- Bajo su cabeza arrepentida de no poder ayudar a su amo, mas ahora que la señorita se la raptaron.

Sin pensarlo dos veces, Theo fue a la habitación de sus hijos y el llanto ensordecedor lo dejo aturdido unos minutos, acostumbrándose camino unos pasos hacia la primera cuna donde estaba Altair, lo tomo inmediatamente y lo acuno, comenzó hacerle mimos para que se pudiera calmar, pero aun así no dejaba de llorar, la única idea brillante que se le ocurría fue poner Altair junto a Anthony, esperando alguna ver algún resultado espero mientras le acariciaba sus rostros.

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