040.

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Amelia.

---Miren, ahí esta.--- nos informó Klaus mientras señalaba a nuestro hermano grandulón.

Habíamos pasado alrededor de 2 horas buscando a Luther en la ciudad, hasta que lo encontramos en una de las cantinas en el centro de esta, y por lo que pude notar, no se veía del todo bien.

---¿Curando la resaca con cerveza?--- le preguntó Klaus mientras los 4 nos acercábamos a número 1.

---Déjenme en paz.--- habló el chico en voz baja.

---Denos un minuto.--- pidió Diego mientras se sentaba con Luther.

Los 3 los miramos extrañados ante su petición, no era secreto para nadie que Diego y Luther no tenían la mejor relación que digamos. 

---Okay, vamos chicos, dejen que se depriman hasta el punto de morirse.--- comentó Klaus algo enfadado, ya que él decía que siempre lo dejábamos fuera de todo.

Nosotros 3 nos fuimos a unas mesas un poco más apartadas de ellos, a lado de las grandes ventanas del lugar, para que ambos chicos pudieran hablar con tranquilidad.

---¿De qué creen que hablen?--- pregunté en general.

---Quizá solo vayan a confesarse su odio el uno por el otro, ya sabes, lo de siempre.--- respondió Klaus con sarcasmo, tratando de quitarle importancia a la platica de nuestros hermanos.

---No me importa de que quieran hablar, solo con que podamos trabajar juntos.--- habló Cinco.--- Solo perdemos el tiempo.

---¡Y la dejaste ir sola!

El grito de Luther volvió a llamar nuestra atención completamente, y de todos los que estaban en esta cantina, sí, al parecer Diego ya le soltó la noticia de Allison. Al parecer a la morena se le había hecho buena idea ir detrás del novio de Vanya ella sola, ¿qué estúpido no? 

Lo siguiente que vimos fue como Luther se levantó rápidamente de su asiento, casi tirando la silla por el impulso, y salir corriendo hacía la puerta, claro, siendo seguidos por nosotros. El grandulón cuando intento abrir la puerta, por la fuerza que había utilizado la rompió, pero no le dimos importancia y salimos corriendo antes de que nos detuvieran.

Teníamos cosas más importantes de que preocuparnos que de una estúpida puerta. 

[...]

Íbamos en el carro de Diego, Cinco manejaba junto con Klaus de copiloto, mientras que Luther, el dueño del carro y yo estábamos en la parte de atrás.

---Oye, ¿puedes ir más rápido?--- le pidió Luther a Cinco con notable desesperación.

---Si me lo preguntas de nuevo te quemó con el encendedor.--- le advirtió el chico. 

Luther no pudo hacer nada y volvió a sentarse correctamente, pero aún así Cinco aceleró. Íbamos en dirección a una pequeña cabaña que, en el registro policial de Harold, mencionaba que era de su propiedad, por lo que seguramente ahí se encontraban él, Vanya y esperábamos que Allison.

Después de unos 20 minutos llegamos a nuestro destino, el primero en bajar obviamente fue Luther, que salió disparado hacía la entrada principal de la cabaña, siendo seguido por nosotros, nuevamente. 

La escena frente a nosotros era horrible. 

---¡Allison, no!

Nuestro hermana, se encontraba tirada en el suelo, cubierta por gran cantidad de sangre, su sangre, y con una enorme herida en su garganta, mientras que un charco de sangre la rodeaba. Luther corrió hacía ella para sostenerla en sus brazos.

Todos estábamos en estado de shock de ver a Allison de esa manera, ¿eso lo había ocasionado Harold? Luther le murmuraba palabras a la chica en sus brazos mientras lloraba, me acerqué un poco a ellos, solo para notar como Allison abría y cerraba los ojos lentamente, lo que nos indicaba que seguía viva, por el momento.

---Lu...Luther.--- le hablé con un nudo en mi garganta.--- Tenemos que ir a la academia, ahí podrán hacer algo por ella. 

Entre los 4, intentamos ayudar a Luther levantar junto con Allison en sus brazos, ya que el grandulón insistía en no separarse de ella.

---Cinco, enciende el auto.--- le pedí mientras ayudaba a Luther a acomodar mejor a Allison.--- ¡Ya, ya, ya!

Ante mis gritos, Cinco se transporto al auto, lo sé porque escuché el sonido del motor siendo encendido, el resto de los que quedábamos nos apresuramos a ir al vehículo. La vida de Allison estaba en juego, estaba en nuestras manos.

[...]

Habíamos llegado a la academia en tiempo récord, aunque bueno, la situación lo ameritaba. Todos bajamos apresurados, Cinco corrió para abrir la puerta principal de la academia, entre Klaus y Luther cargaban a la morena, yo me encargué de cerrar las puertas con mi velocidad, y Diego venía detrás.

---Si no la llevamos a arriba morirá.--- exclamó Diego, en su intento de dar "motivación" al equipo. 

Logramos llevar con éxito a Allison a la enfermería de la academia, mientras Diego se había encargado de buscar a mamá y yo a Pogo, íbamos a necesitar toda la ayuda posible. 

---Es un corte grave en la laringe.--- nos informó mamá.--- ¿Quién le puede dar sangre?

---¡Yo lo haré!--- gritamos al unísono todos. 

---Yo se la daré.--- exclamó Luther mientras trataba de subir la manga de su chamarra.

---Me temo que es imposible, amo Luther.--- lo interrumpió Pogo, obteniendo nuestra atención.--- Tú sangre es más compatible con la mía.

---No te preocupes, yo lo haré fortachón.--- le comentó Klaus.--- Adoro las agujas.

---Amo Klaus.--- volvió a hablar Pogo.--- Su sangre esta, ¿cómo puedo decirlo?... muy contaminada.

---Muévete, sí vamos, yo lo haré.--- comentó Diego mientras se colocaba a lado de mamá. 

Pero Diego al apenas ver la aguja, cayó de golpe al suelo, se había desmayado. 

Solté un bufido.--- Hombres.--- murmuré en voz baja, mientras me levantaba la manga del saco de la academia.--- Yo lo haré, mamá.

---Y yo igual.--- comentó Cinco casi de inmediato, mientras también levantaba la manga de su saco.

Mamá volteó a ver a Pogo con duda, queriendo preguntar si nosotros eramos aptos para poder donarle sangre a Allison, y el chimpancé lo único que hizo fue asentir en dirección de nuestra madre. 

---Hazlo.--- le pidió.

Mamá preparo las dos agujas con las cuales nos sacaría sangre, al parecer nos sacaría un litro de sangre a cada uno. Todo sea por nuestra hermana.

[1] Amelia | Número 5; The umbrella academy.Where stories live. Discover now