Epílogo

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Dos años habían pasado desde el incidente de aquel sueño, parecía lejano y remoto realmente haber vivido una experiencia extra real dentro de un mundo onírico.


Percy había terminado con Annabeth por una pelea muy tonta y ahora sólo quedaban como compañeros de estudio. Varias veces a la semana se reunían a estudiar y charlar. Aunque Annabeth quería volver ya no se podía enmendar lo que estaba roto.

Jason también terminó con Piper, Regina Brett desde entonces se le había vuelto muy cercana al rubio.

Por su parte, Nico comenzó a hablarle a Noam Collingwood a como había pasado en aquel sueño. Se volvieron los mejores amigos y eran como hermanos, llevaba y traía a Noam de todos lados para disfrutar, muchos opinaban que se les veía como una linda pareja pero el corazón de Noam estaba ocupado por su príncipe de cabellera rubia y voz angelical, Will Solace.

Habían salido y tenían una relación formal. Nico no se opuso a nada y fue difícil para Will olvidar a su ex amor platónico pues ambos eran mejores amigos pero el tiempo cura y las heridas emocionales sanaron.



Los meses pasaron y llegó el último día del verano en el campamento.

Nico se encontraba entrenando con Noam, Jason y Will en la arena; Jason saltaba como mono y Noam gritaba al casi caer en la lava (de nuevo). Will iba tras ellos dándoles ánimos y Nico les comentaba estrategias de huida desde su lugar.

— ¡Vamos Noam! ¡Tú puedes!

— ¡Ya no quiero! —respiraba agitado.— ¡Yo sólo quería practicar la espada!

— Falta poco Noam, falta poco. —Nico gritaba desde su asiento seguro.



Noam gritó dando el último salto llegando seguro hasta el final, Jason lo felicitó dándole palmadas y bajaron.

— ¡Viste eso! Soy una máquina de matar. —el hijo de Némesis se pavoneaba.

— Claro. —Jason forzó una sonrisa.

— Muy gracioso, el comediante. 

— Ya basta. —interrumpió Will.— Nadie molesta a mi pequeño Némesis.


Los novios siguieron dándose cariños mientras Jason y Nico charlaban animadamente. El día estaba soleado y despejado, dando a entender que ese verano en el campamento terminaría de forma alegre y con suspiros de ansias por volver a regresar. Jason le contaba a Nico cómo volvería al campamento Júpiter a comenzar su universidad en la escuela romana designada y lo invitaba a que ambos volvieran al campamento romano a vivir en paz.

— No creo... Quiero terminar algunos asuntos y quizás volver a la escuela después de tanto tiempo. —se mordió el labio levemente, la idea de volver a la escuela con toda esa ansiedad, no era muy atractivo pero sería necesario.— Quiero al menos vivir como una persona normal.

— Lo sé, pero ya sabes que allá viviremos sin peligro, podríamos encontrar nuevas personas y salir, formar familias y...

— Pero es que no quiero que me cuiden. Ese lugar está hecho para cuidarnos y yo quiero vivir a mi manera, aprender y aplicarlo. Y sabes. Es como un jardín de niños y yo quiero una escuela formal.

Jason de sorprendió por lo que su amigo muerte le había dicho y sonrió. — Veo que maduraste, sé que siendo semidiós será una vida difícil, pero te deseo lo mejor.


Se acercaron dándose un abrazo.

— Espero de todas formas verte por aquí el siguiente verano, oxigenado. —rió Nico.

— ¡¿Oxigenado?! ¡Es natural! Y sí, nos veremos por acá el siguiente verano.




Los cuatro se despidieron, la pareja se marchó por su lado y Jason se fue con Nico en dirección a las cabañas. 

— ¿Qué pasará con esos tórtolos? —preguntó el hijo de Hades interesado.

— Escuché que ambos tratarán de mudarse cerca e ir a la misma escuela, ya sabes, pasar tiempo juntos y cuidarse las espaldas. ¿Por qué?

— Simple curiosidad... Pasé tanto tiempo con ustedes que me será difícil hacer una vida por mí mismo.

— Todo estará bien, ya sobreviviste 16 años sin morir. Eres un semidiós hijo de Hades, nadie podrá contra ti.

— Gracias, oxigenado.

— ¡Qué no lo soy!


Jason se separó para ir a su cabaña y recoger sus cosas, Nico hizo lo mismo. La carta del señor De estaba sobre una mesita y amenazaba con que si algún campista no autorizado se quedaba sería devorado. Sonrió y tiró la nota.

— Otro año en puerta. —colocó sus cosas en una mochila.

Acomodaba cajas y papeles para llevárselos, todos esos recuerdos desde que había llegado de joven lo tenían en un estado de melancolía. Abrió una caja encontrando el regalo de Will que le había dado hace dos años, en el incidente del sueño.

Suspiró, era el final, el final de toda su vida hecha mierda y el comienzo de una nueva etapa donde crecería como persona.





Pasaron las horas y casi llegaba el medio día. Salió con su mochila y cajas a subirse al autobús, subía la colina esperando poner un pie sobre el autobús. Ahí estaban sus amigos subiendo, sería hora de despedirse.

Subió un pie sobre la escalera sintiendo un nuevo aire de comienzo.

— ¡Nico! —escuchó una voz, sintió cómo tomaban su brazo y en un movimiento rápido sus ojos quedaron con los de Percy.

— ¡Jackson! —fue silenciado con un beso.



Su expresión era de sorpresa, ¿Jackson lo había besado? ¡Jackson lo había besado! El beso fue tierno y hermoso a como las palabras nunca podrían explicar. Sintió una corriente eléctrica cuando Percy lo empujó aún más hacia su cuerpo.

— Lo lamento Nico. Tienes que irte. —sin más lo empujó contra el camión y este cerró las puertas.

— ¡Hey! ¡Percy! —se dirigió al chófer.— ¡Pare el camión!

— No puedo, esta ruta ya está trazada.

— ¡Para! ¡Para!



El autobús siguió su curso y Nico miraba cómo la figura de Percy se alejaba cada vez más a través de las ventanas. Sus labios se habían tocado y no era un sueño.

Percy sonrió con lágrimas en los ojos.

— Te veré pronto, Nicolò di Angelo. Te buscaré hasta el final del Tártaro.



Agitó su mano despidiéndose. Nico ocultó su rostro y comenzó a llorar.

— Maldita sea Jackson, te buscaré no importa lo que pase.











La Poción de Circe (Percico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora