Capítulo 11

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Ámbar despertó con un suspiro profundo al sentir que la luz del día ya había entrado a la habitación. Se sentía muy descansada. Había dormido muy bien.

Antes de abrir los ojos, levantó su brazo y se los talló un poco, cuando lo bajó, éste quedó reposando sobre algo que rodeaba su cintura. Entonces si los abrió de pronto, bajó la mirada y vio que era un brazo, un brazo de piel tostada y con una cuantas venas saltadas suavemente debajo de ésta. Soltó un leve suspiro al comprender por que ése brazo se encontraba allí. Giró la cabeza y lo vio. Respiró un poco más tranquila cuando notó que no se encontraban bajo las mismas sábanas. Él aún dormía y el impulso de reclamarle se quedó atorado a media garganta.

Se veía tan tranquilo, y el calor que él emanaba era muy agradable. Ella se giró lentamente para quedar frente a él. Alargó el brazo un poco para tocar ése antifaz negro que él llevaba y que a ella todo el tiempo le daba curiosidad de saber como era el rostro debajo de éste. No creyó que lo traería incluso para dormir. Intentaba levantarlo suavemente cuando una mano grande y cálida tomó su muñeca antes de que pudiera ver nada, dándole un pequeño susto.

-A las personas que duermen no se las debe molestar.

Le dijo con voz tranquila mientras abría sus ojos oscuros y la miraba de frente, directamente a sus ojos marrones con una sonrisa. Sin soltar su muñeca redirigió la mano de ella ligeramente más abajo para que quedara sobre su mejilla. Bajo las yemas de sus dedos ella pudo sentir las puntas de la barba que a él le comenzaba a crecer.

-No... creí que lo sentirías.

Le dijo sin poder apartar la vista de sus ojos y casi sin parpadear, aunque sabía que su respuesta había sido una estupidez. Debería estarle reclamando su presencia en la cama pero no pudo.

-Se dice buenos días, señorita.

Dijo con esa misma sonrisa y luego se acercó a su rostro, soltando la mano de ella para colocar la propia en su espalda y acercarla aún más.

Al principio el beso se dirigía a sus labios. Pero al sentir que ella retrocedía cambió su dirección hacia su frente. Al inicio ella sólo cerró sus ojos y le pareció que un beso en la frente no estaba mal. Además de que su calor seguía siendo familiar y reconfortante para ella.

Lo dejó ser hasta que sintió la mano de él bajar despacio por su espalda a una zona peligrosa que le dejaría en claro que la cubría solamente la playera que llevaba como pijama, pues su brasier se lo había quitado una vez que la habitación estuvo completamente a oscuras. Se separó de pronto y se alejó de él y sus brazos. Se sentó rápidamente en la orilla de la cama dándole la espalda.

-Hay que cambiarse. Recuerda que vamos a bailar.

Dijo algo nerviosa mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho. Algo tenía que protegerla de que la viera así. Se levantó de la cama con los brazos cruzados y se dirigió a su armario para tomar ropa deportiva.

Mientras Choi se había quedado unos segundos en la cama pasando saliva y mirando su mano, la cual le cosquilleaba. Al parecer ella no se había separado lo suficientemente rápido de su agarre y había captado que sólo tenía una capa de ropa. La vio levantarse de la cama y la siguió para colocarse detrás de ella.

Ámbar se tensó un poco al ver que se acercaba, y como esta vez se encontraba más vulnerable no debía quitar sus brazos de donde estaban. Sintió que él colocaba con suavidad sus manos cálidas sobre sus hombros.

-Ve a cambiarte ya, Choi.

Dijo ella en el tono más firme que pudo mientras se movía para soltarse de sus manos. Y funcionó. Pero el éxito le duró solamente unos segundos pues él volvió a tomar sus hombros y la acercó suavemente a su pecho, dejando su cara entre su cabello castaño. Él aspiró profundo ése olor, una mezcla entre su aroma natural y lo que aún permanecía del shampoo que ella había usado.

Dame Palace (Choi Siwon)Where stories live. Discover now