XIV. El plan (Parte 2)

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Día 4

4 AM


― ¡Nico! ¡Nico!

― ¿Qué diablos? ―se levantó de su cama y abrió la puerta. En su sorpresa, estaban en su patio delantero sus amigos y el estúpido hijo de Poseidón.― ¡¿QUÉ DIABLOS HACEN AQUÍ A LAS CUATRO DE LA MAÑANA?!

― ¡TE DAMOS LOS BUENOS DÍAS! 



Percy tenía una bocina enorme sobre su cabeza sosteniéndola con los brazos con reggeatón a  todo volumen; Jason tocaba una guitarra acompañando la canción; Noam estaba enredado en unas luces amarillas de esas de adorno para Navidad; Will con un enorme cartel que decía "Nico ámame a mí y deja a Percy por favor :(" y Leo con un gallo en sus manos.

― ¡Dejen dormir!

― Pero te trajimos un gallo... ―dijo Percy desanimado.

― ¿Y por qué diablos harías eso?

― Según la tradición de Leo, se le tiene que regalar un gallo a la suegra.

― Mamadas. ―cerró la puerta.










12 PM del mismo día

El día estaba nublado y gris, algo muy extraño pues casi siempre había un excelente  clima soleado. Era domingo y la mayoría de los campistas descansaban en sus respectivas cabañas descansando.

Nico no planeaba salir ese día de su cabaña pero algo en él le dijo que lo hiciera, que buscara a Percy para ver qué tramaba ahora. Salió al patio delantero y la magia se hizo, por detrás apareció Jason y lo embistió.

― ¡¿Qué te pasa?!

― Te secuestro.

― ¡¿Por qué?!

― Es para Percy, me lo pidió y no le voy a fallar a mi bro.



Después de patalear un buen rato por safarse de su captor, decidió rendirse y dejarse cargar por su amigo rubio. Caminando un buen tramo, se adentraron al bosque y Jason lo bajó en un claro.

― Lamento eso. Es por tu bien. ―sonrió despeinando su cabello y marchándose.

― Sí, ajá. ―el menor le devolvió el gesto, miró hacia delante. Encontró a Percy en unos pantalones de mezclilla claros y una sudadera típica de universidad.― ¿Por qué estás vestido así?

― Es para pasar desapercibido. ―extendió una bolsa con ropa dentro y le ordenó ponérsela.



Cuando Nico estuvo listo, Percy tomó su muñeca  y lo dirigió hacia la salida del bosque; cruzaron la entrada del campamento y  caminaron hacia la carretera.

― ¿Qué diablos haces? Nos encontrarán aquí afuera, nuestro olor...

― Nuestro olor. ―interrumpió el de ojos claros.― Está cubierto por esta loción especial que Leo creó para nosotros, tu ropa está llena también de ese olor.

La Poción de Circe (Percico)Where stories live. Discover now