Capítulo 14

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–¿Qué quieres apostar?

Choi lo meditó por unos segundos con una cucharada de arroz en la boca.

–¿Qué te parece esto? Si yo te gano, haremos lo que yo quiera a partir de la tarde.

No sonaba mal, pero sentía que debía tener precauciones. Aunque el tono que él usó no parecía indicar que quisiera pasarse de la raya.

–¿Y si yo te venzo, qué gano?

–Seré tu esclavo todo lo que reste del día y sólo haré lo que tú me ordenes que haga ¿Qué te parece? ¿Buena oferta, no?

–Sí, parece buena. Pero entiendes que, incluso si ganas, hay ciertas reglas que no puedes romper ¿Verdad?

–Claro que lo sé y también sé que tú me detendrás con cualquier cosa que se pase de la raya.

Estaba dispuesto a poner límites incluso si ganaba. Tal vez no habría problema en aceptar.

–De acuerdo, entonces es una apuesta.

Estiró ella la mano para cerrar el trato. Sería aún más interesante tener ese pequeño encuentro marcial. Él sin dudarlo tomó su mano y dio un apretón suave que al final resultó en una tierna ola de calor que recorrió el brazo de ambos hacia sus respectivos cuerpos. Se soltaron sin prisa y continuaron comiendo.

–Después de esto me encantaría una ducha caliente para relajarme.

Comentó Choi en voz alta, entonces ella de pronto se dio cuenta, venían de bailar y de sudar como cerdos en clima tropical, y aún así, él había cargado con ella. Seguro que su olor no era precisamente agradable.

–Amm, lo siento por... por haberte hecho cargarme en éstas condiciones.

–¿En cuales?

Preguntó él sin tener idea de a que se refería.

–Así, llena de sudor y...– pasó saliva, era un detalle sobre uno mismo que realmente a nadie le agrada admitir –maloliente.

¿Maloliente? ¿Hablaba en serio? A él ni por error le había parecido que oliera mal. Al contrario. El desodorante perfumado y el aroma restante del shampoo que ella había usado sólo se habían reactivado debido al calor corporal que ella desprendió al bailar, y mezclado con el ph natural de ella le había parecido una mezcla embriagadora. Aunque, claro está, no podía decirlo con ésas palabras.

–Te lo aseguro, no hueles mal. Mas bien debería ser yo el que te pida disculpas por eso, sudo demasiado. No debe haber sido muy agradable para ti.

Pero la verdad era que hasta que no lo mencionó, ella no se había dado ni cuenta de ello.

–Yo, pues, la verdad, no lo noté.

Y siguió comiendo, negándose a decir más. Evitando mostrar nerviosismo. Presentía que aclararlo sólo la llevaría a admitir que su calor corporal y sus profundos ojos la hicieron perderse hasta el grado de no notar algo tan evidente como una camiseta mojada.

Sin la menor intención de hacer más tiempo que pudiera llevar a profundizar en ésos temas, Ámbar se apresuró a terminar su plato de arroz frito. Choi la imitó y en pocos minutos ya se encontraban caminando por los pasillos del Palace, de regreso a la habitación.

Entraron y ella se dirigió directamente al vestidor para sacar ropa y cambiarse en el baño después de la ducha. Choi solamente repasaba con la vista sus pertenencias acomodadas de modo sistemático aún dentro de su maleta. Pensaba si le haría falta algo para lo que tenía intención de hacer, en el caso de que ganara la apuesta.

Dame Palace (Choi Siwon)Where stories live. Discover now