Capítulo 10

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-Informes hasta ahora.

Exigió Aníbal recostado en su asiento y con los pies acomodados encima del escritorio de madera oscura. El voluminoso guardia de espesa barba estaba de pie frente a él, dando cuenta de lo que había ocurrido con la pareja que le habían asignado vigilar. 

-El teniente Choi y la señorita Ámbar parecen relacionarse de modo... cortés. Muy al margen de una situación amistosa señor.

-Cortés...

Dijo Aníbal con un tono de fastidio en su voz al tiempo que apagaba su consumido cigarrillo en el cenicero de cristal que tenía frente a él, se levantaba de su asiento y caminaba al frente de su escritorio para recargarse en él.

-Es decir, la misma cantaleta de siempre con esta niña ridícula. Ni siquiera porque ahora es un hombre y no un anciano el que la solicitó cambia de idea. Parece empeñada en arruinarme el gran negocio que puedo hacer con ella. Creo que no entiende lo mucho que ella excita a cualquiera con esas piernas duras y ése culo firme.

Y se incluía a sí mismo en esa afirmación. 

De la cajetilla que guardaba en el bolsillo tomó un cigarrillo nuevo y lo encendió. Aspiró profundo y una pesada bocanada de humo salió mientras exhalaba.

-¿Tú qué crees que le pase por la cabeza a esa mocosa insolente?

-Lo desconozco, señor Lim. Su modo de actuar no coincide en nada con el de las demás chicas de aquí ni de otras mujeres que yo haya tratado.

Aníbal sacudió con el pulgar su cigarrillo para que soltara las cenizas del tramo ya consumido.  

-Lo mismo me ocurre. No entiendo su estúpida necedad en no tener sexo. Pero al menos los amasadores de fortunas parecen sentirse atraídos por ello. Creí que al menos podría sacar partido de eso, pero...

Dio otra bocanada profunda a su cigarrillo. Parecía querer tragarse su frustración y sacarla transformada en gas junto con el humo del tabaco. 

-Si de verdad quiere salir más le valdría apurarse. Mañana te tocará vigilarlos de nuevo.

-Con todo respeto señor Lim, pero, preferiría rolar el turno con cualquiera de mis compañeros. El ambiente entre esos dos es tan infantil que me provoca náuseas.

-¡Pues sí que resultaste marica tú!

Comentó con una media sonrisa socarrona 

-Anda pues. Organízate con tus compañeros, eso no me incumbe. Ya saben sus obligaciones.

Dijo mientras tomaba del escritorio detrás de el un vaso de wiski con hielo y le taba un trago grande.

-Entendido señor.

El guardia de mastodónticas proporciones le dirigió una reverencia y se retiró de la oficina. Aníbal se quedó meditando unos segundos mientras se consumía su cigarrillo.

-Total, él ultimátum está dado. Y que bueno que no puedes llevar la cuenta exacta de los días, Ámbar. Seguro que crees que son más de los que tienes.

Pensó en voz alta y sonrió justo como lo haría una serpiente al mirar que tenía a su presa acorralada y ya se prepara a devorarla.

...

Mientras, en la enorme habitación con vista a la piscina, las cosas parecían complicarse un poquito.

-Ámbar ¿Ya puedo salir?

-Ya te dije que aún no.

Ámbar estaba en su vestidor buscando una pijama que pudiera cubrirla bien, pero desgraciadamente para ella, la última vez que le surtieron de esa ropa sólo le habían entregado babydolls satinados. No le molestaba usar esas cosas, siempre y cuando estuviera sola, pero ese no era el caso y las pijamas de invierno ya resultaban demasiado calurosas. Así que estaba pensando que hacer.

Dame Palace (Choi Siwon)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن