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* Imagen de Izan Bramson *

- Eso es extraño... - Dijo mi abuelo pensativo.

Le había explicado todo lo que me había contado Izan; tanto su vida pasada, hasta como le había sacado del cuerpo del hombre. Garret sonrió orgulloso, ante esto último, por mi avance con el colgante, aunque debería aprender a ser invisible antes que nada; por protección.

- ¿ Entonces qué debería hacer ? - Preguntó Izan - Ambular entre los vivos hasta que aparezca la puerta... ¿ o qué ?

- No te queda otra, - Se encogió de hombros - ...aunque si evitas invadir el cuerpo de los vivos o asustarles, mejor - Le recomendó.

- Entonces le quitas lo divertido - Bufó.

- Yo me encargo de él - Dijo Calix quitándose los guantes.

- ¡ No, no lo toques ! - Dije incorporándome.

- ¿ Eres posesiva ? - Preguntó Izan curioso.

- No sabemos qué sucederá si lo haces, ya que no puede cruzar al más allá por su cuenta - Lo ignoré. Calix se lo pensó durante unos segundos antes de asentir.

- Acepto la culpa - Estiró la mano, pero tomé su muñeca evitando que se acercara más.

Ambos nos retamos con la mirada, siempre se quitaba a los espíritus de en medio a la fuerza, cuando deberíamos ayudarles. Garret siempre me repetía que aunque algunos muertos se volvieran locos o agresivos por pasar demasiado tiempo entre los vivos, no todos eran así. Algunos no entienden qué pasa, otros necesitan ayuda, y somos los únicos que podemos dársela.

- ¿ Sois novios ? - Ambos miramos a Izan. Solté la muñeca de Calix y nos separamos.

- No - Dijimos al unisono.

- ¿ Quieres uno ? - Sonrió ampliamente.

- No.

- Es porque estoy muerto ¿ verdad ? - Dijo ofendido. No pude evitar poner los ojos en blanco, era demasiado insistente y egocéntrico, y tan solo lo conocía de un par de horas - Vale, una pregunta seria - Lo miré de reojo - ¿ Hay más gente que pueda vernos ? Porque yo cuando estaba vivo no podía - Miré a mi abuelo.

- No, solo nosotros tres - Le dijo la verdad.

- Pues he tenido suerte de encontraros... - Suspiró.

- Si quieres que te ayudemos deberás prometer algo - Todos me miraron con curiosidad - No deberás decir a ningún otro espíritu que podemos veros - Se lo pensó durante unos segundos antes de encogerse de hombros.

- Acepto - Se incorporó - Total, no conozco a nadie - Extendió su mano para cerrar el trato conmigo.

Estiré la mano, pidiendo al colgante que me permitiera tocarlo durante un instante. Pude hacerlo con facilidad. Retiré la mano y anulé la orden. La sensación era muy extraña cuando lo toqué; se sentía frío, provocándome escalofríos por todo mi cuerpo, y solitario. Tal vez, él lo sintiera todo el rato, o tan solo lo sentía yo... 

(...)

Una música relajante sonaba por los altavoces sobre mi escritorio, mientras que dibujaba una casa de tres plantas que combinaban la madera y el cristal, junto con el blanco y negro de algunas partes de la fachada. Mientras tanto Arielle seguía en mi cama, estaba tan sumida en sus pensamientos que ni si quiera percibía que las hojas de la revista pasaban de vez en cuando como por arte de magia, ya que Fliss estaba sentada en la cama revisando una revista que la compraba todas las semanas sobre los cantantes y su música.

Sin Palabras ||En Físico||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora