044.

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Amelia.

Después de que Hazel se fuera de la academia, Cinco y yo, junto a Dolores por supuesto, seguíamos en el mini bar conversando un poco de lo que haríamos de ahora en adelante, incluso ya iba por la mitad de mi segunda margarita, después de todo no sabían tan mal.

Estábamos tan sumidos en nuestra plática hasta que escuchamos los quejidos de Diego, quién al parecer finalmente estaba despertando después de que el chico a mi lado lo hubiera dejado inconsciente. 

---Mierda.--- murmuró por lo bajo el mayor.

---Oh, ahí estás.--- comentó Cinco con algo de burla.

---Hasta que al fin despiertas.--- le seguí yo, era divertido ver la cara de confusión de Diego.

---¿Quieres un trago?--- le ofreció el chico.

---En verdad saben buenos.--- le comenté segura a número 2.--- No pensé que me fueran a gustar tanto, pero mírame, ya voy en la mitad de mi segundo vaso.

Diego parecía estar haciendo memoria de lo que había pasado antes de quedar inconsciente, hasta que finalmente recordó, y lo supe cuando se levanto rápidamente del suelo mientras veía hacía todos los lados.

---¿En dónde está?--- preguntó nuestro hermano seriamente. 

---Lo dejé ir.--- le respondió con simpleza Cinco.

Diego miraba con cara de asombro al chico a mi lado, para comenzar a acercarse a nosotros.--- ¿Qué cosa?--- preguntó el mayor sin creerlo.

---Ahora que el apocalipsis acabó, no creo que haga tanta falta luchar.--- intervine, antes de que número 2 se volviera loco porque dejamos ir a su "enemigo".

Diego nos miro con el ceño muy fruncido, y sin darnos ninguna respuesta se agachó a tomar uno de sus cuchillos que estaban en el suelo, para disponerse a ir a la puerta.

---Hey, él no mato a Patch.--- lo interrumpió Cinco antes de que hiciera alguna locura.--- Fue su compañera Cha-cha.

---¡Da igual!--- respondió molesto el mayor.--- Él también estuvo ahí esa noche.

---Y él mismo me entrego su arma y también la de ella.--- le explicó Cinco seriamente.--- El análisis balístico confirmara que no mataste a Patch.

---Hazel vino buscando una salida.--- hablé, mientras veíamos como Diego se acercaba a las pistolas que el grandulón había dejado antes.--- Quiere empezar de 0, y resulta que tenía en su poder la única cosa que podría hacerle bien a nuestra familia.

---Es tiempo de avanzar, Diego.--- le sugirió Cinco, así como Hazel nos había dicho momentos antes.

---Ni loco.--- contestó rápidamente número 2.

---Como quieras.--- le respondió Cinco.--- Pero tengo curiosidad, tu novia Patch...¿qué te gustaba de ella?

Yo miraba con curiosidad y atención a Diego en espera de su respuesta, ya que al igual que Cinco, él no era muy bueno expresando sus sentimientos. O ahora que lo pienso, creo que ninguno en esta casa sabía expresar bien sus sentimientos.

---Muchas cosas.--- fue lo primero que dijo el mayor.--- Sus piernas, su trasero...

Solté un bufido.--- No podía esperar menos de ti, ¿algo un poco más profundo que eso?--- le pregunté con sarcasmo.

Si bueno, Diego me demostraba cada día como seguía siendo igual de imbécil, ni siquiera la muerte de su novia lo pudo cambiar un poco.

---Ella tenía fe en las personas.--- respondió finalmente Diego, con seriedad.--- A pesar de la mierda y suciedad que había en las calles...veía la bondad interior. 

Al parecer mi hermano no era tan imbécil como pensaba.

---Bueno, ella seguro estará orgullosa de saber que mataste a Hazel y Cha-cha para honrar su memoria.--- le respondió Cinco.

Cinco se fue de la sala con Dolores en sus manos, mientras lo último que vi de Diego fue como sus ojos se comenzaron a cristalizar y se volteó dándome la espalda, seguramente para no verlo de una manera...vulnerable.

---Creo que ella estaría más orgullosa de saber que fuiste bondadoso con Hazel y Cha-cha.--- le comenté a Diego, a pesar de que él seguía dándome la espalda, sabía que me escuchaba.--- De seguro eso sería algo que ella hubiera hecho.

No espere ninguna respuesta del mayor, decidí dejarlo solo un tiempo para que pudiera pensar claramente en lo que haría o no.

Solo espero que tome la decisión correcta para él.

[...]

Cinco me había pedido que lo acompañara a una tienda comercial en el centro de la ciudad, dijo que tenía algo muy importante que hacer ahí, y bueno, aquí estábamos, caminando entre los largos pasillos de la tienda. 

Él caminaba seriamente con una gran mochila en su espalda, aunque no tenía ni idea que llevaba en esa mochila, ya que cuando me pidió que lo acompañara, él ya llevaba la mochila consigo. 

Llegamos hasta el centro de dicha tienda, cuando Cinco comenzó a descolgar la mochila de su espalda, y colocarla suavemente en el suelo, para abrirla y sacar de ahí a...¿Dolores?

---Hola.--- murmuró el chico en voz baja mientras sacaba a Dolores de la mochila.

Cinco, con sumo cuidado y un poco de mi ayuda, coloco a Dolores sobre una pequeña repisa junto a otros maniquís de la tienda, ¿de aquí había sacado a Dolores? 

---Debe ser lindo volver...--- comenzó a hablar Cinco, pero obviamente dirigiéndose a Dolores, por lo que di un paso hacía atrás, quería darles un poco de "privacidad".--- Con tus amigas. Y esta bien...puedes decirlo. Hacemos una extraña pareja.

---Sin ninguna duda.--- comenté para mi misma, muy en bajo, pero al parecer el chico no me alcanzó a escuchar, o simplemente me ignoró.

---Esto no es fácil para mí, Dolores, pero quiero que sepas que agradezco cada minuto que pase contigo, los 23 millones de minutos. Toda una vida.--- el chico guardó silencio un momento, para después soltar una risa nostálgica.--- Con suerte tendremos una segunda, y si quiero eso...

Vi como Cinco volteo en mi dirección, y levantó su mano hacía mi dirección, por lo cual la acepte temerosamente, para que el chico me jalara y me colocara a su lado, frente a Dolores.

---Si quiero una segunda oportunidad, una segunda vida...debo dejarte aquí, donde en verdad perteneces, y yo ir...a donde pertenezco.--- el chico me miró, y notaba un brillo en sus ojos, por lo cual no pude evitar sonreírle y recargar mi cabeza en su hombro.

Cinco volvió a guardar silencio mientras yo tenía mis ojos cerrados mientras me seguía apoyando en su hombro, todo esto sin haber separado nuestras manos. Ya entendía lo que quería hacer el chico; estaba despidiendo su antigua vida con Dolores, para darle inicio a una nueva vida...conmigo. 

---Tienes razón.--- volvió a hablar Cinco, dirigiéndose a Dolores.--- Aún nos falta mucho por crecer...

---Pero lo haremos juntos, yo lo cuidare bien Dolores, es una promesa.--- comenté mientras apretaba levemente la mano del chico contra la mía, ahora yo dirigiéndome al maniquí.

---Nunca te olvidare, Dolores.--- fue lo último que comento Cinco. 

Nos alejamos unos cuantos pasos de ahí, mientras Cinco tomaba sus cosas, en ese momento soltó un último suspiro, volvió a entrelazar su mano con la mía, y nos dirigimos a la salida del establecimiento, no sin antes que Cinco se topara con una empleada del lugar. 

---¿Disculpe?--- se acercó Cinco con la mujer.

---¿Sí?

---¿Podría ponerle ropa nueva a ese maniquí?--- le pidió el chico, mientras apuntaba a Dolores.--- Le gustan las lentejuelas.

Noté como la mujer comenzaba a vernos extrañada, quizá creerá que estamos locos los dos, pero no nos importaba, nosotros sabíamos lo que sucedía en verdad.

---Y no le ponga peluca.--- le pedí yo.--- Le molesta eso.

Ambos le sonreímos a la mujer, para ahora si dirigirnos nuevamente a la salida del establecimiento. 

[1] Amelia | Número 5; The umbrella academy.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن