Prólogo

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Hoy mis padres volvían del viaje que había organizado mi padre. No era por ninguna ocasión especial, el motivo era que tuvieran unos días los dos solos. A mi madre le había hecho mucha ilusión aquel viaje a Colombia y después de 6 días, esta noche por fin volverían.

Y aquí estaba yo, en casa de Ashley, mi mejor amiga desde pequeñas, viendo una película de amor. Hoy, aunque no quedaba mucho para que empezara el curso, unas tres semanas, hacía un día para nada veraniego: el cielo llevaba gris todo el día, en ningún momento había dejado de diluviar y hacía un frío espantoso que se te metía hasta el alma y te la congelaba. A todo eso había que sumarle el odioso viento.

Y esta era la principal razón por la que nos habíamos quedado en casa.

Se suponía que mis padres llegarían a buscarme a las 22:00, su vuelo llegaba a las 19:00/19:30 y entre que cogían las maletas y el coche hasta la casa de Ash les darían las 22:00. Eso es lo que habíamos calculado aproximadamente.

Como ya he dicho me encontraba en la habitación de mi mejor amiga, eran las 20:30 y acabábamos de pedir pizza, el repartidor debía de haber llegado porque acababa de sonar el timbre.

- Ya bajo yo.- la dije a Ash levantándome de la cama.

- El dinero está en el mismo cajón de la cocina, como siempre.- me gritó mientras yo ya bajaba las escaleras descalza.

- No hace falta que me lo recuerdes siempre.- la respondí gritando.

- Si, pesada.- se burló Ashley.

Cogí el dinero, de donde Ash me había indicado suficientes veces, y abrí la puerta principal.

Allí parado estaba el pobre repartidor que le había tocado coger el coche a causa del temporal, y seguía lloviendo a cántaros y el viento no daba ni un respiro.

- Aquí tiene sus pizzas, señorita.- dijo el repartidor con una sonrisa.- Son 15 $.

- Sus 15$, gracias.

- A ti.- el repartidor se fue hacia el coche y yo subí de vuelta a la habitación. Al entrar me di cuenta que había dejado el móvil en el salón, pase de volver a bajar porque no me iba a hacer falta.

- Que bien huele, me muero de hambre. ¿Ha mejorado el tiempo?

- Ni un poco, no entiendo como permiten a los repartidores trabajar. No habría pasado nada si nos hubieran dicho que hoy no llevaban pedidos.

- Eso a las empresas les da igual, lo único que les importa es el dinero.

- En un futuro, espero poder hacer algo para cambiar la forma en la que tratan las empresas a sus empleados.

- Verónica, sueñas muy alto y no pongo en duda que no seas capaz. Si alguien puede cambiar el mundo, esa eres tú.

- eres mi mejor amiga, tu opinión no cuenta. Tu siempre pensarás que podré con todo y que conseguiré todo aquello que me proponga.

- Soy tu mejor amiga pero no soy idiota o hipócrita, si te lo digo es porque lo pienso.

- Lo que tu digas.- la conteste sacándole la lengua

Estuvimos bromeando mientras nos comíamos la pizza, lo cual era bastante complicado porque no parábamos de darnos con los cojines. Después de terminar nos pusimos a escuchar música y a bailar.

Cuando me di cuenta ya eran las 22:00 y no me había sonado el teléfono y tampoco había sonado el timbre.

- Que raro, se suponía que ya deberían haber llegado. Ni siquiera he oído el móvil, voy a bajar a ver si me han llamado.

A 15 Metros [1] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora