#24

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Sigues llamando a la puerta por un buen rato, sin que nadie te conteste.

Al cabo de veinte minutos, la señora Jessner se aparece por fin, trayendo consigo varias bolsas del supermercado.

— ¡Oh, hola querida! —Te saluda ella en cuanto te ve—. ¿Llevas esperando mucho rato por mí? Perdóname, es que esta tarde me fui de compras y terminé encontrándome con unas viejas amistades a las que no veía desde hace tiempo... ¡Me dio tanta alegría verlas que ni me fije en la hora! ¡Ya te imaginaras la sorpresa que tuve en cuanto me di cuenta de que se había hecho de noche!

Tú en seguida le refieres el hallazgo que acabas de realizar en el pasillo mientras le ofreces ayuda para cargar sus bolsas, estando alguna de estas tan llenas que te da la impresión de que podrían romperse en cualquier momento.

— ¡Pero mira nomás lo que ha hecho estos gatos del demonio! —gruñe la señora Jessner no bien entra a su departamento, y es así como tú puedes darte cuenta de que uno de los sofás en la sala exhibe en sus costados una serie de arañazos que han terminado descosiendo sus coberturas de tela.

— ¡Gatos malos! ¡Debería echarlos a la calle! —Exclama la anciana, justo antes de que un grupo de felinos corran a esconderse a una habitación cercana—. Una los trata con tanto cariño y mira cómo se portan...

—Hace unos momentos yo les escuché maullar, como si estuviesen asustados de algo...

—Así son ellos, se la pasan maullando por cualquier cosa...Desde ayer en la madrugada se han puesto como locos...

"Pues qué curioso que se hayan puesto así justo cuando la señora Vera Muñoz haya venido al edificio..." piensas tú, pero de igual manera evitas hacer un comentario al respecto, enfocándote más bien en el asunto de la caja misteriosa:

—Señora Jessner, ¿Está segura de que esa caja no es para usted?

— ¡Pues claro que no querida! Y que yo sepa, nadie ha traído ninguna clase de envío a este edificio el día de hoy. Tal vez le pertenezca a algún otro inquilino...

— ¿Cree que esa caja pertenezca al señor Ruiz?

—O tal vez a la señora Muñoz... ¡Voy a llamarlos a ambos, a ver qué me dicen! Si gustas puedes esperar en la sala, querida...

Sentada en la sala, escuchas como es que la señora Jessner conversa alegremente con el señor Ruiz, intentando luego llamar a la señora Muñoz:

—No me contesta...Creo que no está casa en estos momentos... Pero hablé con el señor Ruiz, y me dijo que él estaba esperando recibir un paquete. Tal vez a lo mejor esa caja la pertenezca...

—Sí, eso puede ser...

"Aunque francamente, no creo que esa caja tétrica con forma de ataúd le pertenezca al señor Ruiz. De seguro es de la señora Muñoz..." piensas durante aquellos instantes.

—El señor Ruiz dice que va a subir en unos momentos al quinto piso...—te indica la señora Jessner, ofreciéndote además una taza de hierbaluisa—. A lo mejor esa caja es suya...

—Probablemente sí...— le respondes, sin demasiado convencimiento.

Lee la parte #36.

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