C.4: La ejecución.

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Días después del común acuerdo entre Dib y Zim, Gaz se encontraba sentada en el sofá viendo televisión, actividad que no la llenaba lo suficiente para entretenerse, a lo que se levantó a husmear en la computadora de su hermano para ver qué se encontraba. Tenía en su buscador un sitio web en construcción que parecía ser el blog donde hablaría sobre su investigación sexual con un irken.

✿ ✿

-Ugh, qué día tan aburrido, no puedo esperar más para poner en práctica lo que acordamos... -Pensó Dib con sutileza estando a unos pocos segundos de acabar con su día en la escuela.
-...Y bien chicos, pueden salir, que tengan una excelente tarde. -Argumentó desanimado el maestro que los atendía.

✿ ✿ ✿

Al llegar a su casa, Dib se daría cuenta que no había una sola alma allí.

-Gaz... Hola, ya llegué... Papá ¿dónde estás?

Nadie respondió, lo que le pareció extraño, ya que al menos Gaz le respondería con un "¡NO ME IMPORTA!"
Caminó hacia la cocina, y para su sorpresa, se encontraba Zim allí sentado, con mirada de deseo.

-¡ZIM! ¿C-COMO LOGRASTE ENTRAR A MI CASA? ¿Y QUÉ HACES AQUÍ?
-Esas preguntas no se hacen, mi estimado idiota. Estoy aquí por una simple razón... Tenemos un acuerdo, y no me gusta esperar, así que decidí mandar a tu papá y a tu mujer esa del cabello cuadrado al Moo Ping 10. Pero no te preocupes, que cuando acabe esto YO mismo iré por ellos.
-¡ZIM! ¿TE DAS CUENTA DE LO QUE HAS HECHO?
-Sí, y porque sabía que no querrías cumplir con tu parte del trato, decidí que meter presión serviría. -Sonrió cínicamente.

El silencio se volvió tensión, ahora Dib estaba obligado a hacer lo que prometió, a la vez se sentía tranquilo porque sabía que podía comenzar a experimentar cosas nuevas con calma y sin riesgo de ser visto u oído por su padre y su hermana.

-Uhmm ¿Con qué te gustaría empezar? Yo tampoco sé mucho de eso, lo único que te podría enseñar es lo que ya sabes... -Argumentó Dib.
-Estoy aquí no para que me enseñes, quiero que los dos aprendamos, yo saber de tu rara anatomía y viceversa.

Sin más palabras qué decir, el oji café se acercó con nervios hacia Zim, estaba realmente preocupado por su hermana y su papá, pero a la vez deseaba descubrir más allá del lazo de enemistad que había entre el alienígena y él. Tomó el rostro de Zim y comenzó a besarlo, mientras acariciaba lentamente su cuerpo. 

-¿¡Qué haces, sucio humano?! -Gritó Zim, sonrojado, claramente excitado, pues su miembro comenzaba a abultarse poco a poco... 

Sexología Irken.Where stories live. Discover now