La Poción de Circe (Percico)

VII. El mensajero de los dioses

Comenzaron a caer en picada mientras todos gritaban.
— ¡Nico! ¡Espero tengas un plan para esto! —Jason gritó cayendo por el vacío.
— ¡Tú puedes volar! —Nico se acercó al rubio en el aire y le dio una bofetada.

Jason detuvo el aire y comenzó a flotar.
Nico miró hacia el suelo y apretó los ojos, extendió las manos y una columna de piedra salió del suelo, el azabache dio un giro en el aire y cayó sobre la roca de forma firme. Lo mismo hicieron sus compañeros cayendo sobre la gran roca.
— ¿Dónde aprendiste hacer eso? —Percy lo miró anonadado.
— Um... Las aprendí solo... —sonrió de forma triste mirando a Percy.
Un brillo pasó por los ojos de Nico, descubriendo que no eran negros sino marrón oscuro. La sonrisa de Nico y sus facciones de tristeza forzándose a ser feliz por Percy, ese vuelco en su corazón volvió contemplando a Nico.
“Eres muy lindo Nico...” Susurró su mente.

Agitó su cabeza pero la imagen de Nico iba en cámara lenta, se veía tan joven y hermoso, divino ante sus ojos.
La roca comenzó a bajar y en el hijo de Hades se notaba el dolor y cansancio de todo el esfuerzo que hacía, Will se acercó a Nico para sostenerlo antes cayera del cansancio, la roca tocó el suelo y quedaron al nivel del suelo. Nico se tambaleó y se frotó las manos en los ojos.
— Estoy b-bien.
— No lo estás. —Will se acercó y lo tomó del brazo sano, sosteniéndolo delicadamente.
— ¡No lo toques! —gritó Percy y se detuvo ante su grito.— Q-Quiero decir, no lo toques donde tiene quebrado el brazo...
— Claro, lo tendré en mente. —sonrió llevando a Nico.

Quedaron los cinco en los campos Elíseos, Nico comenzó a caminar guiándolos hacia su hogar. O el hogar de su padre, Hades.

• • •

Llegaron al castillo, con los esqueletos y sus armas apuntando hacia abajo.
— Soy yo, tranquilos. —Nico hizo un ademán con la mano y las puertas se abrieron.
Entraron por el pasillo principal, por suerte Perséfone no estaba ahí sino con su madre, Démeter.
Hades caminaba por el pasillo, ahora con su aspecto cambiado; llevaba una camiseta marrón oscuro con un tema grabado en letras blancas que decía “VIVIR Y MORIR”, un pantalón oscuro y su capa sobre los hombros, el cabello lo tenía atado en una coleta baja y su barba estaba más corta.
— ¿Di Angelo? ¿Qué haces aquí?
— También me da gusto verte, papá. —diciendo lo último con un poco de vergüenza desviando la mirada al suelo.

Will colocó a Nico sobre una silla y comenzó a revisar su brazo quitándole las vendas, Hades se acercó a Percy.
— ¿Qué le pasó a mi hijo?
— Um... Tuvo un accidente.
— ¿Y qué hacen aquí?
— Pues, es una muy buena historia. —sonrió y después cambió a un semblante serio.— Nyx secuestró a Apolo y Artemisa. El mundo exterior está sumido en oscuridad y estábamos en el Érebo. Nos atacaron y Nico rompió la barrera que dividía el Érebo y el inframundo.
— ¡¿Qué?! ¡Nico, cómo se te ocurre! —corrió a una ventana, notando cómo estaban todos los escombros sobre los campos Elíseos, miró a su hijo sentado de forma pálida en una silla y su semblante severo cambió a uno de pena.— ¿Te lastimaste en la caída?
— Bajábamos por la  Caldera del Diablo. Metió un brazo en un hueco para sostenerse y se lo rompió. —acompletó a decir Will.— Está mejorando muy rápido tu brazo, Nicks.

Nico se sonrojó ante el apodo y se escondió más en su chaqueta.
— Me alegra estés bien, hijo.
Nico miró confundido a su padre y asintió, Hades caminó hacia la entrada principal.
— S-Señor Hades. —Noam se acercó e hizo una reverencia, Hades alzó una ceja.— Sé que es i-inoportuno, pero... Es un honor conocerlo y servir en nuestro campamento con honores.
Hades sonrió.
— Gracias, si me disculpan. Iré arreglar el desastre que hay afuera.

Atravesó la puerta principal y se quedaron solos en la sala. Nico seguía en la silla mientras Will le daba un poco de ambrosía. Noam miraba fascinado el lugar y Jason vigilaba a Will.
— Bueno chicos. —el romano interrumpió el silencio .— Llevamos dos días sin dormir.
— ¿Qué? ¿Dos días? —Noam lo miró incrédulo.
— Desde que comenzamos a bajar, hasta ahora, pasaron dos días.