Capítulo XXVII - Capítulo Especial

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La presión del agua me llevó a otro lugar, me encontraba dentro de su coche, en el asiento del copiloto. Supuse que, después de que me atrapara en contra de mi voluntad muchos años atrás, tuvo que deshacerse de su furgoneta blanca antigua. Su nuevo coche tenía un tono gris oscuro y modesto. A fin de cuentas, todo el mundo tenía una furgoneta blanca en Minnesota, y era extremadamente improbable que justo dieran con la que era de su propiedad, pero era tan desconfiado y paranoico que deshacerse de ella había formado parte de sus prioridades primordiales.

Esa paranoia también era la razón por la que nos habíamos alejado tanto de Minnesota, era la primera vez que me llevaba a una revisión médica. Tenía un par de días con una sensación extraña en mi pecho, una fuerza que me oprimía el pecho. Uno de aquellos días que me negué a hacer lo que él quería, me gritó y me lanzó contra el suelo. Después de ese momento, no soportaba la falta de aire y la arritmia de mis palpitaciones. Tuve que pedirle ayuda, a pesar de estar totalmente en contra de hacerlo. Con frecuencia me aterraba pedirle cualquier cosa.

Era la primera vez que salía en años y cualquiera que nos viera diría que éramos padre e hija. No había nada extraño en nosotros. Ese día me obligó a salir de casa con unos pantalones holgados y una gorra con el cabello recogido dentro de ella y así aparentar ser otra persona.

El coche se agitaba de un lado a otro con suavidad en la carretera y el movimiento me mareaba un poco, no estaba acostumbrada a los viajes largos. A Erik no le convenía llamar demasiado la atención teniendo consigo a la chica que había secuestrado seis años atrás. Veía a la gente caminar a su propio paso y me hacía ilusión pensar que una de esas personas sería yo, con una mochila colgada al descuido sobre mi hombro y mi destino sería la escuela, pero luego imaginé que jamás encajaría en aquel estándar. Había salido de ese lugar por primera vez en mucho tiempo, pero aún no estaba en libertad.

Dejé que el tráfico pasara a nuestros costados sin hacer algo estúpido que nos delatara, imaginando que con el mínimo movimiento absurdo que hiciera, Erik se enfadaría y se le soltaría la mano, entonces estaría muerta.

El hombre siempre lo tuvo fácil conmigo. Me doblaba en tamaño, yo no medía más de uno sesenta y dos, era delgada y no demasiado ágil. Quería huir y gritar sobre el asfalto que yo era Cassandra Williams, secuestrada, humillada y ultrajada por el hombre que conducía aquel coche gris oscuro.

Erik encendió un cigarrillo y le dio una calada profunda. Supe que estaba nervioso por la forma en que respiraba y movía las manos. Tuvo que bajar la ventanilla para que el humo saliera. Estaba cansada del olor putrefacto del cigarrillo, pegado en su pelo, en su ropa, en su cuerpo y asquerosamente en el mío. Tenía el aspecto de un joven profesor universitario, con la barba poblada y melena algo larga, como salido de la época de los 60's.

El viaje se estaba alargando más de lo que me esperaba, tanto que habíamos pasado unas dos horas de camino. Estábamos lejos de casa, si es que a eso se le puede llamar casa.

Un letrero apareció en a la orilla de la carretera:

Bienvenidos a Minneapolis.

Entramos por unas calles muy angostas y el barrio se veía bastante solitario. Llegamos a un hospital de pocos pisos, aparcamos el coche y salimos rumbo a la entrada principal. Me quité la gorra y mi cabello largo se deslizó por mis hombros, me dolía la cabeza y no soportaba más la presión que sentía. Erik estuvo a punto de decir algo al respecto cuando alguien se acercó a hablarnos, así que tuvo que callar. Las puertas del hospital se abrieron automáticamente y entramos.

Llegamos fingiendo que estábamos tranquilos al área de emergencias, no parecía estar pasando nada raro con nosotros, así que no me extrañó que nadie mirara mis ojos en busca de auxilio. No había demasiada gente, por lo que nos atendieron relativamente rápido. Yo no respondía preguntas, Erik era quien lo hacía todo, incluso dio nombres falsos para ambos. Él quería salir rápido de la situación, que revisaran qué era lo que pasaba con mi corazón y huir de allí.

Buscando estrellas muertas © COMPLETA ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora