042.

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Amelia.

La pelea entre número 5 y número 4 continuaba, mientras me tenían solo a mi de espectadora, cosa que comenzaba a aburrirme.

---He visto esa mirada antes.--- comentó Klaus dirigiéndose al otro chico.--- En los ojos de alguien que ya no sabe quién es...si no tiene su droga. Confía en mí, tienes que dejarlo ir. 

Cinco no le contestó nada, pero arrojó el ojo falso que tenía en su mano fuertemente hacía una de las paredes, provocando que se rompiera, casi hasta el punto de ser completamente polvo. Su enojo era demasiado evidente.

---Era en sentido figurado, pero eso funciona también.--- le respondió el mayor mientras veíamos como Cinco se dirigía a la sala de la academia.

---Sabes que si él lo "deja ir", todo el mundo se va a la mierda, ¿no es así?--- le pregunté a Klaus con los brazos cruzados sobre mi pecho y con algo de burla.--- Y hablo literalmente.

---Creo que ya no tenemos solución para eso.--- respondió el mayor con fingida lástima.

Yo solo rodeé mis ojos en su dirección y decidí irme con Cinco, mientras que Klaus hacía...ya saben, cosas de Klaus. 

Cuando llegué con Cinco, quién estaba en el mini bar de la academia, lo veía concentrado preparándose lo que seguramente era una bebida con alto nivel de alcohol, pero lo que me confundía es que no solo hacía una, si no 3, y además de que Dolores estaba a su lado, bueno no a su lado pero...ya saben a lo que me refiero.

---¿Qué crees que estás haciendo?--- le pregunté al chico mientras me sentaba en uno de los taburetes del bar.

---¿Qué no es obvio?--- preguntó Cinco con algo de sarcasmo mientras apagaba la licuadora.--- Hago una bebida, mejor conocida como "margarita".

---Interesante, pero ¿por qué 3?--- le pregunté divertida.--- ¿Tomarás todo eso tú solo?

---Claro que no, uno por supuesto es para mí, uno para Dolores.--- comentó mientras acercaba la bebida al maniquí.--- Y el último para ti.

---No gracias, yo no tomó.--- le comenté rechazando su bebida.

---Siempre hay una primera vez para todo.--- comentó el chico mientras volvía la bebida a mi.--- ¿De verdad crees que lo hayamos logrado?--- me preguntó Cinco mientras se sentaba a mi lado. 

---¿Que detuvimos el apocalipsis?--- le pregunté queriendo saber si pensábamos en lo mismo, mientras le daba un leve trago a la bebida, no sabía tan mal a como imagine. 

---Sí, es solo que...¿y ahora qué?--- preguntó el chico después de darle un sorbo a su bebida.--- Solo digo que todo fue...muy fácil.

---Lo sé, he pensado lo mismo.--- le comenté soltando un suspiro.--- Pero bueno, si el punto para evitar el apocalipsis era destruir a Harold Jenkins de cualquirr manera, deberíamos agradecerle a quién fuera que lo hiciera por nosotros.--- le respondí tratando de quitarle importancia a aquel asunto.

---¿Crees que haya sido Vanya?--- preguntó el chico volteando a verme.

---No lo sé, es nuestra hermana, la única "normal" de la familia, pero...¿quién más pudo haber sido?

El simple hecho de pensar que Vanya había sido capaz de hacer aquello con Harold, me revolvía el estómago; ella siempre fue la más tranquila de todos nosotros y recordar como había quedado el cuerpo del Jenkins, me causaba escalofríos, y más al pensar que una de nosotros lo pudiera haber hecho.

---Estoy abierto a sugerencias.--- me respondió Cinco.

Un toque a la puerta de la academia nos llamó la atención, haciendo que Cinco y yo volteáramos en dirección a esta.

---¿Esperabas a alguien?--- le pregunté con sarcasmo a Cinco.

---Ahora vuelvo.--- respondió el chico mientras se levantaba y caminaba a la puerta.

---¿En verdad esperaba a alguien?--- le pregunté a Dolores.--- Dios, no sé que hago hablando contigo, es decir, ¡eres un maniquí!

Era definitivo, todo este asunto del apocalipsis me había vuelto completamente loca, y de remate.

Cinco.

Me encaminé a la gran puerta principal de la academia, con mi margarita en mano, para al momento de abrirla encontrarme con Hazel frente a ella, con una pistola apuntándome pero no se le veían intenciones al hombre de buscar problemas.

---hola anciano.--- comentó Hazel, irónico porque ahora él parecía ser el anciano.

---¿Tú tienes a mi hermana? Y si no, ¿quieres una margarita?--- le pregunté con tranquilidad.

La cara de confusión de Hazel era graciosa, cosa que me indicaba que él no sabía de que hablaba, por lo que solo solté un suspiro y lo deje pasar. Él me seguía nuevamente al mini bar para ver como Amelia seguía tomando de su bebida, pero cuando nos vio frunció su ceño y dejo la bebida de lado.

---¿Qué hace él aquí?--- me preguntó la chica, sin intención de inmutarse ante el hombre.

---No lo sé.--- le respondí con sinceridad, para luego voltear a ver a Hazel.--- ¿Viniste a matarme?

---Oh, cierto.--- comentó el hombre mientras finalmente guardaba su arma.--- Perdonen, es la costumbre. Pero, entiendo por que pensarías eso. 

---Entraste a nuestra casa, trataste de matar a mi familia y me secuestraste a mi junto a otro de mis hermanos.--- habló Amelia recordándole al hombre todo lo que nos había hecho, con algo de sarcasmo.

---Ya no puedo cambiar lo que paso, y en verdad lo siento.--- comentó esto último dirigiéndose a la chica.

---Ya no importa.--- le respondió, con tranquilidad.

---Pero recuerden que no soy el único asesino aquí, tú tienes tu propio pasado sangriento.--- me recordó Hazel.--- Y hablando de eso, el trabajo que hiciste en Calhoun, fue legendario, de hecho no puedo creer que este hablando contigo después de todo.

---¿Qué hiciste en Calhoun?--- preguntó Amelia con confusión.

---No hay palabras para describirlo, solo...fue maravilloso.--- respondió Hazel, en verdad se veía fascinado pero decidí interrumpirlo.

---Hazel, ¿qué haces aquí?--- le preguntpe finalmente.

---Bueno, en realidad...

El pobre de Hazel no pudo continuar hablando cuando Diego, de una sola patada, lo había mandado al suelo.

---¡Diego, espera!--- le gritó Amelia tratando de que entrara en razón.

Aunque nuestro hermano no se inmutó ante su grito ya que seguía golpeando al agente de la Comisión sin darle oportunidad de que se defendiera. Después de todo, Diego siempre fue rápido en el tema de combate cuerpo a cuerpo.

---Antes de matarlo, quizás quieras oír lo que vino a decir.

Ahora Hazel finalmente pudo defenderse, mandando a Diego de un solo golpe al suelo también. Amelia miraba la escena con preocupación mientras que yo lo veía sin importancia y con algo de diversión a la vez. 

¿Qué era mejor que tomar una refrescante bebida junto a la chica que quieres y viendo un espectáculo de lucha gratis? Nada, definitivamente nada. 

[1] Amelia | Número 5; The umbrella academy.Where stories live. Discover now