Capítulo 13

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-Shhh – susurró -. No sé si estarán durmiendo.- Alba asintió. El estado en el que aún se encontraba facilitaba la orden

Natalia giró la llave con cuidado, asomado la cabeza por la puerta mirando en una y otra dirección. Respiró calmada al comprobar cómo del salón provenía luz cálida y el sonido de la televisión.

-Natalia cariño, ¿eres tú? – La voz de su madre le llegó con claridad

- Sí

-Me dijiste que hoy no venías a dormir

-Ya. Eh… - no sabía muy bien cómo explicarlo sin soltarlo todo de golpe delante de Alba. No quería ponerla más nerviosa de lo que seguramente estaba -. Se han torcido un poco las cosas. Vengo acompañada – aclaró por fin, apareciendo finalmente por la puerta de la estancia

-No te habrás traído un ligue, ¿no? – soltó de broma. Marina y Santi, este último con Dani dormido en brazos, se giraron desde el sofá, deseando saber quién era la misteriosa acompañante

-No mamá. Ha venido Alba.- Ésta se asomó por detrás de Natalia, saludando ligeramente con la mano y un Hola casi mudo.- Ya sabía lo que venía a continuación. Su hermano y su cuñada flipando (en silencio para no despertar al niño), su madre haciendo un esfuerzo por no decir en voz alta que parecían novias… Por ello, quiso sacarles algo de ventaja -. Alba, al fondo del pasillo está mi habitación. En el armario, en la balda de abajo, hay ropa cómoda. Cámbiate y ahora hablamos. ¿Te parece? – Asintió, marchándose sin decir nada más

-Hostia chaval – soltó Santi con los ojos como platos -. Tú sí que sabes hermanita

-Gilipollas – masculló, acercándose deprisa a los tres -. El otro día entraron en su casa. Hoy, al volver de la gala, habían dejado un sobre con una carta y una foto suya, hecha desde dentro de la casa. Está muy asustada, como es lógico. Lo primero que se me ha ocurrido ha sido traerla aquí

-Claro, claro – asintió su madre, llevándose la mano al pecho -. ¿La carta esa era…?

-Sí, era una amenaza

-¿No habéis llamado a la policía? – intervino su cuñada

-Aún no. La prioridad era sacarla de allí cuanto antes. Hablaré con ella y que les llame a primera hora

-Voy a hacerle una tila. Ve con ella, anda

-Sí, voy.- Cruzó el pasillo con un par de zancadas largas hasta estar frente a la puerta. Llamó un par de veces con suavidad sin obtener respuesta por lo que se decidió a entrar, encontrando una escena cuanto menos cómica. Alba correteaba de un lado para otro de la habitación alrededor de la cama, intentando huir de la persecución de Pipo. El animal la seguía frenético con las orejas levantadas y la lengua fuera. Soltó una carcajada ante tal panorama -. No muerde eh – espetó con una leve carcajada que la hizo sobresaltarse. No la había oído entrar

-Que susto – suspiró -. No me deja acercarme al armario

-Solo quiere jugar – Al escuchar a su dueña, Pipo subió las patas delanteras hasta posarlas sobre ella, deseoso de recibir una buena dosis de mimos -. A esta hora siempre se pone así. Por cierto, mi madre te está haciendo una tila

-Gracias

-Eso a ella – ironizó, buscando algo de ropa que dejarle

-No. Gracias…por todo

- No tienes que darmelas Alba – le tendió una camiseta ancha y unos pantalones cortos-. Me preocupo por ti. Y por cierto, no quiero sacar el tema, pero mañana deberías llamar a la inspectora Villar – La rubia cabeceó, conforme

A cualquier otra parteWhere stories live. Discover now