Capítulo XV

523 93 10
                                    

Robin frenó su paso cuando me vio en el pasillo. Le había costado un poco abrir la puerta sola porque llevaba una bolsa con un montón de cosas dentro y fruncí el ceño buscando una respuesta. Lorent ya no estaba, se había marchado cuando ella se lo ordenó.

ㅡNo te espantes ㅡdijo Robin, que interrumpió mi intento de abrir la boca para decir algoㅡ. He traído algunas cosas. Cosas de las que te has perdido estos últimos años de tu vida ㅡhizo un esfuerzo para levantar la bolsa y dejarla sobre el sillón de la habitaciónㅡ. Pero antes...

Hizo una pausa, permaneció un calculado e inquietante momento en silencio, sospeché que lo hacía para evaluarme. Yo erguí un poco la espalda y miré a otro lado. Cuando pensé que había pasado suficiente tiempo sin hablar, la volví a mirar.

ㅡ ¿Qué?

ㅡ ¿Es necesario que lo diga? ㅡse aproximó y acercó el largo tubo metálico con mis medicamentos y me conectó a esos horribles cables que me dejaban prácticamente inmóvil.

ㅡ ¿Por qué me miras de esa forma? ㅡle pregunté.

ㅡSabes lo que quiero decir ㅡdijo. Se puso cómoda en el sofá frente a mí.

ㅡ ¿No crees que aquí ㅡseñalé la distancia entre nosotrasㅡ hay muy poco espacio y que hay demasiada confianza entre una paciente trastornada y su médico residente? ㅡle sonreí.

Robin alzó sus pies, subiendo sus zapatos exageradamente blancos e hipoalergénicos al sillón, adoptando una postura de indio y puso sus ojos tan pequeños como pudo, inspeccionándome aún más.

ㅡ ¡Vaya, qué doctora tan retadora! ㅡexclamé.

ㅡEscucha, Cassie ㅡrelajó sus hombros y volvió a apoyar sus pies del sueloㅡ. Lo que te voy a decir no será una broma y necesito que me escuches con atención.

Intenté parecer despreocupada, pero, por lo seria que se había tornado la conversación, le puse interés a lo que iba a decirme.

ㅡEstos cables ㅡseñaló la inmensa tela de araña que me apresabaㅡ son los que mantienen tus signos regulados y tu mente alejada de los problemas.

ㅡ ¿Para qué me dices esas cosas si ya me las sé de memoria?

Robin suspiró.

ㅡLorent es un buen chico ㅡdijo y luego sacudió la cabeza de un lado a otroㅡ, es un buen chico para cualquier chica que no seas tú.

Sus palabras despertaron mi asombro. Me aclaré la garganta para poder hablar.

ㅡEspera, antes de que digas cualquier otra cosa, Lorent es sólo un nuevo amigo, nada más ㅡafirmé.

ㅡLinda ㅡdijo con ternura, casi sentí que estaba hablando con una hermana mayor, incluso una mayor que Allieㅡ. Tengo que confesar que nunca había visto a Lorent de la forma en la que lo veo ahora. Llevo cinco años trabajando en este hospital, lo he visto cientos de veces ingresando por... por cosas que... bueno... Cosas no tan buenas y está diferente, hace una semana no era la misma persona que es hoy.

ㅡEso podría ser bueno, ¿no?

ㅡNo, no es bueno. Es preocupante y no solo por él, sino por ti.

ㅡ ¿Qué quieres decir, Robin? Me estás confundiendo.

ㅡLorent es un chico inestable y no creo que lo que sea que está ocurriendo entre ustedes sea buena idea.

ㅡPero sólo somos amigos ㅡinsistíㅡ, me dijiste que debía tener una vida normal y eso es lo que estoy haciendo.

ㅡVoy a decirte algo que quizá haga que cambies de opinión ¿Recuerdas el día que perdiste la conciencia en medio del pasillo, después de tu sesión con el psiquiatra? Ese día Lorent tuvo una recaída y es algo que no pasaba desde hace mucho tiempo. Supongo que ya te ha mencionado su trastorno, tiene una especie de...

ㅡ ¡NO! Por favor, no lo digas ㅡla detuve.

Robin se echó para atrás e hizo un gesto de no entender nada. Mientras tanto, yo recordaba el momento en que el psiquiatra tuvo que salir a toda prisa de nuestra sesión para atender una emergencia en el primer piso. Empecé a ponerme un poco frenética por pensar que lo que había ocurrido era algo grave y Robin me lo acababa de confirmar.

ㅡEs algo entre nosotros. Decidimos no saber nada el uno del otro. Él no sabe quién soy yo ni qué me trajo a este hospital y yo no sé quién es él, y eso incluye no saber ninguno de nuestros trastornos y mucho menos mi secuestro ㅡmiré su expresión que había cambiado a una sorpresiva y no supo qué decir, entonces tuve que seguir hablandoㅡ. Es solo que, ya sabes... Por primera vez estoy disfrutando que alguien no me conozca por mi pasado.

ㅡCassie, podré ser tu médico, pero también he vivido muchas cosas fuera de este hospital. Sé que se han estado viendo, lo cual no tiene nada de malo, pero veo la forma en que te observa y la forma en la que tú le sonríes. No quiero sonar como una madre regañona, pero sí quiero sonar como una médico que previene ciertas cosas.

ㅡNo veo por qué es necesario prohibirme hacer cosas después de tanto tiempo sin saber absolutamente nada de nada ㅡsoné un poco histérica y traté de arreglarloㅡ. Escucha, no quiero hacerme ver como una víctima, nunca lo he querido ni siquiera en el momento en que ingresé en este hospital y creo que hasta ahora no he hecho más que seguir las reglas.

ㅡY lo estás haciendo muy bien ㅡcontestóㅡ, pero no es momento de romperlas y arruinarlo todo. Quiero que tu estancia aquí sea lo más tranquila posible porque es lo que necesitas. No quiero aislarte del mundo de nuevo, pero sé lo que está bien o mal para ti.

No me sentía cómoda en esa conversación, así que le hice saber lo más amablemente posible que quería cambiar de tema, que no tenía ganas de pensar en esas cosas y que al fin y al cabo era mi decisión, que tomaría sus consejos, pero no sabía cómo reaccionar en ese instante. Robin asintió comprensiva y se levantó del sofá para abrir la bolsa que había traído consigo.

ㅡÉstos son esmaltes de uñas ㅡpuso dos lindos ejemplares brillantes con purpurina cerca de su cara, uno a cada lado.

Me eché a reír cuando sacó una bolsita llena de esmaltes de todos los colores y me la acercó.

ㅡSoy chica, sé lo que son los esmaltes de uñas, pero te agradezco la intención.

Robin me sonrió y continuó sacando cosas. Eran muchas, así que las puso todas sobre la cama y las iba señalando. Vi algunas revistas de noticias, hojeé un poco sus páginas y me enteré de muchas cosas de las que me había perdido en los últimos años, luego me entregó unos auriculares y cosas interesantes, algunos libros como El Principito, Matar a un ruiseñor y varios de la saga de Harry Potter. También pude ver algunas historias relacionadas con vampiros y ángeles caídos.

ㅡNo sé qué género te gustará más. Tuve que preguntarle a mi sobrina que tiene tu edad sobre libros juveniles ㅡdijo. Robin era la persona más amable y bondadosa que había conocido jamásㅡ. Y por último... un móvil.

Puse los ojos en blanco, pero a la vez divertida. Tomé la pequeña caja blanca que me entregó, la abrí y un móvil envuelto en finas láminas plásticas salió disparado. Se estrelló contra el suelo y ambas reímos.

ㅡ ¿Lo ves? Que se haya caído es una muy mala señal. Ya te dije que no me hacía falta uno de estos. No creo ser una chica tecnológica ㅡdije.

ㅡEl mundo avanza, pequeña, y tenemos que ir a su ritmo.

Me explicó una y otra vez que el móvil tenía una figura circular en la parte de atrás que reconocía las huellas de sus dueños, que podía descargar música, libros, vídeos y cualquier cosa que se me ocurriera. Me pintó las uñas de color morado con purpurina. También me dijo aproximadamente cuarenta y dos veces que lo llevara conmigo a todas partes si me movía de mi habitación. Tenía que mantenerme vigilada las veinticuatro horas del día, y la única manera de dejarme ser libre era contestando todas sus llamadas. Por supuesto, antes de irse, me dio ciertas advertencias sobre mi cercanía con Lorent, pero respetando mis decisiones.

ㅡPor cierto, mañana no estés dando vueltas por el hospital a eso de las cinco de la tarde. Un médico especialista en cardiología vendrá a verte ㅡdijo acercándose a la puerta para irse.

ㅡEstá bien ㅡrespondí.

ㅡQue descanses.

ㅡ ¡Oye, Robin!

ㅡ ¿Sí? ㅡpreguntó asomando su cabeza por la puerta nuevamente.

ㅡGracias.

Buscando estrellas muertas © COMPLETA ✔️Where stories live. Discover now