-Capítulo 54-

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Eran las 6 del lunes siguiente a lo ocurrido con Mateo, después del insistir de Manu para ir a la terapia en grupo que él mismo llevaba después de la vuelta de Mateo a la ciudad acabé accediendo a ir. Recordé las palabras de Manu antes de entrar: "podrías vivir mejor con menos rencor" "Puedes hacer daño a las personas y demostrar que eres como ellas, o ser lo contrario y demostrar que eres una mujer hecha... Y derecha" Tenía razón, no cabe duda, pero el dolor que yo sentía me hacía mala.

Era en un antiguo local de baile del centro, una sala repleta de espejos y con 7 sillas puestas en círculo. Me recordaba a mi antigua clase de baile en Barcelona (recuerden que ella viajaba mucho junto a sus padres), donde demostré tener gran destreza para el baile y más tarde demostré tenerlas en ese fatídico trabajo del que formé parte. Me senté en una de las 3 sillas que no estaban ocupadas, al lado de la que era la única mujer de la terapia, una mujer extranjera, tendría unos 39 años y mantenía una cara de pena increíble. Vestía en pantalones vaqueros largos y un sueter negro con unos zapatos aparentemente viejos. Le sonreí mientras me sentaba para que no pensara que la cuestionaria. Yo iba vestida con una falda negra, unos tacones azules eléctricos y la blusa de tiros del mismo color. En lo que la charla empezaba yo empecé a escuchar música con unos auriculares para no escuchar la conversación de dos hombres que hablaban de haberse tirado a una chica en común. Me parecía absurdo, estúpido y de muy mal gusto hablar de eso y pude apreciar que ambos hablaban de mí cuando me puse los auriculares pues podía sentir sus miradas repentinas. Bajé poco a poco el volumen de mi móvil para escuchar más centradamente lo que especulaban.

X: ¿Qué hará aquí?

X: Si está depresiva a mí no me importaría levantarle los ánimos.

X: A mí tampoco -Ambos rieron y clavaron su mirada en mí-

X: Joder, está genial... ¿Qué edad tendrá?

X: No creo que llegue a los 25.

En ese mismo instante se vieron interrumpidos por un ser que entró caminando suavemente por la sala.

X: Buenas tardes... -Escuché decir, levanté la mirada para ver de quién se trataba... Y por un momento, él y yo, nos dimos cuenta de que la curiosidad mató al gato-

Era Mateo que quedó mirando a mis ojos por algo más de ocho segundos, después de la discusión que tuvimos días anteriores no creí que nos volviéramos a ver tan de cerca sin ser el motivo mis hijos. Suspiré y volví la vista a mi móvil. Aquellos dos hombres siguieron hablando sobre mí y ahora más que nunca me interesaba la conversación.

X: ¿Será casada? -Preguntó uno mirando mis manos escandalosamente. Se daría cuenta hasta un ciego de que me miraba-

X: Parece ser que sí, mira la sortija...-No fueron los únicos en mirar a mi mano, Mateo también miró-

X: Pero si está aquí es porque tiene problemas con su pareja, y no hay nada mejor para un desamor que un polvo casual... -Los dos volvieron a reír. Mateo los flechó con la mirada y después volvió a mirar hacia delante-

X: Colega...-Se dirigió el más joven a Mateo, que tendría mi edad o poco más pero que mantenía una cara de tonto que no podía con ella- ¿Qué opinas de ella?

Mateo: Es... Muy guapa... -Él sabía perfectamente que no tenía música en el móvil por mis expresiones de asco cada vez que decían algo que harían conmigo-

X: ¿Te la tirarías?

Mateo: Veo muy estúpido eso de querer a una tía solo para tirársela -Cruzó sus brazos y pude ver que él también mantenía el anillo- Te podría decir que sería la madre perfecta para mis hijos.

Esa frase, por muy bonita que fuera me hirvió la sangre y quise levantarme a decirle unas cuantas cosas que pensaba, pero me mantuve callada por la presencia de otro individuo que caminaba seriamente por la sala

X: Muy buenas... -Dijo esa voz sentándose en la silla, hizo un vistazo rápido a la sala y algo extraño pasó-

Era Julen, quien reparó primero en mí y más tarde en Mateo y ahora los tres nos flechábamos con la mirada. Sobre todo ellos dos.

X: Julen, ¡Cuánto tiempo! -Gritó uno de ellos a lo que Julen respondió con indiferencia-

Julen: Sí, demasiado -Se sentó en la silla-

X: estábamos hablando de nuestra nueva compañera –musito por lo bajo haciendo señas. Julen me miro- ¿Qué opinas?

Julen: esta... -lo fleche con la mirada- bien, muy bien

Karen: estúpidos... -dije mirando con asco a los dos individuos que hablaban de mi sedientos-

Pensé en marcharme cuando Manu entro por la puerta y se quedo tan patidifuso como yo. Me miro y negó con la cabeza asegurando que el no sabia nada. Me quite los auriculares y guarde el móvil en mi bolso

Manu: Buenos días, puedo apreciar que hay tres personas nuevas en el grupo -Sonrió sin ganas al ver que yo maldecía algo con la mirada- Bueno, para quien no les conozcan, ella es Karen, él Julen y él Mateo -Dijo señalando con la mano- Saben que pueden estar en contra de hablar sobre sus vidas pero que lo mejor que pueden hacer aquí es hablarlo, sólo daremos consejos... Bien, empecemos, ¿Julen?

Julen: Yo... -Susurró incómodo. Suspiró y se puso de pie- Yo estoy aquí porque... Hace años, me enamoré de la que era mi mejor amiga. Pero había una tercera persona en ello, ella estaba enamorada de su vecino. Una persona que le hundió la vida en sus primeros años -Tocí bruscamente, el hizo una pausa y me miró, después de un rato siguió hablando- Cuando ella se dio cuenta, tuve la oportunidad perfecta para estar con ella y enamorarla, pero él volvió a aparecer y por más que me doliera la dejé marchar abarcando mis penas en el alcohol. Bueno, ellos dos desaparecieron un tiempo, cuando volvieron se casaron... Ella estaba preciosa en la boda. La vi de lejos, pero lo estaba. Tuvieron dos hijos y por motivos de seguridad dejaron sus trabajos y cuando los vi sufriendo por falta de dinero aproveché para... Para darle dinero a cambio de que pasara tiempo seduciéndome, quería que ellos rompieran lo antes posible y pensé que al ver que conmigo lo tendría todo lograría enamorarla. Pero no fue así, solo conseguí asustarla y se alejó de mí, volví a ella días antes de que le subastaran la casa y le dije a su marido, quien odiaba y odio que yo sanaría sus cuentas a cambio de que me dejara pasar una noche de sexo con su mujer. Él al principio se negó pero estaban tan mal que acabaron accediendo. Él, desapareció porque se sentía culpable y pensó que yo ocuparía su lugar, quise hacerlo pero ella me insultó, me gritó... Y me dijo que me odiaba como nunca había odiado a nadie. La había hecho sufrir, y nada me dolió más que llorando me dijera que por favor, no me acercara más a ella en su vida...

Todos quedaron callados y suspiraron al ver que le resbalaba una lágrima por la mejilla. Todos menos Mateo y yo.

Karen: No era para menos... -Susurré-

Manu: ¿puedes hablar mas alto, Karen? –me pidió-

Karen: digo... -cruce mis piernas y pose mis manos sobre mi rodilla, dejando ver mi alianza- que no era para menos, hiciste que una pareja que se quería rompiera por tus caprichos. Lo veo estúpido e infantil

Julen: estaba enamorado de ella... -susurro-

Karen: ¿enamorado? –solte una casi inaudible risa- si estuvieras enamorado de ella, debería de haberte dado igual quien fuera el, de donde viniera o como lo llamaran... Lo importante era que la chica a la que tanto querias era feliz con una persona que para ella especial

X: parece que hablas como si fueras ella –musito uno de los chicos-

Karen: me pongo en su piel... -volvi a apoyarme en la silla y Julen se sento exhausto en la silla-

Monster -Mateo Palacios y Karen Watson (3ra temporada)- FanfictionWhere stories live. Discover now