Colapso

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La mirada fría de Calix me estaba empezando a molestar. Se encontraba sentado en el alfeizar de la ventana, abriendo y cerrando el mechero plateado que sostenía con una de sus manos, mientras que la otra reposaba en el bolsillo de su cazadora de cuero. Fliss no volvió aparecer desde que lo conoció esta mañana, y no parecía querer irse de mi habitación, aún después de cuatro horas en completo silencio, mirándome con seriedad y molestia. Acababa de terminar mis deberes y no sabía qué hacer con él observándome.

- ¡ Agnes ! - Miré mi puerta cerrada, antes de incorporarme y bajar al salón.

Murray se encontraba preparando la cena en chándal y con la música de la radio llenando el silencio de la espaciosa cocina. Me senté en una de las sillas de la isleta a la espera de que me contará que pasaba, pero le vi durante unos minutos moverse de aquí para allá, haciéndome sonreír; pocas veces se le veía cocinando. Me miró al cabo de unos segundos, mientras se secaba las manos con un trapo y apuntó con la cabeza hacia la puerta, viendo a Calix apoyado en el marco. Brock se encontraba sentado al lado, con la correa en la boca.

- Has terminado los deberes ¿ verdad ? - Asentí levemente - Entonces da una vuelta por la zona a Brock, lo que termino la cena - Me levanté, haciendo que el "mini-policia" se acercara para ponerle el arnés y la correa.

Unos minutos después de abrigarme, salimos al exterior, donde se encontraba Calix esperando. Cerré la puerta y lo miré con el ceño fruncido, haciendo que elevara una ceja. Y como era de esperar, me siguió.

- ¿ No tienes casa ? - Lo miré de reojo.

- No.

- ¿ No ? ¿ Y dónde duermes ? - Se quedó en silencio - ¿ Amigos ? ¿ Algo que no sea estar todo el rato conmigo ? - Interrogué.

- Me gustaría irme, pero no me fío de dejar el colgante en buenas manos - Solté a Brock en el parque cerca de nuestra casa - Y cómo no puedo quitártelo... - Bufó.

- ¿ Me ayudarás con lo de los fantasmas o simplemente actuaremos frente a mi abuelo ? - Se quedó, de nuevo, en silencio; pensativo.

Metí las manos en mi sudadera y comencé a andar por el parque, siguiendo a Brock. Mi móvil empezó a vibrar; Arielle me estaba preguntando cómo estaba, y qué me había pasado. Me quedé unos segundos en blanco, sin saber que decirle, hasta que se me ocurrió inventarme que estaba enferma. Por suerte, se lo creyó. Me metí en instagram, mientras estaba pendiente de la hora para volver. Al levantar la mirada, no había rastro de Calix, lo que me relajó un poco.

- ¿ Agnes ? - Fliss estaba sentada a mi lado.

- ¿ Dónde estabas ? - Pregunté preocupada guardando el móvil.

- No me agrada ese chico, no me crea buenas vibraciones... - Susurró mirando las mangas de su camiseta - No quiero estar, cuando esté él a tu vera - Confesó incómoda.

No comenté nada al respecto, ya que no sabía qué opinar. Por una parte, también me incomoda, y por la otra, necesito que me ayude con esto de ver muertos, y saber protegerme de ellos. Brock se acercó con la lengua fuera, cansado de correr y jugar con los otros perros. Me incorporé para ponerle la correa y miré a Fliss, quien no despegaba la mirada del suelo; pensativa y atormentada por algo.

- ¿ Volvemos a casa ? - Le propuse, haciéndole sonreír.

- Estaba deseando escuchar esas palabras...

(...)

Escuché a Murray y Brock caminar por la casa con prisas, lo que me despertó y me hizo levantarme para ver qué sucedía. Bajé las escaleras bostezando y pasándome una mano por el pelo. Era sábado, y anoche me la pasé hablando con Fliss y viendo series hasta las tantas; tenía sueño, pero mi curiosidad podía conmigo. Me paré en el último escalón, viendo a Murray uniformado, con el periódico en la mano. Lo miré extrañada, pero me extrañé aun más al ver a Calix en el salón observándolo de la misma forma. Me miró, pero caminé hasta la cocina, perdiéndole de vista. Vi el periódico que acababa de dejar Murray sobre la encimera.

Parejas fallecidas frente a sus hijos ¿ Asesinatos o Suicidios ?

Mi sangre se heló y mis manos temblaron levemente al recordar a mis padres. Me giré, encontrándome a Calix de frente, lo rodeé, rozando su brazo, por suerte no vi sus recuerdos de nuevo. Cuando fui a ver a Murray, este ya estaba preparado para marchase, sabía de antemano que era por esa noticia, pero no me atreví a preguntar. Me besó en la frente y se marchó. Quedé frente a la puerta principal, cerrada. Tal vez sea el mismo asesino... o tal vez, uno nuevo. Subí a mi habitación, pero ahí se encontraba Calix.

- Hoy empezaremos las clases, asi que vístete - Me ordenó.

¿ Por qué este cambio tan repentino ?

- Cuando salgas de mi habitación - Se me quedó mirando durante unos segundos, pero asintió y salió, cerrando la puerta tras él.

Pensé los puntos positivos y negativos de ir con él, mientras me vestía con unos pantalones negros y una camiseta de manga larga blanca. Me pasé una mano por el pelo mientras bajaba las escaleras; viendo a Calix a través de una de las ventanas dándome la espalda y con las manos metidas en los bolsillos de su cazadora de cuero. Ninguno de los dos teníamos ganas de hacer esto, pero yo no quería morir y él no quería dejar de ser inmortal.

- ¿ Qué me enseñarás primero ? - Pregunté acercándome a él.

- Improvisaré... - Fruncí levemente el ceño. Comenzó a andar, hasta una moto.

- ¿ Qué tan lejos tenemos que ir? - Pregunté según se montaba.

- No mucho, pero es mejor que ir andando - Se encogió de hombros.

Me tendió un casco negro con el visor del mismo color; me lo puse antes de subirme y me aseguré de que quedaba bien ajustado a mi cabeza. Me sujeté a los laterales del asiento trasero, cuando me di cuenta de que él no llevaba casco. Se lo iba a comentar, pero salió a la carretera y aceleró. Al menos no iba muy rápido, lo que agradecía mentalmente. Según avanzábamos intentaba averiguar a dónde íbamos, pero hasta después de unos minutos, no se me cruzaba ningún lugar por la mente, hasta que lo vi a lo lejos. Mi mente se bloqueó, al igual que mi cuerpo. Aparcó en frente, bajó y me miró a la espera de que hiciera lo mismo, pero solo podía mantener fija la mirada en la puerta, aún sujetada al asiento con fuerza.

- Es para hoy... - Negué con la cabeza sin mirarlo - ¿ Te vas a comportar como una niña pequeña ? - Me quitó el casco y lo dejó sobre el manillar de la moto.

Me tomó del brazo, sin hacerme daño, y me obligó a entrar. Miré el lugar con terror al ver a todos los espíritus que se encontraban hablando a la vez, mirándonos con curiosidad o con una sonrisa siniestra en el rostro. Se nos acercaron, hablando todos al mismo tiempo, cada cual pidiendo ayuda, favores, objetos, familiares... Mi corazón iba a mil por hora, cuando empecé a ver recuerdos mezclados. Distintas personas. Distintas muertes. Me solté de Calix con brusquedad y me llevé las manos a las orejas, intentando silenciar mi alrededor. Cerré los ojos, intentando evitar ver los recuerdos tan confusos.

- Sácame de aquí, por favor... - Le supliqué antes de que mi cuerpo colapsara.

Caí al suelo, abrí los ojos; viendo borroso los zapatos de los espíritus y los de Calix, quien se puso de cuclillas frente a mí. Los recuerdos cesaron. Los gritos y susurros desaparecieron. Cerré los ojos de nuevo, disfrutando del silencio y la paz. Notando como la hierba acariciaba mi cara, el olor a tierra mojada me traían algunos recuerdos; había el mismo olor en el entierro de mis padres, en aquel mismo lugar, donde los muertos solían quedarse a esperar a sus familiares y que tan malos recuerdos tenía de él; el cementerio.

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Os quiero. Yo más *

Sin Palabras ||En Físico||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora