III. Media noche

3.3K 283 66
                                    

Nico seguía dormido cuando sintió que alguien lo movía, era Hazel.
— Nico, algo extraño está pasando.
— Hazel, son pasadas las doce de la noche, déjame dormir. —se quejó dándole la espalda.
— Nico. Son las 11 de  la mañana.

El hijo de Hades se levantó asustado y miró por la ventana, ya no había luna y todo estaba sumido en total oscuridad, lo único que brillaba en el cielo eran las estrellas y las constelaciones.
— Debes estar bromeando, si se nota es media noche. ¡Es de noche!
— ¡Te estoy diciendo son las 11 de la mañana! —le acercó un reloj que efectivamente marcaba las 11 AM en una luz verde.
— No, no. Esto no es posible.

Salió de su cabina encontrándose a otros campistas, todos mirando hacia el cielo y preguntándose qué pasaba.
Hazel se acercó susurrando.
— Algo anda muy mal, Dionisio no aparece.
— Eso significa que...

Quirón apareció en la escena galopando con una linterna y una bolsa grande en su hombro con más linternas.
— Reunión urgente en la Casa Grande, ahora. —se acercó a la fogata y comenzó arder en llamas, iluminando una parte del campamento.

Los capitanes de cada cabina se presentaron.
Jason en la de Zeus, Percy en Poseidón, Nico en Hades, Will en Apolo, Annabeth en Atenea, Piper con Afrodita, Clarisse con Ares, en fin.
Todos se acomodaron entre sillas y el suelo discutiendo sobre qué podría estar pasando, la sala era iluminada voy varios quinqué colocados en las esquinas y el techo.
— ¿Y alguien tiene alguna idea de lo que sucede? —interrumpió Piper los murmullos haciéndolos callar.
— Como saben, señor D. no está por aquí, lo que eso significa...
— Reunión con los dioses. —concluyó Jason.
Quirón asintió.
— Parece que Nyx se ha revelado y secuestró a los gemelos Apolo y Artemisa.

Todos se miraron, no podían creerlo. Y menos Percy.
“¿Secuestrada de nuevo?”
Rodó los ojos y siguió escuchando a Quirón.
— El Oráculo tenía una profecía para esto, pero nadie la tomó en cuenta. Nyx...
— ¿Quién es Nyx? —el hijo de Zeus preguntó.
— Nox. —contestó Quirón refiriéndose a su contraparte romana.— La primera diosa de la noche, más considerada una titánide; nació del Caos, de ella nació Némesis también. Es la representación de la noche y la oscuridad.
Nico levantó la mano para pedir la palabra y el maestro se la cedió asintiendo.
— ¿Y ahora quiénes estamos involucrados en la nueva profecía?

Quirón miró a todos y suspiró.
— Zeus, Hades, Poseidón, Apolo y Némesis se quedan. Los demás pueden retirarse.
Comenzaron a salir de forma tranquila cada uno de los líderes no mencionados.
— Necesitamos hablar con el espíritu de Delfos, él nos dirá.
— ¿Y por qué sólo nosotros nos quedamos? —formuló Percy.
— Les incumbe el asunto.

Rachel apareció bajando por las escaleras, saludando a todos, quitándose la capucha de su rostro.
— Aquí vamos de nuevo. —sonrió.
Sus ojos de iluminaron de verde y una espesa niebla del mismo color salía por su boca y por la zona de sus piernas.

“5 semidioses en la busca irán,
El rayo, el agua, la muerte, la luz y el equilibrio se alzarán

Dos de ellos en sus ojos se perderán,
Producto de un truco que tarde o temprano les dolerá.

En busca de los gemelos perdidos,
Uno en batalla será hundido.

Al filo del final del mundo,
Uno tendrá que ser el moribundo.”



Sus ojos volvieron a la normalidad y la niebla desapareció.
— Me dio hambre. —tosió Rachel.
Se retiró de la sala y todos se miraron.
— Creo que es obvio quiénes irán en esta misión.

Se miraron entre ellos, no podía ser posible que se enfrascaran en otra horrible misión para salvar el pellejo de los dioses.
Pero ahora a ellos se unía el capitán de la cabina del equilibrio, Némesis.
— Partirán en mañana, espero se preparen para su nueva aventura. —el centauro cruzó los brazos y salió de la sala.
Todos salieron en silencio hacia el patio que seguía en completa oscuridad.

Sonó la llamada para el almuerzo y todos acudieron.
— Hola Percy. —Annabeth se acercó, Percy esbozó una sonrisa de satisfacción, parecía todo había vuelto a la normalidad.— ¿Qué les dijo Quirón?
— Bueno, 5 de nosotros iremos a una misión, incluyendo a Némesis y Apolo.
— ¡¿Qué?! ¡¿Will se irá?! —tomó el brazo del azabache preocupada.— Espero les vaya bien en su misión, mucha suerte.

Soltó su brazo yéndose a su mesa.
“Ok, todo ya se complicó.”
¿Cómo podría importarle más Will que a él? Su propio novio.








• • •

A la mañana siguiente, todo seguía en oscuridad, se subieron al autobús con Argos quien los conduciría hasta el río que conducía a la Caldera del Diablo en Mississippi. Percy salió de su cabina despidiéndose de Tyson quien no lo quería soltar, Will era despedido por sus compañeros de cabina, Jason recibía besos de Piper, Nico era bendecido por su hermana Hazel y el hijo de Némesis subía al autobús.
Annabeth apareció en la multitud y abrazó a Will, en menos de un día se habían vuelto grandes amigos y después se dirigió a Percy.
— Sé que no es el momento. Pero... —Percy puso uno de sus dedos en los labios de la rubia.
— Ya sé que no soy yo, eres tú. Me decepciona sea ahora mismo... —Annabeth bajó la mirada llena de pena y tomó su mano entrelazando los dedos.
— Cuídate Perseo Jackson. Te aprecio. —se acercó y le dio un último beso en su mejilla

El hijo de Poseidón subió por las escalerillas del autobús y se sentó al final. Cubrió su rostro y las lágrimas comenzaron a bajar, intentó ser fuerte pero no podía, no después de tantos años juntos.
— Hey bro. —Jason se sentó a su lado y tocó su hombro.— Está bien llorar, sácalo.

Nico venía por el pasillo cuando vio a Percy llorar, se sentía horrible por dentro, un odio enorme se sintió pasar por su estómago y con paso firme fue directo a Percy.
Cuando lo tuvo enfrente quiso abandonar el plan que tenía pero era demasiado tarde, se agachó y le dio un abrazo.
Percy sorprendido devolvió el abrazo en una sonrisa sincera, sus pechos se juntaron y sintió como su corazón latía más rápido. Ambos corazones latían al mismo ritmo cuando se juntaron en aquel abrazo.
— Eh, p-perdón. —Nico se levantó desviando la mirada y se sentó un par de asientos lejos de ellos.
— Nico, no te...—no servía de nada explicarle que todo estaba bien, sólo lo ignoraría.
— Wow, Percy. —tocó su frente.— ¿Estás bien? Estás completamente sonrojado.
— ¡¿Q-Qué?! —se tocó el rostro. “Mierda, tiene razón”, sintiendo su piel palpitar y caliente de aquel sonrojo.

Jason sonrió.
— Ya lo entiendo, ¡Ya lo entiendo!
— ¡Cállate! —Percy se abalanzó sobre él tapándole la boca.
Paró de golpear a Jason cuando Will subió y se sentó junto a Nico iniciando una conversación normal.
El autobús comenzó avanzar y todos se despedían, siempre existía la probabilidad de nunca volver, era duro admitirlo pero la realidad superaba todo.
Percy se acomodó cerca de la ventana mirando a la oscuridad apoyando su rostro en una de sus manos mientras iba pensando.
“Será un largo viaje.”

La Poción de Circe (Percico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora