Allanamiento

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Caroline...

Me sentí tonta al no darme cuenta antes. Aquella mujer lloraba desesperadamente antes de disparar a su marido para, después, "suicidarse". Alguien la había obligado, como a otras tantas parejas. Y todo, frente a sus hijos. Era terrorífico imaginarse el odio que debe sentir ese espíritu como para hacer todo esto sin inmutarse y aún así sobrarle energías.

- ¿ Estás segura de que ha sido un espíritu ? - Asentí aún con la mirada en el suelo, horrorizada.

- ¡ Quiero que os marchéis ! Sino os echaré yo mismo - Nos amenazó.

Calix se quitó los guantes despreocupado; sin ninguna prisa. Lo miré expectante, sabiendo lo que pasaba por su cabeza. El hombre hizo que algunas ventanas se quebrarán por la rabia acumulada, pero no le dio tiempo a hacer nada más. Calix lo tomó del cuello estampándolo contra la pared. Sus manos se tornaron negras, al igual que el cuello del hombre. Su forma de hacerlos pasar al otro lado era espeluznante, ni si quiera hablaba con ellos para hacerlos entrar en razón o animarles a pasar al más allá. En cuestión de segundos, desapareció de nuestra vista. Sus manos volvieron a la normalidad, las ocultó de nuevo en sus guantes y miró hacia las escaleras. Los llantos de la mujer no habían cesado.

- Será más fácil dialogar con la mujer... - Se dirigió hacia el piso de arriba, subiendo los escalones de dos en dos.

- Agnes - Me detuve en el primer escalón - ¿ Se puede saber qué haces en esta casa ? - Fliss miraba a su alrededor horrorizada.

- Calix y yo...

- Ese chico... - Frunció el ceño - Te está llevando por mal camino. Como te pillen aquí, irás a la cárcel y Murray se cabreará como nunca - Susurró apuntándome con el dedo índice.

- Pero esto podría ser serio - Me acerqué a ella.

- ¿ A qué te refieres ?

- Las parejas asesinadas podrían haber muerto a manos de un espíritu - Le expliqué. Se me quedó mirando durante unos segundos; pensativa.

- Pero... Un espíritu no podría tomar el control de tantos vivos.

- Eso es lo que intentamos averiguar.

- No, no... - Negó con la cabeza con desaprobación - Esto es malo para tí, podría pasarte algo a lo largo de tu investigación. Déjale a él averiguarlo sólo - Puse los ojos en blanco.

- Fliss... Se supone que yo también tendría que hacer algo. Soy la dueña del otro colgante - Se lo mostré.

- ¡ Lo sé, pero no deberías hacer... - Levantó las manos mostrando nuestro alrededor - ... nada de esto ! ¿ Tu abuelo sabe que estás aquí ? - Frunció levemente el ceño.

- Él fue el de la idea - Se sorprendió.

- ¿¡ Qué !? ¿ Está loco ? - Gritó llevándose las manos a la cabeza, andando de un lado a otro, ideando un plan seguramente.

Se detuvo con su mirada de espanto tras de mí. Dude en si girarme o si mantenerme en mi lugar, pero antes de que hiciera el amago, alguien me tiró al suelo con brusquedad, posó su rodilla en mi nuca y tomó mis muñecas en la parte baja de mi espalda. Dos botas marrones aparecieron frente a mí, miré al hombre con temor.

- Esto es malo, Agnes - Dijo Fliss con nerviosismo.

La observé mientras me esposaban, ella miró a los hombres sin saber qué hacer. Me incorporaron sin ningún cuidado y me arrastraron fuera de la casa, donde me metieron en un coche negro, suponiendo que era de la secreta. Observé a través de mi ventanilla la ventana de la planta superior, donde se encontraba Calix mirándome.

Sin Palabras ||En Físico||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora