VI. Εδώ

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Comenzaron a caminar en silencio por el pasillo iluminado por el fuego verde.
En alguna situación así, Leo habría ayudado iluminando la zona pero estaban ellos solos.
Nico venía con su brazo vendando pateando pequeñas rocas, Percy se acercó por su flanco sano y se pegó a sus hombros.
— ¿Estás mejor?
— Sí, mejor que antes sí. —sonrió de lado.
— Espero no seas tan terco como para intentar moverlo.
— Chicos. —Noam se detuvo. — Hay una grieta frente a nosotros, tenemos que pasar de uno por uno.
Se agachó y entró por la grieta. —Pasen con cuidado. —añadió.

Pasaron de uno en uno por la pequeña grieta cuidando del fuego griego. Cuando estuvieron del otro lado siguieron su caminata.
Escucharon murmullos después de un rato, y una luz amarilla, habían llegado a una clase de base bajo tierra.

Nico se asomó e hizo una seña que indicaba "manténganse atrás". Puso sus manos en sus sienes y trató de hacer alguna conexión con las sombras que había alrededor del lugar para escuchar, nunca antes lo había intentado y era un mal momento si llegaba a fallar.
Su presencia apareció en forma de sombra entre las esquinas, era una habitación cuadrada y con paredes blancas, como de dos metros de altura y en medio con una mesa de madera llena de planos y mapas, a su alrededor estaban dos chicos de entre 19 y 20 años hablando en latín.

— Hablan en latín. No logro entenderlos. —dijo Nico en su cuerpo manteniendo la conexión entre las sombras.
— Puedes decirme lo que comentan y yo te traduzco.

El azabache asintió y comenzó a escuchar la conversación atentamente e imitando con un muy mal acento latino.
Dejaron de hablar y salieron de la habitación y el hijo de Hades terminó la conexión.

— ¿Y bien?
— Según lo que entendí, Nyx no está aquí. Está en el Olimpo destruyendo todo y ellos sólo vigilan por aquí como forma de distracción.
Percy se golpeó la cara. — Genial, ahora para salir...
— Esperen un segundo. Si realmente Nyx estuviera en el Olimpo, ¿Dónde creen tendría secuestrados a los gemelos? —Noam agregó.
Todos se miraron.
— Si esto fuera una distracción, no habría guardias vigilando o alguien de allá afuera no hubiese cortado la cuerda... Apolo y Artemisa están aquí abajo.

Apenas finalizó el hijo de Némesis, otra sombra se materializó tras de ellos, tomando la forma de un ave gigante que brillaba con un intenso color rojo.
— Díganme que no hay nada detrás de nosotros  —Noam apretó los ojos.

Percy saltó sobre el ave alzando su espada Contracorriente. El ave esquivó el golpe y con un golpe de su cola lanzó al cuarto contiguo al chico, dejando una marca de quemadura sobre su mejilla.
— ¡Retirada! —gritó Jason, con una roca gigante apartó al ave dejando el pasillo libre.
— ¡P-Pero los hermanos!
— ¡Ahora mismo no podemos ocuparnos de ellos! —tomó a Nico y lo jaló hacia él.— Tu ayuda es aquí y ahora.
— ¡M-Me lastimas! —se soltó de su agarre y dio un aplauso, la pared se separó y corrieron por la grieta.
El ave intentó avanzar pero Nico la cubrió con otra barrera de piedra mientras con sus garras intentaba tirarla.

— Esperen, ¿Y Percy? —miró a ambos lados. Encontrando a Percy sobre la mesa del siguiente cuarto donde los romanos platicaban antes, corrió hacia él y lo tomó entre sus hombros.
— N-Nico... No te esfuerces... —tosió Percy.
— ¡Tú estarás bien!

Corrieron hacia la grieta y se cerró tras de ellos, los gritos del ave desaparecieron al instante y se encontraban frente a unas escaleras entre la oscuridad.
— ¡Te dije no movieras tu brazo! —Percy lo regañó.
— Si no te salvaba nadie más lo haría.
— ¡Yo no importo! ¡Deben seguir con la misión!
— ¡No puedo avanzar sin ti!

Comenzaron una discusión acalorada, Will se puso del lado de Percy, asegurando que se necesitaban sacrificar vidas para salvar el futuro del Olimpo. Jason se puso del lado de Nico, respondiendo con argumentos como que todos debían estar unidos y situaciones así los llevarían a su perdición.
— Chicos. —Noam los miró y se interpuso entre ellos.— Están rompiendo el equilibrio de esta amistad...
— Ellos son los que se comportan como lloricas. —Jason apuntó a Will.— ¡No maduran! ¡Debemos estar unidos!

Will se abalanzó sobre Jason dándose entre ambos puñetazos.
— ¡Ya basta! —Noam los tomó de los brazos y ellos seguían forcejeando.— ¡Debemos estar unidos! Si tenemos la oportunidad de salvar a un compañero, lo haremos.
— Está bien. —Will se sacudió la ropa.— La ensuciaste, como el romano salvaje y sanguinario que eres.
— ¡Ya sacaste boleto! —Jason volvió contra él pero con Noam en su camino.
Tropezaron y empezaron a caer por las escaleras gritando.

Después de unos segundos de silencio, escucharon sus pasos.
— ¡Aquí hay otra entrada!
Percy y Nico se miraron.
— Lamento quitarme tanto valor, sin tomar en cuenta al equipo. —respondió el ojiazul apenado.
— No te preocupes, te entiendo. —sonrió de lado y comenzó a bajar las escaleras su compañero de ojos oscuros.




• • •

Llegaron a una puerta que los condujo hasta el último piso de la base de Nyx. De ahí se conducía al inframundo y entrada a los campos Elíseos.
Nico palpó la tierra y asintió.
— Bajo esta capa de tierra, están los campos Elíseos. Si se derrumba, caeremos de lleno sobre ellos.

Miraron a su alrededor, para ser una base secreta era muy simple y descuidada. Había una repisa con figuritas que a Nico le recordaban a su antiguo juego, Mythomagic.
Noam comenzó a hablar con Will y Jason para arreglar el malentendido, Percy buscaba entre las esquinas algún indicio de los dioses secuestrados. Nico se acercó a las figuras y las bajó, una tenía forma de minotauro, otra de Medusa, también estaba Heracles y Eros, Perseo se alzaba y junto a ellos estaban Apolo y Artemisa.
Las miró con recelo, eran la viva imagen de ambos hermanos (o de la mayoría de veces que tomaban su forma).
Escuchó pasos y sacó su espada.

— Alguien se acerca.
De la puerta donde entraron aparecieron perros del infierno ladrando y gruñendo, conducidos por un hombre de al menos 60 años.
— Bienvenidos. Espero les guste ser los nuevos prisioneros.
— Ni te nos acerques. —Némesis lo apuntó con su daga, la cual tomó mayor longitud cuando dio un paso al frente.
— No les haremos daño si es que no se resisten. Me llamo Gildo, hijo de Apolo a sus órdenes.
— ¿Dónde están los dioses?
— ¿Crees que te lo diría? Trabajo para Nyx. Fui un semidiós olvidado por el mismo Apolo. Me reclamó cuando tenía 30 años y jamás recibí sus bendiciones o dones, prácticamente era un sucio mortal.

Nico guardó disimuladamente las figuras en sus bolsillos.
— Otro semidiós con rencor. —rezongó Percy.— ?Y bien? ¿Qué quieres?
— Si se entregan no tendré que soltar les encima a mi pequeño. Semidioses, Xomma; Xomma, tu nueva cena. —el perro gruñó mientras el señor lo acariciaba.
— ¿Crees nos da miedo un perro del infierno? ¡Podemos más que con eso!
— Creía que dirían algo así. —alzó su brazo izquierdo, teniendo en él un guante grueso y después silbó.
Del pasillo salió una luz rojiza y el ave que los había atacado antes se posó en su mano, medía al menos un metro y de largo con sus alas dos metros, tenía unas garras enormes que fácilmente podrían haberles sacado los ojos en su primera oportunidad.
— Ella es Philamina. Un ave fénix. Sé lo que dirán, bla bla son egipcias y demás. Eso no impide que no tuviera la oportunidad de criar una.
Los ojos del fénix estaban llenos de odio y dolor entre sus llamas.
— ¿Entonces? Si no dan un paso al frente tendré que liberar a estos pequeños.

Percy apretó la mandíbula sosteniendo con más fuerza su espada.
— Espera Percy. —Will bajó un poco su brazo.— Un ave fénix es egipcia, no tiene efecto alguno el bronce celestial, y si fuera así, puede regenerarse de sus cenizas.

Se miraron sin saber qué hacer.
— Uno... Dos... —alzó su mano derecha haciendo una señal de que se prepararan para el ataque.
— ¡Tres! —de la tierra surgieron varios esqueletos con armaduras griegas lanzándose contra sus enemigos.— ¡Rápido chicos! ¡Vámonos!
Nico dio varias patadas en el suelo haciendo que el suelo se astillara.
— E-Espera, ¿N-No dijiste que abajo están los campos Elíseos? —Noam abrió los ojos asustado.
— Es un riesgo que tomaremos. —dando otro golpe el suelo se rompió y comenzaron a caer sobre otro vacío intenso.

Que después se fue transformando en tonos grises, pasaban las fronteras entre el Érebo y el inframundo.

La Poción de Circe (Percico)Where stories live. Discover now