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Cansada de esperar, simplemente dejas la caja con la muñeca en la oficina del sacerdote, escondiéndola debajo de una silla aprovechando una distracción de la vieja secretaria, procediendo luego a retirarte del lugar en menos de un santiamén.

"Ahora esa muñeca diabólica será problema de la iglesia católica..." piensas para tus adentros mientras abordas un autobús que transita por las cercanías.

El bus se encuentra casi completamente vacío, con excepción del conductor y una pareja de ancianos que se encuentran sentados en los últimos asientos.

"Qué raro. Normalmente a esta hora los buses se encuentran llenos de gente..." consideras, en cuando te ubicas justo detrás de la silla del conductor, quien de inmediato hace arrancar al vehículo, emprendiendo una veloz carrera a través de las calles de la ciudad.

— ¿Podría bajar un poco la velocidad, por favor? —inquieres, asustada ante la cada vez más creciente celeridad con la que el bus se desplaza, pareciendo estar a punto de chocar en cualquier momento.

El conductor permanece en absoluto silencio ante tu solicitud.

Tú extiendes la mano hacia él, tocándole el hombro a fin de llamar su atención.

Pero tal acción únicamente provoca que aquel hombre se desvanezca abruptamente ante tus ojos, prácticamente como si él nunca hubiese estado allí en primer lugar.

Ya nadie conduce el bus, y tú pegas un grito de espanto, volviendo la mirada en dirección de los últimos asientos, sobre los cuales ya no se encuentra la pareja de ancianos, sino solamente una niña vestida de blanco, quien te mira entonces con profunda tristeza.

—Mami... ¿Por qué decidiste abandonarme de esa manera? —te pregunta, antes de desaparecer ella también.

Y en cuanto ella desaparece, el bus choca contra un camión de gasolina, produciéndose entonces una violenta explosión, que termina cobrándose varias víctimas.

Varias horas después, en cuanto los rescatistas son capaces de recuperar tus restos calcinados, ellos se sorprenden de descubrir también entre los fierros destrozados una caja de madera, dentro de la cual se encuentra una preciosa muñeca rubia de ojos azules como zafiros, milagrosamente intacta.

FIN

Ojos de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora