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— Mis hermanos eran insoportables, juro que algunas veces quería tirarlos al río y que se ahogaran —se quejó YongBok quedándose de cabeza sobre el sofá.

Unos minutos después de aquella charla tan informativa para el menor decidieron dejar el tema, el alfa se veía mejor, su rostro había vuelto a tomar color y sus músculos ya no estaban tan tensos por lo que decidió preparar la comida para ambos.

— Es normal entre los alfas comportarnos como idiotas sin cerebro —respondió el policía desde la cocina, tenía que seguir aquella dieta que había creado para YongBok— Tengo un hyung, él es «normal» —se refirió a que no era cambia formas— Y peleaba conmigo siempre por una habitación que había de sobra en nuestra casa. Él lo quería como territorio y yo no lo quería soltar.

— Mis hermanos se peleaban hasta por el último hueso de la comida —Yong se levantó caminando hasta la cocina y así poder apoyarse en la encimera mirando al alfa cocinar— Pero yo tenía un secreto, ya que ayudaba a cocinar ni madre siempre me daba más comida porque sabía que los alfas no nos dejarían nada, comíamos antes.

— Eso es lindo —volteó a ver al omega para sonreírle de una manera ligera— Hyung más de una vez dijo que tenía envidia de mí, por ser cambia formas. Mis padres mostraban mucha preferencia conmigo y de verdad lo detesto. Pero ser cambia formas también tiene su lado lindo.

— ¿Cómo cuales, hyung?

— Tú relación con tu lobo interior es más fuerte, ambos dependen del otro y si no pelean mucho se puede convertir en tu mejor amigo. Es raro de explicar ese sentimiento cuando cambias, ves todo desde otra perspectiva, sigues pensando cómo humano, pero hay algo que es tan... —se quedó en silencio buscando una palabra.

— ¿Salvaje? —MinHo asintió.

— Sí, también es llevar al pesado de tu lobo hablándote a cada rato, pero te acostumbras.

Ja ja ja qué gracioso.

— En mi caso, Dante es más cascarrabias que yo —termina de decir antes de volver a cocinar.

— Usted no es cascarrabias —murmura Bok.

— Eres la primera persona me dice eso.

Le mostró una pequeña sonrisa antes de seguir cocinando, no era un alfa que adorara cocinar, prefería mil veces pedir dos cajas de pizza y con eso alimentarse por un par de días, pero estaba dispuesto a sacrificar su dieta de comida chatarra por el omega.

Convivir con él se sentía normal. Había cuidado de omegas anteriormente, personas que no salían de esa habitación por miedo a que MinHo les hiciera algo, se negaban a convivir con el alfa a toda costa mientras que YongBok parecía querer ser más cercano cada vez.

— ¿Cuánto tiempo te queda de celo? —pregunta MinHo sacando el pollo del horno.

Al voltear para ver el rostro del omega se encontró con este sumamente sonrojado.

— En dos días, alfa —respondió bajo.

— Si necesitas más supresores o algo más me dices —YongBok asintió mirando atentamente a la comida que el mayor había preparado, se veía deliciosa— ¿Te sientes seguro conmigo?

YongBok lo pensó, algunas veces se asustaba cuando por la noche se abría la puerta del departamento, pero se iba acostumbrando a que sea el alfa quien la abre. Y aunque el porte de este era un poco intimidante en algunos momentos.

Simplemente asintió, ganando otra sonrisa de MinHo mientras este caminaba hacia su sofá, ver una película no estaría nada mal. Dejó la comida en la mesa ratona y se dejó caer en este, tomando el mando de su televisor y encendiéndola.

Al notar que YongBok no estaba a su lado lo busco con la mirada, encontrándolo quieto en el mismo lugar de antes, casi esperando una orden.

— ¿Quieres ver una película? —Yong asintió, acercándose entonces al alfa.

Con la comida en medio de ellos cada uno estaba sentado en un extremo del sofá, mirando tranquilamente la película. Era una simple película de drama, nada para resaltar en ella, pero no era mala del todo.

Algunas preguntas nacieron en la cabeza MinHo, casi se sentía como un cachorro apunto de hacer una travesura cuando de reojo vio que el omega se encontraba totalmente entretenido en la película.

Por favor, hermano.

¿Por qué ese repentino interés en él?

El silencio de su alfa le hizo pensar muchas cosas, era raro que Dante mostrara interés en algo que no sea su cola como juguete de morder.

Vivirá con nosotros por un tiempo, quiero conocerlo.

Y yo vuelo, hermano que algo tienes en manos.

Él sabe que eres cambia formas, ya me ha visto, no me lo voy a comer.

¿Tengo que recordarte la vez que casi te comes a ChangBin porque olía a dulces?

Hermosos recuerdos de cuando tenías cinco años.

Una pequeña risita escapó de sus labios, llamando la atención de YongBok. En la película no se había hecho ningún chiste y él tampoco había dicho algo.

Hay algo en él que no has notado.

Ahora que lo dices, está en celo. Ni loco te doy el control.

¿Te tengo que recordar que soy un beta literalmente? Solo quiero hacer algo, por favor.

— YongBok, mi lobo está como un cachorro pequeño que no entiende que no —llamó la atención del omega— Puedo decirle que no pero no dejará de molestar ¿Puedo cambiar de forma? Algo quiere el bebé.

Lee lo pensó por unos segundos, analizando lo que ya sabía del alfa. El que MinHo no reaccionara al estar en un departamento cerrado junto a él, que estaba en plenos días de su celo le decía mucho de la situación del alfa.

— No hay problema —decidió confiar.

El alfa se levantó del sofá y caminando hacia la cocina, fuera de ella vista del omega decidió dejar que Dante tomé el control, dejando ver a ese enorme y majestuoso lobo negro.

Dante estiró primero sus patas y parpadeó repetidas veces olisqueando el aire para encontrar ese aroma dulce que apenas podía percibir. A pasos lentos se acercó a donde el omega seguía mirando la película, asustándolo ligeramente cuando entró en su zona de visión.

El lobo y el omega se miraron por algunos segundos antes que el alfa se acercara, manteniendo una actitud inofensiva, no quería asustar al omega, solo quería acercarse.

Los ojos del lobo demostraban que MinHo no tenía el control, los ojos del animal tenían un profundo color rojizo que contrata con su pelaje pardo. Por alguna razón YongBok no puede dejar de verlo a los ojos.

Casi en una pregunta silenciosa de qué si se podía acercar totalmente, YongBok asintió dejando espacio a su lado en el sofá, el lobo no dudó en subir de un salto a este, dejándose caer casi completamente sobre el omega logrando que riera por las cosquillas que el esponjoso pelaje del alfa causaba.

El lobo acarició su cabeza contra la de Lee, estando así por unos segundos antes de dejar caer la cabeza en el regazo del omega, quedándose en ese lugar sin moverse más, dormitando ante las caricias que YongBok le entregaba.

No parecía un cascarrabias en ese momento.

Broken TieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora