Capítulo XX

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Se quitó su abrigo y desenredó una bufanda gris que le rodeaba el cuello, puso el abrigo sobre mis hombros por encima de mi abrigo y le dio un par de vueltas a mi cuello con su bufanda. Tenía tantas capas de tela como capas tiene la atmósfera. Les echó un último divertido vistazo a mis ojos, algo le parecía gracioso y emprendimos nuestro camino al edificio.

Miró mis manos y, gracias a Dios lo hizo, porque si hubiese alzado la vista una vez más, habría adivinado todo lo que estaba sintiendo por él, era consciente de que mi cara lo revelaba todo. Acercó sus dedos a los míos y los entrelazó ¡Dios, su mano ardía! ¡Qué bien se sentía!

Dejé de sentirme sola inmediatamente.

Desorientada por su tacto, me pareció que el viaje de regreso al edificio había sido más largo que el de ida. No sabía cómo había llegado tan lejos. Nuestras botas se enterraban en la tierra húmeda y fría. Cuando el camino se hizo más fácil nos soltamos de las manos para cruzar nuestros brazos protegiéndonos del frío.

ㅡTenemos algo en común ㅡdijo después de nuestra silenciosa caminataㅡ. Ambos solemos perdernos.

ㅡNo quise perderme, creo que solo perdí la noción del tiempo ㅡdije algo sonriente y aliviada por haber salido de esa horrible oscuridad en la que me había metido involuntariamente.

ㅡYo me pierdo a menudo y no me estaba burlando de ti, solo me recuerdas un poco a mí ㅡrespondió inocentemente y sin perder esa sonrisa que me volvía locaㅡ. La diferencia es que soy totalmente consciente de ello. Tú lo has hecho sin intención.

Se pasó la mano izquierda por el cabello, sacudiendo la humedad de la nieve sobre él y no pude evitar admirarlo.

ㅡEntonces, ¿qué harás esta noche?

ㅡSupongo que no perderme otra vez, escuchar los sermones de Robin y recibir montones y montones de drogas que, supuestamente, le harán bien a mi salud.

ㅡSuena como la noche perfecta ㅡafirmó divertidoㅡ, pero tengo una mejor propuesta. Tal vez quieras salir de aquí.

ㅡClaro, como si pudiéramos hacerlo ㅡle lancé una mirada asesina, aunque con Lorent todo era posibleㅡ ¿Podemos?

ㅡ ¿Qué crees?

ㅡNo puedo entender cómo haces para que no te pillen.

ㅡSon simples trucos. Con tanto tiempo en este lugar, ya me he aprendido cada rincón y... bueno...

Se quedó pensativo unos segundos.

ㅡ ¿Qué? ¿Qué ocurre? ㅡpregunté.

ㅡEs una confesión más propia de una tercera cita.

Me temblaron las piernas.

ㅡ ¿Así que es una cita? ㅡcurioseé.

ㅡ ¿Qué crees? ㅡrepitió, pero esta vez noté que se mordía los labios y me miraba.

ㅡSí... eh. Sí, creo que podría ser una cita ㅡafirmé sonriente tratando de parecer calmada, pero por dentro mi cuerpo gritaba de emociónㅡ. Entonces, ¿qué ibas a decirme? No vas a dejarme con la intriga.

ㅡBueno... aquí va ㅡtomó aire y continuóㅡ. Desde la primera vez que te vi, mis síntomas han... empeorado, creo.

ㅡ ¿Cómo que crees? Estuve hablando con Robin sobre ti y me ha dicho que, en todos los años que lleva trabajando en este hospital, es la primera vez que te ves diferente.

ㅡUna cosa es que me vea diferente y otra es que me vea bien. Y la razón es porque... suelo ocultarlo. No se lo he dicho a nadie.

ㅡ ¿Cómo puedo estar tranquila ahora que me dices esto?

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